Un robot portugués para detectar minas antipersona

El Instituto de Sistemas y Robótica de la ciudad próxima a Oporto es el centro de operaciones donde se ha construido la máquina, una especie de pequeño todoterreno dotado de antenas y sensores para inmiscuirse hasta en los rincones de acceso más restringido.

El proyecto, financiado con 15 millones de euros por la Unión Europea, está llamado no sólo a evitar la terrible cifra de muertes, sino también las amputaciones que la explosión de minas provocan cuando alguien se adentra en esos ‘feudos de la sinrazón’.

Los cálculos manejados por los investigadores portugueses determinan que unos 110 millones de minas están repartidas por más de 70 países del mundo, lo que arroja una proporción de una mina por cada 50 habitantes del planeta.

El armazón ha sido realizado por la empresa canadiense Clearpath Robotics, después de que el colectivo de la Universidad de Coimbra resultase ganador de una convocatoria internacional de ideas y proyectos innovadores.

Pero la pieza clave corresponde íntegramente a los portugueses: un brazo robótico que actúa de forma similar a los prototipos que limpian los hogares más tecnificados. La diferencia está en que no recoge basura, sino que utiliza GPS, radares y cámaras de visión artificial para detectar las minas antipersona enterradas bajo la superficie.

El científico que lidera el equipo, Lino Marques, ha explicado que otra de las claves se centra en dotar al robot de una gran autonomía, para que no tenga que depender de la intervención humana. Así, un ‘software’ de inteligencia artificial le permite comprender los ‘mensajes’ procedentes de los sensores y, en unos escasos instantes, puede tomar sus propias decisiones para no fallar en la búsqueda encomendada.