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Abre al público el búnker que Mussolini hizo construir en su residencia romana

«Nos recuerda lo importante que es cultivar la memoria», afirma el alcalde de Roma

Abre al público el búnker que Mussolini hizo construir en su residencia romana REUTERS

ÁNGEL GÓMEZ FUENTES

Por primera vez se abre al público el primer búnker del dictador Benito Mussolini en su residencia de Villa Torlonia , en el centro de la capital italiana, donde vivió desde 1929 a 1943.

Se trata de un pequeño espacio de unos ochenta metros cuadrados, con apenas un par de nichos para colocar un escritorio, y equipado con teléfono, puertas antigas y un sistema de ventilación para garantizar oxígeno a 15 personas durante 3-6 horas. Estaba reservado para uso exclusivo de Mussolini y su familia.

El alcalde de Roma, Ignazio Marino, miembro del partido Democrático, de centro izquierda, ha manifestado que el búnker se abre al público para mantener viva la memoria: «Nos recuerda lo importante que es cultivar la memoria, incluso en Europa que gracias a Dios ha superado los nacionalismos que condujeron a las guerras».

Después de los bombardeos de Turín, Milán y Génova en octubre de 1942, Mussolini decidió construirse un búnker que resistiera las bombas más pesadas y eventuales ataques con armas químicas. Para resistir a las bombas, se dotó al refugio de un muro de cemento de 1,20 metros de grosor, mientras las gruesas puertas metálicas aislaban de posibles ataques con gases.

Durante las excavaciones salieron a la luz ánforas romanas, restos de esqueletos y fragmentos de mármol, entre ellos una lápida funeraria. Este espacio ya existía en las viejas bodegas de vino de la familia Torlonia, a la que el líder fascista alquiló la villa por una lira al año convirtiéndola en su residencia.

Este refugio de Villa Torlonia era modesto y no muy seguro. Por eso Mussolini decidió construir un segundo búnker antiaéreo. Se comenzó así a construir otro a 6,5 metros bajo tierra, con muros de 4 metros de grosor y 6 en la parte alta, con paredes en forma de cilindro. Hubiera sido un refugio capaz de soportar un ataque atómico.

Mussolini nunca llegó a utilizar el búnker. «Sentía que una vez acabado aquel refugio habría sido completamente inútil», escribió el líder fascista en sus diarios. La restauración de estos refugios los hace interesantes, porque hacen reflexionar sobre el horror de la guerra y la dictadura del Duce.

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