Para qué servirá la «armada» de satélites que SpaceX está poniendo en órbita

Este martes desde Cabo Cañaveral se enviaba otra de las « tropas » de la constelación prevista para montar el entramado de «Starlink», una red de satélites que promete ofrecer una conexión a internet totalmente independiente con una calidad nunca antes vista y que llegue a todos los rincones del planeta. El lanzamiento es el tercero en su clase, precedido del primero en mayo del año pasado y de un segundo en noviembre.

Los 60 nuevos integrantes , que pesan unos 220 kilos cada uno , se lanzaron a bordo de un Falcon 9 (ideado también por SpaceX) un cohete reutilizable que conseguía volver a tierra y aterrizar con éxito después de su cometido en la plataforma bautizada como «Of Course I Still Love You». Este Falcon 9 ya ha participado en otras cuatro misiones y consiguió llevar la carga hasta los 290 kilómetros de altura. A partir de ahí, los satélites utilizarán sus propulsores para llegar hasta las órbitas previstas e «ingresar en sus filas». Hasta ese momento, serán visibles en el cielo, en una suerte de « tren estelar » que se irá alejando cada vez más hasta desaparecer (a simple vista).

Sin embargo, el plan de Musk de conseguir su propio internet aún está lejos: para poder tener una mínima señal se necesitan unos 400 satélites en órbita -según ha adelantado la compañía, las pruebas comenzarán este año en Estados Unidos y Canadá -, unos 800 para conseguir una conexión «decente» . Pero el objetivo final es de colocar hasta 12.000 , lo que le ha granjeado un mar de críticas, sobre todo por parte de los astrónomos , que ven peligrar las señales que recibimos desde el espacio y que captan nuestros telescopios.

Todo esto no es altruismo: cada uno de los lanzamientos responde al plan de Musk de convertirse en el primer agente privado en el espacio . De hecho, su compañía es una de las principales colaboradoras de agencias espaciales como la NASA o la ESA . Entre sus proyectos se encuentran los famosos cohetes reutilizables Falcon 1, Falcon 9 y Falcon Heavy, además de cápsulas de carga Dragon y la nave Crew Dragon, creada para llevar y traer astronautas a la Estación Espacial Internacional -de hecho, la NASA está apremiando a la compañía por el retraso que acumula con este proyecto -. A finales de agosto realizaba las pruebas del prototipo Starhopper y ya tiene plataformas de lanzamiento en Florida , California y Boca Chica (Texas).

Además, continúa trabajando en los prototipos Starship Mk1 , un cohete destinado los primeros vuelos orbitales y que explotó el pasado mes de septiembre; y sus homólogos Mk2 y Mk3, en el que tres equipos de ingenieros trabajan de forma paralela con la intención de crear el primer vehículo comercial de vuelos al espacio, una experiencia que el multimillonario japonés Yusaku Maezawa será el primero en probar. Todo con la vista puesta en un sueño de su infancia: llegar al planeta rojo, un plan que comparte con las principales agencias aerospaciales, que se han propuesto llevar al primer hombre al desierto helado marciano en la década de 2030.

« Me gustaría morir en Marte, pero no estrellándome . Lo ideal sería ir de visita, volver a la Tierra por un tiempo y, después, regresar allí cuando tenga unos setenta años y quedarme definitivamente», confesó el propio Musk en su biografía autorizada « Elon Musk, el empresario que anticipa el futuro » (Ed. Península, 2016). Sin prisa pero sin pausa, sigue dando pasos hacia este sueño.