Suscribete a
ABC Premium

El científico más gracioso de España: «Con los chistes de matemáticas no se liga»

Profesor de la Universidad de La Rioja, ha representado a España en el Concurso Internacional de Monólogos Científicos

El científico más gracioso de España: «Con los chistes de matemáticas no se liga» fecyt

juanma fernández

Eduardo Sáenz de Cabezón es profesor de matemáticas de la Universidad de La Rioja y monologuista. Esto último desde que el pasado mes de mayo resultara finalista del Concurso Internacional de Monólogos Científicos (FameLab) celebrado en Cheltenham (Reino Unido). Antes había ganado en Madrid la versión nacional del mismo, que le abrió las puertas del citado evento. Ahora, tanto él como otros de sus compañeros de aventura han montado un grupo de monologuistas que busca divulgar la ciencia a través del humor.

—¿Cómo llegó a participar en el concurso?

—Trabajo en el departamento de Matemáticas y Computación de la Universidad de la Rioja. Durante la Semana de la Ciencia hicimos un proyecto llamado «Ciencia en los bares», donde di una charla divertida sobre cuestiones científicas en un local. A raíz de eso, una persona de la facultad que conocía el concurso me animó y allí fui.

—¿Cuál es su trabajo en el día a día?

—Llevo 11 años dando clases, ahora a los estudiantes del Grado de Informática, y me dedico a investigar asuntos referentes a la computación.

—¿Le ha hecho algún alumno un monólogo improvisado para intentar aprobar su asignatura?

—Pues algún caso ha habido. Unos para aprobar, aunque la mayoría para intentar alargar el plazo de entrega de trabajos.

—¿Es usted el gracioso de su grupo de amigos?

—No, en absoluto. Me considero una persona normal. De todas formas, en un concurso así, más que gracioso hay que saber contar las cosas de forma amena.

—¿Tenía experiencia previa en monólogos?

—La única que tengo con público es como cuentacuentos, ya que lo hice durante algún tiempo.

—¿Se pone nervioso?, ¿hay un teorema para calmarse ante el público?

—Sí, claro. Además los nervios vienen bien porque esa tensión te activa el cerebro. Cosa que no digo yo sino que está demostrada científicamente. Desde luego, no hay un teorema, solo técnicas para calmarlos.

—No me diga que hace problemas de matemáticas para relajarse.

—Bueno, contar números primos puede venir bien.

—Si puede hacer humor con las matemáticas, ¿se puede hacer humor con todo?

—Creo que sí. El humor es algo muy humano, lo que no significa que haya que relativizarlo todo ni ser superficiales con la realidad.

—¿Le gusta contar chistes?, ¿cree que ese tipo de humor ha pasado de moda, que gusta más un humor más reflexivo e inteligente?

—A mí me gustan las dos cosas porque creo que hay momentos para ambas. Como a todos, muchas veces me hacen gracia cosas que no dejan de ser una tontería.

—¿Acostumbra a ir a ver monologuistas profesionales?, ¿tiene predilección por alguno en especial?

—La verdad es que antes no tenía mucha afición por ver monólogos. Sin embargo, durante el concurso nacional tuvimos contacto con los monologuistas Flipy y Belén Rubio, que hizo un gran monólogo en la final juntando las ideas de los ocho finalistas. Ahora me he aficionado más.

—En la final internacional tuvo que defender su texto en inglés, ¿cómo logró que siguiera siendo gracioso en una lengua que no es la suya?

—Fue difícil. Lo que hice fue traducirlo yo y después algunos colegas de profesión ingleses me echaron una mano. Quité las bromas que eran más específicas de nuestro país y las sustituí por chistes más universales, ya que lo que iba a tener delante era un público internacional.

—¿Se le ha subido la fama a la cabeza?

—¡Qué va! En Logroño me paran por la calle pero como siempre porque aquí nos conocemos todos. Aunque he quedado muy sorprendido con la aceptación que ha tenido este concurso. Me llaman de sitios que quieren que actúe y, de hecho, los finalistas de la edición española y algunos semifinalistas nos hemos montado un grupo: «The Big Van Theory» (La teoria del furgonetón). Estrenamos el espectáculo el pasado 1 de junio en Logroño y la gente se rió mucho. Además ya tenemos cuatro o cinco actuaciones confirmadas.

—¿Ha hecho muchas bromas matemáticas para ligar?

—Las bromas matemáticas no sirven para ligar; como mucho para romper el hielo y, a veces, ni eso.

—De la actualidad que vivimos, ¿qué es lo que más y menos gracia le hace?

—Lo que más gracia me hace es que siento que se ha recuperado ese espíritu de actuación en conjunto. La gente vuelve a actuar de forma colectiva. Lo que menos, las prioridades que se tienen a la hora de emplear los recursos. No nos terminamos de dar cuenta de que el enriquecimiento rápido no sirve y que trastoca los valores de una sociedad.

—¿Se vio con posibilidades de ganar la gran final?

—Siempre tuve la sensación, incluso después del concurso. Creo que varios compañeros podían haber ganado. De hecho, cada una de las tres personas que componían el jurado eligió a un vencedor distinto.

—¿Con qué se queda de todo lo vivido?

—Me quedo con la gente que he conocido. También con la carta que me enviaron quienes descubrieron la estructura de Weaire-Phelan, diciéndome que les había gustado el monólogo. Y, finalmente, con James Watson (uno de los descubridores de la estructura del ADN), que estaba entre el público y reconoció que hacía meses que no lo había pasado tan bien.

—¿Dejaría la docencia y la investigación por los escenarios?

—Como mucho lo alternaría. De hecho, lo estoy pensando porque la divulgación me encanta. Lo que pasa es que no creo que pudiera hacerlo igual de bien si me despegara del mundo académico e investigador.

El científico más gracioso de España: «Con los chistes de matemáticas no se liga»

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación