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Juan Gómez-Jurado

El mayor secreto de Stan Lee

Si su amigo sigue diciendo que no inventó nada quite cuanto antes la etiqueta de «entendido» y métalo en la carpeta de personas que repiten como papagayos verdades heredadas: se inventó todo un mundo, incluso un mundo en el que él se llamaba Stan Lee

Juan Gómez-Jurado

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Stan Lee nunca contó que Stan Lee no existía. Se llamaba Stanley Martin Lieber y adoptó ese pseudónimo para mantener su nombre limpio mientras trabajaba en el mundo del cómic por supervivencia y poder usar su nombre verdadero cuando al fin pudiera dejar esos subproductos y escribir la gran novela americana que tenía en su cabeza.

Les contaré una anécdota que recoge el libro «Marvel, ¡qué hermosa eres!», de Arturo González-Campos, imprescindible para los fans de Marvel. Estaba Lee a punto de retirarse cuando accedió a cumplir el último encargo de su jefe Martin Goodman: crear un grupo de superhéroes moderno que hiciera sombra al éxito de La Liga de la Justicia de DC. Junto con Jack Kirby, creó a Los 4 Fantásticos y, como consecuencia de su éxito, ir pariendo el universo Marvel que hoy llena cines y vende millones.

Si hablan ustedes con cualquier amigo «entendido» en cómics sobre Stan, seguramente tardará dos segundos en minimizarlo, acusarle de aprovecharse del talento ajeno sin, en realidad, haber inventado nada. Pero ninguno de aquellos supuestos colaboradores de Lee a los que, según dicen, vampirizó, fue capaz, en solitario, de crear algo parecido a lo que él hizo. Kirby lo intentó con el Cuarto Mundo tras dejar Marvel y emigrar a DC. Ditko, el compañero que Lee eligió para crear a Spiderman, tampoco fue capaz de imitar la gesta cuando salió de su paraguas.

Su amigo jamás le contará que Lee iba poniendo la idea de un universo cohesionado donde los personajes vivían historias comunes que se mezclaban, dándote la impresión de que, si no leías todos, no abarcabas el universo completamente.

Si su amigo sigue diciendo que no inventó nada quite cuanto antes la etiqueta de «entendido» y métalo en la carpeta de personas que repiten como papagayos verdades heredadas. Si no les cabe, tuiteros es buen nombre también. Stan Lee se inventó todo un mundo, incluso un mundo en el que él se llamaba Stan Lee.

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