Investigadores advierten de que las medidas tomadas por la UE no evitarán la desaparición de las abejas
Reclaman en 'Science' la extensión de hábitats naturales dentro de los cultivos para proteger a los insectos polinizadores
Estamos maltratando a las abejas de la miel
Madrid
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Iniciar sesiónLas abejas, las mariposas y otros insectos polinizadores resultan fundamentales para mantener la biodiversidad y sostener la producción agrícola. Sin embargo, muchos de ellos se encuentran en grave declive, entre otros factores porque sus hábitats son cada vez más reducidos por la presión humana. La ... Unión Europea (UE) propuso unos objetivos para contrarrestar esta tendencia, pero un nuevo estudio publicado en la revista 'Science' asegura que no son suficientes.
El trabajo, que ha contado con la participación de grupos de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y el Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC), insta a aumentar la extensión de esas 'islas' naturales dedicadas a los insectos dentro de las superficies agrarias. Señala, con datos concretos, cuánto espacio se debe dedicar a cada polinizador. Pero, señalan los investigadores, no basta con eso: también debe garantizarse la diversidad de flores- y la permanencia a largo plazo de esos hábitats.
La Estrategia de la Biodiversidad de la UE indica que, para proporcionar espacio a los animales y plantas silvestres, a los polinizadores y a los reguladores naturales de plagas, «urge que al menos el 10% de la superficie agraria vuelva a estar ocupada antes de 2030 por elementos paisajísticos de gran diversidad»: tierras retiradas de la producción, árboles no productivos, estanques...
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Para llegar a esa conclusión, Gabriella Bishop, investigadora de la Universidad de Wageningen (Países Bajos), y sus colegas analizaron casi 180.000 registros previamente publicados de insectos polinizadores silvestres, como abejorros, abejas solitarias, sírfidos y mariposas, recopilados en más de 1.200 paisajes agrícolas de 19 países. Al examinar la calidad de los hábitats naturales, mostraron, por ejemplo, que las abejas solitarias necesitan un 16% de hábitat natural en zonas agrícolas; los abejorros, un 18%; y las mariposas, un 37% para lograr una protección efectiva. Estimaciones que superan el 10% estipulado por la UE.
El estudio confirma una regla sencilla: cuanto más hábitat natural hay en zonas agrícolas, mayor es la presencia de polinizadores. Los resultados revelaron también que los hábitats con mayor abundancia de plantas con flores también albergan más polinizadores de todos los grupos. Sin embargo, la calidad del hábitat no siempre compensa la falta de espacio disponible. «Hemos visto que, aunque la calidad de estas áreas sea alta, si no se alcanza el mínimo de hábitat natural resulta imposible mantener poblaciones de polinizadores sanas», explica Ignasi Bartomeus, investigador del CSIC en la EBD-CSIC.
En este sentido, el equipo científico insiste en que lo esencial es ampliar primero la extensión de los hábitats naturales. «Es mejor concentrarse primero en aumentar el área de los hábitats naturales, en lugar de gestionar pequeños hábitats, incluso cuando tienen muchas flores», afirma Bishop, primera autora del estudio.
El trabajo también advierte de que aumentar significativamente la extensión de los hábitats naturales no basta si no se asegura la calidad y su permanencia a largo plazo. La conservación de polinizadores en Europa se centra en gran medida en medidas temporales en pequeñas áreas de tierras productivas, como la creación de franjas de flores silvestres junto a los cultivos. Investigaciones anteriores han demostrado que esto sí genera un aumento temporal de insectos y polinizadores, pero no ofrecen una solución duradera.
Ayudas agrícolas
«Hay cultivos, como muchos frutales, en los que conservar la biodiversidad dentro de las fincas es compatible con una alta producción agrícola, pero en otros cultivos más intensivos, como el girasol, se necesitan compensaciones económicas por destinar tierras cultivables a mantener la biodiversidad», explica Bartomeus.
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El equipo científico insiste en la necesidad de mecanismos de apoyo estables para el sector agrícola. «Para que se produzca una transformación real, es necesario reconocer económicamente a los agricultores que destinen parte de sus tierras a generar y conservar espacios naturales«, señala José Luis González Andújar, del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC) y también firmante del artículo. Este esfuerzo »debe mantenerse durante, al menos, dos décadas; de lo contrario, la falta de estabilidad generaría inseguridad en el sector agrícola y los polinizadores apenas obtendrían ventajas».
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