Asalto científico al volcán de La Palma
Decenas de investigadores le toman la medida a la erupción desde las entrañas de la tierra hasta el espacio
Qué debes saber sobre la nube tóxica del volcán de La Palma
Erupción del volcán de La Palma en directo
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Iniciar sesiónMientras miles de personas han sido evacuadas ante la amenaza de que el Cumbre Vieja cubra de lava sus viviendas, decenas de científicos recorren el camino contrario. Se acercan al volcán y despliegan sus equipos para tomarle la medida. Quieren saber cómo va a comportarse ... la erupción durante los próximos días, qué es exactamente lo que expulsa, a qué velocidad van las coladas de lava o si las laderas pueden desprenderse. Para ello, han rodeado al gigante como si fueran un ejército ultramoderno, por tierra, mar, aire y espacio. No hay flanco libre. Sus análisis son cruciales para lograr dos objetivos. El primero, el más inminente, anticipar el próximo movimiento del volcán y actuar en consecuencia. El segundo, aprender para el futuro.
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En el terreno, técnicos llegados desde diferentes centros investigadores españoles -algunos de ellos en la 'zona cero' desde que comenzó la crisis sísmica, el 11 de septiembre-, se empeñan en diferentes tareas. Algunos recogen muestras de cenizas , lapilli (fragmentos de lava) y lava para saber de qué están compuestas exactamente las 'entrañas' del volcán. «Vamos a llevar un equipo de rayos X que analiza el material 'in situ'. Le llamamos coloquialmente 'la pistola' y puede darnos una idea de la composición del material expulsado», explica Ana María Alonso, directora del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC). «Esto nos puede indicar el grado de peligrosidad y el comportamiento del volcán», agrega. Otro punto de interés es cómo se deforma el terreno, la estabilidad de las laderas y los desprendimientos . «No estamos hablando de desprendimientos kilométricos, sino de bloques de tamaño métrico que pueden caer y dañar viviendas y carreteras, obstruir túneles...», dice Alonso.
«Una ocasión única»
Como apunta frente al volcán Vicente Soler, vulcanólogo del CSIC, «el interior del planeta sigue siendo totalmente inaccesible. Toda la información de la constitución de la Tierra la recibimos de forma indirecta. Por eso un volcán es una ocasión única porque es el único fenómeno natural que aporta algo que sale de su interior y permite su análisis. La toma de muestras sistemática y ordenada de lavas y cenizas resulta de un valor incalculable».
Un grupo del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC) se desplaza esta noche (miércoles) desde La Laguna (Tenerife) a La Palma para instalar unas estaciones de forma permanente alrededor de la erupción. «Vamos pensando que va a ser un mes, pero si tenemos que dejar las estaciones cinco meses, lo haremos», afirma Pablo José González, geofísico volcánico. Con los datos que trasmitan estos aparatos, los científicos intentarán conocer dónde y a qué profundidad se produce la mayor fuente de vibraciones. «Así sabremos mejor en qué punto se fragmenta el gas, porque lo que pasa en la superficie solo es un reflejo de procesos que ocurren en el conducto», explica. Lo que encuentren contribuirá «a la mejora de la vigilancia volcánica, pero no podremos pronosticar la evolución de esta erupción en particular».
Los investigadores, que trabajan en colaboración con el Plan de Prevención del Riesgo Volcánico en Canarias (Pevolca), están igualmente pendientes de la calidad del aire, para lo que calcularán el dióxido de azufre y otras emisiones de gases que puedan suponer un riesgo para la población -«Es una pluma que se eleva a gran altura y la dispersan los vientos dominantes», describe Soler-. Y medirán el impacto del volcán sobre la biodiversidad insular, especialmente para evaluar las especies con problemas de conservación.
Drones y satélites
También hay múltiples ojos mirando desde el aire. La Unidad de Respuesta Geológica de Emergencias (URGE) del IGME, que intenta recopilar el conocimiento científico necesario para actuar ante este tipo de acontecimientos, solicitó el envío de drones para observar posibles desprendimientos y seguir las coladas de lava. Así puede calcularse su velocidad, su potencia, el ancho de las distintas lenguas y delimitar por dónde pueden ir moviéndose y a qué zonas pueden afectar.
Un avión Cessna 337 G Skymaster, proporcionado por el Ministerio para la Transición Ecológica, sobrevuela la isla para tomar fotografías y vídeos tanto en espectro visible como infrarrojo. A una distancia prudente de las fisuras, con el fin de evitar que la ceniza dañe el aparato, sigue el camino de los ríos de lava, proporcionando datos de gran valor para saber por dónde y cuándo van a pasar.
A mucha más altitud, vigilan los satélites. El del programa Copernicus de la Unión Europea, por ejemplo, ofrece una panorámica completa de la situación. Según datos proporcionados esta mañana, desde el domingo, día en el que el Cumbre Vieja entró en erupción, la lava ha cubierto al menos 150 hectáreas y arrasado 320 edificaciones.
Los ojos bajo el océano
El despliegue continuará en el mar. Desde Vigo zarpó el martes el buque oceanográfico Ramón Margalef del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), que espera llegar a La Palma el sábado por la noche. «No tenemos ojos debajo del océano, así que la única manera de saber si ha cambiado el terreno bajo las aguas es hacer una batimetría, una reconstrucción en tres dimensiones. Así comprobaremos si existen cambios significativos en comparación con estudios anteriores a la erupción, como elevaciones del terreno, fracturas, conos o colapsos», cuenta Eugenio Fraile, jefe de campaña.
Otro de sus objetivos es conocer si el ecosistema ha sido afectado. Para ello, recogerán con una draga de roca organismos sensibles como corales, muy buenos precursores de la actividad magmática, porque almacenan en su esqueleto calcáreo los gases nobles que emiten las erupciones. También estudiarán de forma exhaustiva las columnas de agua. Todavía no está claro si la colada de lava llegará al mar, pero es algo que mantiene en vilo a los expertos.
Naturaleza caprichosa
«La naturaleza es caprichosa -reflexiona Fraile-; hace diez años el volcán submarino Tagoro salió en una reserva marina , el Mar de Las Calmas (El Hierro), y en esta ocasión las coladas de lava van hacia la reserva de La Palma. Así que es de vital importancia conocer cómo estos ecosistemas marinos pueden adaptarse a semejante estrés». La campaña está prevista para cinco días, pero el investigador no descarga volver si es necesario. «Diez años después no hemos dejado de ir a El Hierro, incluso en época de pandemia. La Palma no va a ser menos. Estaremos pendientes de la sociedad palmera que en estos momentos lo está pasando realmente mal al ver cómo sus viviendas están siendo devoradas por la lava», dice. Y añade: «La mejor manera en la que podemos ayudar los científicos es haciendo ciencia. Ciencia in situ y veraz ».
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