ENTREVISTAMaximino PérezGerente de la plaza de toros
«Es histórico a nivel mundial que se den tres corridas monstruo en Ciudad Real»
Se considera un empresario innovador en su sector, en el que utiliza las últimas tecnologías para llamar la atención del aficionado
«Es histórico a nivel mundial que se den tres corridas monstruo en Ciudad Real»
Lleva 25 años en la profesión y desde hace cuatro regenta la plaza de toros de Ciudad Real. Este año Maximino Pérez ha puesto toda la carne en el asador y ha confeccionado un cartel muy del gusto de la afición, ahora solo falta que ... las ganaderías no defrauden.
—¡Tres corridas monstruo! ¿Está escribiendo una página de la historia de la plaza de Ciudad Real o de las plazas de España?
—Creo que de ambas. Y las hemos escrito en muy poquito tiempo. Hace casi un siglo que no se daba una corrida monstruo en Ciudad Real; es un hecho histórico e inédito a nivel nacional y a nivel mundial que se den tres. Hemos tenido la brillante idea de celebrarlas en Ciudad Real y para mi va a ser un acontecimiento único e irrepetible.
—¿Cómo se le ocurrió esta idea?
—Todo esto lo provoca la crisis. Le vas dando vueltas para ser distinto, para ser algo diferente dentro de las plazas de Castilla-La Mancha y te vas dando cuenta de que el listón se puede poner más alto. Tuve la idea de hacer una corrida de ocho toros en el 2013 en la plaza de toros de Cuenca y este año he visto que lo han copiado ocho o diez ferias. ¡Vamos a hacer una feria entera! Y de ahí salió la idea. De poder darle un añadido al aficionado.
—Y llega a un cartel muy del gusto de la afición.
—Era de lo que se trataba. Todos los años hemos dado un puesto a los toreros de la tierra y este año vienen cinco paisanos, cinco profesionales. Otro cartel es el de las estrellas del escalafón, con Ponce, Perera, Juli y Talavante, y otro con el máximo triunfador de la plaza en 2013, Iván Fandiño, acompañado de Daniel Luque, el pundonor de Padilla y el rejoneador de la tierra, que conforman un cartel muy contrastado. Al final, vemos una feria distinta, buena y diferente a todo lo que ha ocurrido en ferias anteriores.
—El arte de rejones gusta mucho en Ciudad Real, ¿por qué un solo rejoneador y no una corrida completa?
—Primero porque es el rejoneador de la tierra, siempre ha cumplido aquí, ha estado muy bien tanto el año pasado como en el festival benéfico. Se lo había ganado a pulso y había que repetirle. Pero este año, para hacer una corrida monstruo de rejones, o traías a Pablo, a Ventura, a Galán con Miguel Ángel Martín, o se iba a quedar descafeinado. Corridas de rejones de cuatro hemos visto muchísimas, que matan un toro cada uno y dos por colleras, pero ya no hubiera sido una corrida monstruo. Eso hubiera roto la idea que yo tenía.
—En cuanto a las ganaderías, este año vuelve a apostar por José Vázquez.
—José Vázquez tuvo un gran triunfo en 2012 en Ciudad Real. Echó un grandísimo toro que lidió Manuel Jesús El Cid y que se llevó todos los premios de la feria. Vuelve Torrealta, que es una de las ganaderías de toda la vida y debuta Los Chospes, ganadería de la tierra al igual que el cartel, que viene de triunfar en Madrid con dos novilladas y con dos toros sueltos en San Isidro. No es una ganadería de las llamadas toristas, pero a los chicos hay que darles una buena oportunidad. Tengo muchas esperanzas en las tres y ojalá embistan todos los días cuatro o cinco toros. Rezo todos los días porque sea así.
—¿Cómo va la venta de entradas?
—Bien, el abono está cumpliendo las estimaciones que teníamos con respecto a esta feria. Un pelín por encima del nivel de venta del año pasado, pero seguro que ahora, cuando cobramos los de a pie, esto se va a acelerar muchísimo.
—¿Cuál es la sensación que le transmite la afición, que en general parece contenta con este cartel?, ¿es mucha presión?
—Para mí es algo habitual, estoy acostumbrado a tener esa presión a mis espaldas. El aficionado hasta ahora tiene mucha ilusión, todo dependerá de los toros que salgan por la puerta del chiquero y del juego que nos den. Esperemos que esto sea un antes y un después en Ciudad Real, que sea el despegue definitivo de una feria que no se debió perder nunca y que en los últimos años viene ascendente. De lo que se trata es de que no nos quedemos estabilizados.
—Dicen los entendidos que Maximino ha hecho la mejor feria desde que lleva con la plaza de Ciudad Real, ¿no es vender la piel del oso antes de cazarla?
