Detectan, de un solo golpe, 25 nuevas señales de radio que se repiten en el espacio
El estudio ha conseguido duplicar el número de FRB repetitivos (ráfagas rápidas de radio) que se conocían hasta ahora
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Madrid
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Iniciar sesiónJunto a los estallidos de rayos gamma (GRB) y a las ondas gravitacionales, las ráfagas rápidas de radio (FRB) son uno de los fenómenos astronómicos más misteriosos y potentes del Universo. Como su propio nombre indica, se trata de potentísimas emisiones de radio, ... ráfagas que apenas duran unos instantes, pero que pueden liberar en un solo milisegundo más energía que el Sol en varios días.
Normalmente esas ráfagas llegan solas. Surgen de repente, en cualquier lugar y duran apenas unos pocos milisegundos, un simple fogonazo en la inmensidad. Por eso, la única forma de captarlas es tener a los radiotelescopios observando durante largos periodos de tiempo, y rezar para que durante la observación se produzca un FRB justo en su campo de visión. Poco menos que una casualidad.
A pesar de ello a veces, solo a veces, los científicos son recompensados con una 'ración extra' de buena suerte: en algunas ocasiones, en efecto, esas misteriosas emisiones de radio no son únicas, sino que se repiten, es decir, que nos llega más de un FRB procedente del mismo punto del espacio. Existen diversas opiniones al respecto, pero lo cierto es que los astrónomos aún no se han puesto de acuerdo sobre qué las provoca.
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Ahora, un equipo internacional compuesto por un centenar de investigadores ha logrado, de un solo golpe, detectar 25 de estas señales repetidas, lo que duplica el número de FRB repetitivos conocidos de antemano. Para ello, los científicos han utilizado un observatorio específicamente diseñado para 'cazar' FRB. Se trata de CHIME (Experimento Canadiense de Mapeo de la Intensidad del Hidrógeno), un radiotelescopio con un gran campo de visión y una amplia cobertura de frecuencias, lo que le ha permitido detectar ya más de 1.000 FRB (no repetitivos) hasta la fecha.
Las 25 emisiones repetitivas fueron detectadas gracias al desarrollo de un nuevo tipo de algoritmo que fue aplicado al análisis de los datos de la colaboración Chime comprendidos entre 2019 y 2021. El impresionante trabajo se ha publicado en 'The Astrophysical Journal'.
Vienen de todas partes
A pesar de que se ignora casi todo sobre ellos, los FRB pueden encontrarse, literalmente, por todas partes. De hecho algunas estimaciones indican que desde la Tierra podríamos ver hasta mil eventos diarios de ese tipo. Si no lo hacemos es, simplemente, porque cuando la ráfaga se produjo no había nadie mirando en esa dirección con un radiotelescopio.
Por el momento, ninguna de las teorías o modelos propuestos ha conseguido explicar completamente todas las propiedades de los estallidos de radio. Ni tampoco determinar cuáles son sus fuentes. Se cree que algunos FRB son causados por estrellas de neutrones y agujeros negros, pero otros continúan desafiando cualquier intento de clasificación. Por eso, para explicarlos conviven teorías que van desde púlsares y magnetares hasta redes de comunicaciones extraterrestres.
Según explica Ziggy Pleunis, autor principal del artículo, cada FRB se describe por su posición en el cielo y una cantidad conocida como 'Medida de dispersión' (DM), que se refiere al retraso de tiempo de frecuencias altas a bajas causado por las interacciones del estallido con el material que encuentra a medida que viaja por el espacio. En palabras de Pleunis, «podemos medir la posición del cielo del FRB, y también su dispersión con cierta precisión, según sea el diseño del telescopio que se esté utilizando. Después, el algoritmo de agrupamiento considera todas las ráfagas de radio rápidas que el telescopio CHIME ha detectado y busca grupos de FRB que tengan posiciones en el cielo y medidas de dispersión consistentes dentro de las incertidumbres de medición. Luego hacemos varias comprobaciones para asegurarnos de que las ráfagas de un grupo realmente provengan de la misma fuente».
La mayoría no se repite
De los más de 1000 FRB detectados hasta la fecha, solo 29 habían sido previamente identificados como repetitivos. Pero el nuevo algoritmo reveló que en los mismos datos se ocultaban otros 25 que habían sido pasados por alto. Lo cual prácticamente ha duplicado el número de FRB repetitivos que los científicos pueden estudiar.
«Ahora -dice Pleunis- podemos calcular con precisión la probabilidad de que dos o más estallidos provenientes de lugares similares no sean solo una coincidencia».
Pleunis y sus colegas, además, descubrieron que muchos de los FRB repetitivos están sorprendentemente inactivos y producen menos de un estallido por cada semana de tiempo de observación. Lo cual les lleva a pensar que muchos FRB aparentemente únicos lo son simplemente porque no se han observado durante el tiempo suficiente como para detectar una segunda ráfaga de la fuente.
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«Este nuevo descubrimiento -concluye el científico- nos acerca más a entender qué son los FRB. Si bien eso es emocionante en sí mismo, también nos dice que hay implicaciones de mayor alcance. Probablemente los FRB son producidos por los restos de explosiones estelares. Al estudiar en detalle las fuentes FRB repetidas, podemos estudiar los entornos en los que ocurren estas explosiones y comprender mejor las etapas finales de la vida de una estrella».
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