James Goold: «El error de Odyssey ha sido creer que España no llegaría al final»
Ha defendido los intereses españoles del caso Odyssey en los tribunales de Tampa y Atlanta, donde las sentencias han sido a favor de España
EMILI J. BLASCO
España está a punto de concluir victoriosa el largo pulso mantenido con Odyssey Marine Exploration, la compañía cazatesoros que en 2007 se adueñó de las 500.000 monedas de plata y oro y otros objetos de valor hundidos en 1804 con la fragata «Nuestra ... Señora de las Mercedes» en el área del golfo de Cádiz. James Goold cree que la solución del caso es un «claro y contundente» aviso para navegantes.
—Odyssey ha anunciado que pedirá al Tribunal de Apelaciones que reconsidere la sentencia.
—Es extremadamente inusual que una corte de apelaciones acepte un requerimiento como el que hace Odyssey. Las mismas reglas del tribunal indican que la petición de una reconsideración no es algo que se favorezca, y solo es concedida en una situación de excepcional importancia. Así que las posibilidades de que se acepte la reconsideración son muy bajas. Son tácticas a la desesperada por parte de Odyssey para retrasar la entrega del tesoro a España.
—¿Cuáles han sido las principales alegaciones de Odyssey?
—Uno de los pricipales puntos, que ha sido completamente rechazado por las sentencias que ya ha habido, fue decir que no había restos de barco alguno y que, en todo caso, era imposible idenficarlos como del navío «Nuestra Señora de las Mercedes». Incluso llegaron a decir que podía ser un barco pirata o que alguien hubiera lanzado al mar las pertenencias para abandonarlas. Aportamos pruebas y convencimos al tribunal de que Odyssey debía facilitarnos el acceso a las monedas encontradas y a las fotografías y vídeos del fondo marino.
—¿Vio personalmente el tesoro?
—Sí, nos dieron acceso. Cuando vimos las monedas constatamos que se correspondían con las del «Mercedes»: las fechas de las monedas cesaban en 1804, cuando el «Mercedes» se hundió. Al examinar las fotografías y vídeos vimos muy claramente que se trataba de restos de una fragata de la Armada española, en la que se había producido una explosión, incluso había piezas que mostraban el daño de esa explosión. Posesiones de la tripulación eran reconocibles como españolas, propias de ese tiempo. Los cañones eran los que la Armada española disponía en fragatas de guerra.
—¿Qué fue lo más inequívoco?
—En el fondo marino había dos cañones completamente diferentes al resto, del siglo XVI. Cuando vi las fotos primero pensé que era muy extraño. Pero, cuando cotejamos la documentación referida al «Mercedes», vimos que específicamente identificaba dos cañones llamados culebrines que eran obsoletos y se devolvían a España. Lo que primero parecía muy extraño pasó a ser algo muy preciso para verificar que era el «Mercedes».
—Odyssey ha alegado que el tesoro era de una familia, no de la Corona.
—Que en el «Mercedes» fueran ciudadanos no quita que las monedas pertenecieran a la Corona. El deber militar de la Armada española, como la de cualquier país, era proteger los intereses de España y también de sus ciudadanos, lo que incluía llevarlos en barco cuando el viaje era peligroso ante el riesgo de piratas o de que la guerra en Europa comenzara en cualquier momento.
—¿Ha sido un torpedeo contra la línea de flotación de Odyssey?
—Con este caso, Odyssey ha dañado, si no destruido, su credibilidad. El juez llegó a pedir a sus abogados que formularan por escrito y bajo juramento la afirmación de que no podían identificar cuál era el barco. Eso es algo extremadamente inusual en nuestro procedimiento legal y muestra que no tenían credibilidad.
—Si el caso era tan claro a favor de España, ¿por qué desde el principio Odyssey no intentó algún tipo de acuerdo de compensación?
—Creo que cometieron un gran error al pensar que España no emprendería acciones o que su determinación se debilitaría si ellos alargaban mucho el proceso. Estaban muy equivocados en eso. Este caso va a ser muy importante, porque la decisión envía un claro y contundente mensaje. Cualquiera que siga los pasos de Odyssey debería aprender una lección de esto.
—A Odyssey aún le cabe recurrir ante el Tribunal Supremo. ¿Le admitirían a trámite una petición de revisión?
—El Tribunal Supremo recibe cada año varios miles de requerimientos de revisión de sentencias y acepta menos de cien. Creo que la decisión del Tribunal de Apelaciones de Atlanta que hemos recibido será el capítulo final. En 1999 tuvimos otro caso, el de las fragatas «Juno» y «La Galga», que un cazatesoros había removido en aguas estadounidenses, cerca de Virginia. También entonces me ocupé del caso y ganamos. El Tribunal de Apelaciones dictó una sentencia muy clara y la compañía cazatesoros hizo el mismo ruido, pidiendo una revisión al Tribunal Supremo. Pero el Supremo declinó intervenir y lo tomado de los dos pecios fue devuelto a España.
—¿Teme que Odyssey mueva apoyos políticos y logre interferencias?
—Odyssey ha intentado retrasar el desarrollo del proceso, crear confusión y hacer todo lo posible para obstruir la justicia que se le debe a España. No puedo impedir que soliciten una revisión al Tribunal Supremo, pero las posibilidades de que tengan éxito son muy, muy bajas. No obstante, a estas alturas no me sorprenden las tácticas de Odyssey y sé que lo intentarán todo, por cuestionables que sean algunas prácticas.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete