Segundo cacerolazo en dos meses contra Cristina Kirchner

También junto a la quinta de Olivos, residencia privada de los jefes de Estado en la periferia de la capital, donde hay concentrados numerosos grupos de personas. Hasta el momento todo transcurre con normalidad y sin incidentes. Similares expresiones populares se registran en las provincias. A lo largo del día también hubo movilizaciones en otras capitales como Madrid, Londres, París y Sidney con argentinos que se unieron a la protesta.

Los principales arterias de Buenos Aires están colapsadas esta noche por una multitud de manifestantes. Banderas de Argentina, globos con los colores celeste y blanco con diversas leyendas se suceden en el Obelisco, Santa Fe y Callao y otros puntos estratégicos. "Libertad, libertad, libertad", "No más mentiras", "No a la Korrupción", "La Constitución no se reforma, se respeta", "No a la re-reelección", "Justicia", o "Basta de matar" (por la inseguridad) son los carteles y lemas más frecuentes.

El 8-N, como se bautizó la convocatoria organizada desde las redes sociales, no responde a banderas políticas aunque algunos dirigentes intentaron, sin éxito, capitalizarlo. Las consignas reiteradas se interpretan como un grito de protesta contra la inflación (en torno al 25 por ciento), la inseguridad, las restricciones al acceso de divisas y una forma de Gobierno que buena parte de la ciudadanía interpreta como un avasallamiento a sus libertades y derechos. También, a los intentos de un sector del oficialismo de reformar la Constitución para que la viuda de Néstor Kirchner pueda acceder a un tercer mandato consecutivo.

Al terminar su jornada de trabajo María salió de la peluquería para sumarse a las columnas “Anti K”, en alusión a la inicial Kirchner. “No quiero más inseguridad, no me gusta cómo nos trata la presidenta, ni la inflación… Ahorraba en dólares pero ya no puedo porque el Gobierno no me deja comprar y me obliga a ir al mercado negro donde es muy caro”, explica. Marcelo, trabajador en la filial de un banco europeo, comparte su opinión y añade, “derrochan en subsidios, es puro clientelismo que lo único que logra es crear generaciones de vagos”.

El cacerolazo nacional, visto lo visto, se puede decir que ha vencido a la campaña en la web en su contra y a los carteles anónimos con los que amaneció hoy empapelada Buenos Aires. “Digamos No al golpe de Moyano, Magneto y Barrionuevo”. Los afiches, un intento de desvirtuar la convocatoria, apuntan a dos dirigentes sindicales enfrentados con el Gobierno y al CEO del grupo Clarín, Héctor Magneto, al que la presidenta amenaza con retirarle señales de cable en diciembre por no cumplir una ley de medios de comunicación impugnada en la justicia. A estas horas también se corean demandas sobre la "Libertad de expresión".

La presidenta de Argentina no alteró hoy su agenda pero ayer pidió al 8N que se organizara políticamente porque, “si hay un sector que reclama determinadas cosas, hay que ponerse al frente de ese sector y decirlo claramente”. En vísperas de la protesta, Cristina Fernández redujo las movilizaciones a una crítica a su política de derechos humanos, extremo que está fuera la convocatoria, “Por la libertad, por la Constitución, por tus derechos”. Pero la presidenta interpretó el cacerolazo, al menos de palabra, de otro modo: “Lo único que les pido a todos los argentino –dijo- es que hablemos con la verdad. Y si no les gusta el Gobierno por los derechos humanos, decilo. ¿Cuál es el problema?”, desafió.