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ABC Cultural

Viaje al fin del mundo

Los romanos creían que más allá del horizonte de Finisterre no había nada. El verano del coronavirus viajamos a esta tierra mítica en busca de respuestas o aire fresco

Cuando el sol se hunde del todo en el mar de Fnisterre la gente aplaude a rabiar, como dando las gracias por el espectáculo B. P.
Bruno Pardo Porto

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Durante muchos días creímos que el fin del mundo era un bicho invisible, y que el cataclismo nos iba a pillar encerrados en casa o en el supermercado, aferrados al gel hidroalcohólico y con las gafas empañadas, de tanto suspirar con la mascarilla puesta. En ... los peores momentos temimos que no habría esperanza más allá de la cuarentena, y nuestro horizonte se fue achicando hasta encajarse en el marco de la ventana: un drama muy de nuestro tiempo. Pero el fin del mundo solía ser otra cosa. Los romanos lo situaron en Finisterre , una península privilegiada abierta al océano, donde dicen que el sol no se pone, sino que se hunde en el mar en un ocaso perfecto, como si la vida, al cabo, terminara con un último acto de belleza y no con una pandemia global. El verano del coronavirus visitamos esta tierra mítica en busca de respuestas o aire fresco.

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