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El James Webb capta una colisión de asteroides gigantes en otro sistema solar: quedaron pulverizados

El choque en Beta Pictoris, a 63 años luz de la Tierra, ocurrió hace 20 años y permite ver cómo se forman los planetas rocosos en tiempo real

James Webb observa, por primera vez, la atmósfera de un planeta rocoso similar a la Tierra

Ilustración que muestra el choque de asteroides gigantes en el sistema Beta Pictoris Universidad Johns Hopkins
J. de Jorge

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El Telescopio Espacial James Webb ha captado lo que parece ser la imagen de una colisión masiva de asteroides gigantes en Beta Pictoris, un joven sistema estelar a unos 63 años luz de la Tierra. Según los astrónomos, estas observaciones ofrecen una visión única de las etapas primordiales de la formación planetaria.

«Podríamos estar viendo cómo se están formando planetas rocosos y otros cuerpos en tiempo real», afirma Christine Chen, astrónoma de la Universidad Johns Hopkins que dirigió la investigación.

Según ha explicado Chen en la 244ª Reunión de la Sociedad Astronómica Estadounidense en Madison, Wisconsin, el equipo detectó cambios significativos en las firmas de energía emitidas por los granos de polvo alrededor de Beta Pictoris al comparar nuevos datos del James Webb con observaciones de otro telescopio espacial, el ya retirado Spitzer, de 2004 y 2005. Con las mediciones detalladas del Webb, el equipo rastreó la composición y tamaño de las partículas de polvo en el área exacta previamente analizada por Spitzer.

Más pequeñas que el polen

Centrándose en el calor emitido por los silicatos cristalinos (minerales que se encuentran comúnmente alrededor de estrellas jóvenes, así como en la Tierra y otros cuerpos celestes), los científicos no encontraron rastros de las partículas vistas anteriormente en 2004-2005. Esto sugiere que se produjo una colisión catastrófica entre asteroides y otros objetos hace unos 20 años, pulverizando los cuerpos en finas partículas de polvo más pequeñas que el polen o el azúcar en polvo.

«Creemos que todo ese polvo es lo que vimos inicialmente en los datos del Spitzer de 2004 y 2005», explica Chen. «Con los nuevos datos de Webb, la mejor explicación que tenemos es que, de hecho, fuimos testigos de las consecuencias de un evento catastrófico poco frecuente entre grandes cuerpos del tamaño de asteroides, lo que marca un cambio completo en nuestra comprensión de este sistema estelar».

Los nuevos datos sugieren que el polvo que fue dispersado hacia afuera por la radiación de la estrella central del sistema ya no es detectable. Inicialmente, el polvo cerca de la estrella se calentó y emitió radiación térmica que identificaron los instrumentos de Spitzer. Ahora, el polvo que se enfrió a medida que se alejó de la estrella ya no emite esas características térmicas.

Dos telescopios espaciales diferentes tomaron instantáneas con 20 años de diferencia de la misma zona alrededor de la estrella llamada Beta Pictoris. Los científicos teorizan que la enorme cantidad de polvo vista en la imagen de 2004-05 del Telescopio Espacial Spitzer indica una colisión de asteroides que se había despejado en gran medida cuando el Telescopio Espacial James Webb capturó sus imágenes en 2023 OBERTO MOLAR CANDANOSA/UNIVERSIDAD JOHNS HOPKINS, CON ARTE CONCEPTUAL BETA PICTORIS DE LYNETTE COOK/NASA

Las nuevas observaciones del Webb muestran que el polvo desapareció y no fue reemplazado. Según Chen, la cantidad de polvo levantado es aproximadamente 100.000 veces el tamaño del asteroide que mató a los dinosaurios, de al menos 10 km de longitud.

Beta Pictoris es de gran interés para los astrónomos debido a su proximidad y los procesos que atraviesa. Con sólo 20 millones de años (en comparación con nuestro sistema solar de 4.500 millones de años), Beta Pictoris se encuentra en una edad clave en la que se han formado planetas gigantes, pero es posible que los planetas terrestres aún se estén desarrollando. Tiene al menos dos gigantes gaseosos conocidos, Beta Pic b y c, que también influyen en el polvo y los escombros circundantes.

«Tratamos de averiguar si los sistemas planetarios como el sistema solar son una rareza», señala Kadin Worthen, estudiante de doctorado en astrofísica en Johns Hopkins y coautor del trabajo.

Los nuevos conocimientos también subrayan la capacidad inigualable del telescopio Webb para revelar las complejidades de exoplanetas y sistemas estelares, informa el equipo. Ofrecen pistas clave sobre cómo las arquitecturas de otros sistemas solares se parecen a la nuestra y probablemente profundizarán la comprensión de los científicos sobre cómo las turbulencias tempranas influyen en las atmósferas de los planetas, el contenido de agua y otros aspectos clave de la habitabilidad.

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