—Siento que es una feria buena, no digo que vaya a ser la mejor, pero es una feria distinta, de un calibre grande. Ahora lo que necesitamos es que embistan cuatro o cinco toros cada día y que la gente se lo pase bien, que sea una feria divertida, que el torero que se lo gane salga a hombros y que pase a la historia en el antes, en el durante y en el después, y eso es más difícil.
—¿Dónde esconde la varita mágica para levantar plazas como la de Ciudad Real o la de Cuenca, que estaban casi perdidas?
—No existe. Aquí la varita es ponerse el mono de trabajo todos los días y echarle muchísimas horas. A todos mis clientes, mis abonados y a las administraciones les digo lo mismo: no hago milagros, no tengo magia, lo único que prometo es mucho trabajo. Y así me he demostrado, en 25 años de profesión, que se obtiene recompensa.
—Presume de ser un innovador, de utilizar las nuevas tecnologías. En sus ferias se ve «marketing».
—Cuando empecé a llevar plazas de toros de segunda, fui dando pasos de innovación. No he utilizado lo convencional, me he fijado mucho en deportes, cómo hacen marketing, publicidad, comunicación… No tiene nada que ver con el sector taurino. Hay que llegar a los límites donde está la sociedad actual y el sector se había quedado a 50 años luz de lo que era la realidad. Lo primero distinto que hice fue en Leganés en el año 1997, cuando colgué un cartel de 20 metros de alto por ocho de ancho y salió en todos los medios. Ahora, después de 17 años, todavía veo que algún empresario está innovando en alguna plaza y yo me sonrío diciendo: ‘fíjate lo que hemos tardado, casi 17 años en darnos cuenta de que esto funciona’. Cuando pones a un humorista a hacer cuñas para promocionar ferias, y lo hice hace cuatro años con Leo Harlem tanto Cuenca como Ciudad Real, pues al final te sales de lo convencional. O cuando entras en ‘prensa rosa’ porque quieres captar a aquel cliente que no es habitual, y te lo critican los puristas, pues al final estas colaborando en que la fiesta siga viva. Hay gente que lo ve bien y otros que lo ven mal. Hay gente que ve mal que sortee un coche en mitad de una corrida de toros, como he hecho durante diez años en la plaza de Cuenca, pero la realidad es que todo funciona y cuando tú inviertes los beneficiados son los aficionados, los clientes y también la fiesta.
—Y este año organiza una novillada para presentar los carteles y le pone el caramelo en la boca al aficionado.
—Es una forma de aglutinar a muchísimo público para que sea el primero en ver tus carteles. Es un poco americano meter en una plaza de toros una pantalla publicitando a los toreros y los carteles, o poner un foco de luz iluminando a una estrella invitada por sorpresa, como ocurrió con Iván Fandiño acompañado de un niño de cinco años. Todo eso a la gente le sorprende. Y si además es gratuito. Al final alguno puede pensar que quizá esto merezca la pena. Vamos a ver si da su resultado, en otros sitios sí lo ha dado. Lo que hay que hacer es promocionar mucho los festejos que vas a vender, más que actos protocolarios y cerrados para autoridades.
—Ha hablado antes de la crisis a nivel de plazas, de afición pero, en cuanto a los toreros, ¿cómo ha influido?
—Se celebran muchos menos festejos taurinos. Los toreros que no son estrellas, que no son figuras, lo tienen mucho más complicado. Se han devaluado mucho las plazas de tercera y cuarta categoría, donde se celebran un 70% menos de espectáculos que en 2007. A las grandes estrellas de esto no les ha afectado en nada, cobran lo mismo, matan las que ellos quieren, pero podrían matar 60 o 70 si ellos quisieran. Ha afectado a la parte media-baja del escalafón. Han desaparecido muchísimas ganaderías y han quedado las que sirven. Y el torero que no servía ahora no está en el escalafón. Ha servido también para hacer una buena limpieza a nivel empresarial, porque creo que había una competencia desleal y ha salido todo a la luz cuando las administraciones ya no pueden otorgar esas grandes ayudas. Se han hecho barbaridades en muchos municipios.
—¿Y cómo ve el estado de la fiesta?
—Tengo la gran suerte de que en Castilla-La Mancha se apoya muchísimo la fiesta, y desgraciadamente hay otras comunidades donde depende de donde venga el aire se muestran a favor o en contra. Estamos hablando de la fiesta nacional, todos los políticos al unísono tendrían que defenderla.
—La última es obligada, se la hacen siempre que le entrevistan, ¿vamos a ver algún día a José María Manzanares en la plaza de Toros de Ciudad Real?
—Habría que preguntárselo a él. Todos sabemos que Manzanares tuvo un problema personal aquí, pero yo no pierdo la esperanza. Cuando coincido con él siempre se lo pregunto. Ahora mismo no hay esperanzas, pero estamos mucho más cerca de lo que estábamos en 2009. Yo creo que al final sí lo veremos.
Ver comentarios