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Hallan un ecosistema 'imposible' en el fondo de la fosa de las Marianas, a 11 kilómetros de profundidad

En el lugar más profundo de los océanos terrestres, a 10.900 metros bajo la superficie, científicos chinos descubren hasta 7.000 especies de microbios, entre ellas algunos peces y crustáceos, el 90% de las cuales totalmente desconocidas

Hay un mundo perdido a 5 kilómetros bajo la superficie de la Tierra

Portada de la revista Cell, en la que se publica el excepcional descubrimiento CELL
José Manuel Nieves

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Hace apenas unos días, un equipo de investigadores confirmó la existencia de una próspera comunidad de extrañas criaturas a 8 kilómetros de profundidad, en el fondo de la Fosa de Japón, un lugar donde la vida se creía imposible. Y ahora, en una investigación sin precedentes, un equipo chino de científicos acaba de rizar el rizo al revelar el hallazgo de hasta 7.000 especies de microbios, crustáceos y peces (el 90% de ellas totalmente desconocidas), en la zona hadal de la fosa de las Marianas, el punto más profundo de los océanos de la Tierra, a 11 kilómetros. bajo la superficie. El espectacular descubrimiento se acaba de publicar en 'Cell'.

Hasta hace poco se pensaba que debido a la oscuridad absoluta, el frío extremo, la falta de oxígeno y nutrientes y la enorme presión (que aumenta 10 atmósferas por cada 100 metros de profundidad), nada podía vivir en la zona hadal, una región oceánica que empieza justo donde termina la zona abisal (6 kilómetros de profundidad) y que desciende hasta los 11 kilómetros. La presión allí es tan extrema que un cuerpo humano sin la debida protección sería aplastado al instante. No en vano, se trata de una de las fronteras menos exploradas del planeta, y hasta 2020 sólo habían llegado hasta allí nueve personas (menos de las que han visitado la luna), número que ahora ha crecido hasta 22.

33 inmersiones

Los últimos en hacerlo han sido un equipo de científicos chinos a bordo del sumergible tripulado 'Fendouzhe' ('Luchador'), que llevó a cabo 33 inmersiones entre agosto y noviembre de 2021. Los resultados de la expedición, denominada Proyecto de Investigación del Medio Ambiente y Ecología de la Fosa de las Marianas (MEER), han revelado la existencia de un inesperado, vibrante y diverso ecosistema, hogar de miles de especies de microbios nunca antes vistas.

Pero no todos, aunque sí la mayor parte, de las 7.000 especies encontradas eran organismos microscópicos. Los investigadores también hallaron 662 pequeños crustáceos, de la especie Hirondlela Gigas, y detectaron la presencia de Pseudoliparis Swirei, que ostenta el récord de ser el pez más profundo jamás encontrado y que vive tranquilamente bajo una presión que muy pocos otros peces podrían soportar.

El estudio de estos organismos macroscópicos reveló mecanismos de adaptación compartidos con los microbios, como la mejora de las capacidades antioxidantes y la acumulación intracelular de solutos compatibles. Lo cual sugiere que en los ambientes hadales existen estrategias convergentes de adaptación, que trascienden las fronteras de las especies y los dominios biológicos.

Estrategias de otro mundo

El análisis genético de estos microbios ha revelado estrategias de supervivencia novedosas y fascinantes. Algunos poseen genomas pequeños y más eficientes, diseñados para resistir la inmensa presión. Otros, por el contrario, tienen genomas más grandes y versátiles, lo que les permite adaptarse a las fluctuaciones del entorno y sobrevivir utilizando una gama más amplia de fuentes de alimento. Es como si algunos microbios fueran atletas de alto rendimiento, optimizados para una sola tarea, mientras que otros fueran polivalentes, capaces de adaptarse a desafíos de distinta naturaleza. Algunos de los microbios descubiertos, además, poseen genes que les permiten producir proteínas que resisten la presión, como si tuvieran una especie de 'traje de buceo' molecular.

«Observamos una novedad, diversidad y heterogeneidad extraordinariamente altas en el microbioma hadal, especialmente entre procariotas y virus, que se ven afectados tanto por el contexto más amplio de las condiciones ambientales extremas como por la delicada topografía de la zona hadal», explican los propios investigadores en un editorial que acompaña su estudio.

Cooperación en las profundidades

Otro hallazgo sorprendente fue la importancia que tiene la cooperación entre los microbios a la hora de sobrevivir en las profundidades. En las zonas más bajas, de hecho, los microbios tienden a formar comunidades en las que comparten nutrientes y se benefician mutuamente, incluso formando biopelículas protectoras. Lo cual sugiere que la cooperación es una estrategia clave para la supervivencia en este entorno extremo.

La inesperada y extraordinaria diversidad de los microbios hadales representa, según los investigadores, un tesoro de recursos biológicos potenciales. Los genes, estructuras y novedosas funciones descubiertas en estos organismos podrían tener aplicaciones en diversos campos, desde la medicina hasta la biotecnología.

«La novedad y diversidad extraordinariamente altas de los microorganismos hadales -escriben los autores- indican potenciales de recursos de genes, estructuras y funciones totalmente nuevas, que pueden ser opciones alternativas para aliviar el actual agotamiento de los recursos biológicos terrestres».

En definitiva, la expedición MEER ha abierto una nueva ventana al mundo hadal, revelando un ecosistema fascinante y complejo allí donde nadie lo esperaba. Los datos recopilados por el equipo están disponibles en línea para que otros científicos puedan explorarlos y utilizarlos en sus propias investigaciones.

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