Un 'asteroide oscuro' acabó con los dinosaurios
Tras cuatro décadas de polémica sobre la naturaleza del objeto que causó una extinción masiva hace 66 millones de años, un nuevo estudio descarta la posibilidad de que se tratara de un cometa

Hace 66 millones de años , el impacto contra la Tierra de una gran roca de 10 kilómetros de diámetro puso fin a la era de los dinosaurios. Sin embargo, los científicos llevan años tratando de averiguar si el responsable de aquella extinción masiva ... fue un cometa o un asteroide. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Arizona y del Centro de Vuelos Espaciales Goddard, de la NASA, cree haber encontrado, por fin, al culpable.
En un estudio que se publicará en el número de noviembre de la revista Icarus, los investigadores sostienen que se trató de un 'asteroide oscuro' procedente de la zona más externa del cinturón de asteroides, un anillo de rocas de todos los tamaños alrededor del Sol que se encuentra entre las órbitas de Marte y Júpiter. Esa región, en efecto, alberga un gran número de asteroides oscuros, así llamados porque reflejan muy poca luz solar y su color es más apagado que el de otro tipo de asteroides.
En palabras de David Nesvorný , que ha dirigido el estudio, «tenía la sospecha de que la mitad exterior del cinturón de asteroides, que es donde se encuentran los asteroides primitivos oscuros, pueden ser una fuente importante de impactadores terrestres. Pero no esperaba que los resultados fueran tan definitivos».
Las principales pistas sobre la naturaleza del objeto que acabó con los dinosaurios se hallaron hace tiempo, enterradas en el cráter de Chicxulub , de 145 km de diámetro, en la península del Yucatán, en México. El análisis geoquímico del cráter ha sugerido que el objeto que impactó contra la Tierra se debió a una condrita carbonácea, un primitivo grupo de meteoritos con una alta proporción de carbono y que surgieron hace casi 5.000 millones de años, durante la formación del Sistema Solar.
A partir de ahí varios grupos de investigadores llegaron a conclusiones muy distintas. Algunos pensaron que la roca venía de la zona interna del cinturón de asteroides, pero el seguimiento de los asteroides de esa región reveló que su composición no coincidía con la de los restos del cráter. Otros, como el estudio publicado en febrero de este mismo año por Amir Siraj y Avi Loeb , sostenían que el impacto fue causado por un cometa de largo periodo.
En junio, el mismo Nesvorný ya publicó en 'otro artículo en contra de las conclusiones de Siraj y Loeb. Según escribieron entonces los investigadores, «criticamos ese artículo y evaluamos la evidencia que presenta. Considerar que un cometa es más probable que un asteroide requiere suposiciones extremas sobre cómo se fragmentan los cometas, la combinación de condritas carbonáceas con tipos específicos de condritas carbonáceas y hacer la vista gorda a la evidencia de la capa de iridio (descubierta por Walter Alvarez en 1980)».
En el nuevo estudio, Nesvorný y su equipo desarrollan un modelo informático para determinar la frecuencia con la que los asteroides del cinturón escapan hacia la Tierra, y si alguno de ellos podría ser el responsable del impacto de Chicxulub.
Los investigadores hicieron una simulación que abarca un periodo de varios cientos de millones de años, y encontraron que las fuerzas térmicas y los 'tirones' gravitacionales de los planetas podían lanzar periódicamente grandes asteroides fuera del cinturón. Como promedio, una gran roca de más de 10 km de diámetro era "arrojada" desde el borde exterior del cinturón hacia la Tierra una vez cada 250 millones de años. El cálculo hace que tal tipo de eventos catastróficos sean cinco veces más comunes de lo que se pensaba hasta ahora. Y es, además, consistente con el cráter de Chicxulub creado hace 66 millones de años. El modelo analizó también la distribución de los ' impactadores oscuros ' en relación con la de ' impactadores claros ' en el cinturón de asteroides y demostró que la mitad de las rocas expulsadas eran condritas carbonáceas oscuras, lo que coincide con las características del impacto que acabó con los dinosaurios.
La naturaleza y la procedencia de la roca que cayó en Nuevo México hace 66 millones de años parecen, pues, desveladas tras cuatro décadas de agrias polémicas científicas. El estudio, además, puede ayudar también a comprender la naturaleza de otros asteroides que han golpeado la Tierra en distintos momentos de su historia. Por ejemplo, hasta ahora se desconoce qué tipo de impactador pudo originar los otros dos mayores cráteres de impacto de la Tierra, el de Vredefort, en Sudáfrica, y la cuenca de Sudbury, en Canadá. Por último, el trabajo de Nesvorný y su equipo podría también ayudar a predecir de dónde podrían surgir nuevos asteroides que amenacen nuestro planeta.
«En el estudio -concluye Nesvorný- hallamos que cerca del 60% de los grandes impactadores terrestres proceden de la mitad exterior del cinturón de asteroides... y la mayoría de los asteroides en esa zona son oscuros primitivos. Así que hay un 60% (3 entre 5) de probabilidades de que el próximo venga de la misma región».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete