Las víctimas exigen justicia en el diálogo entre las FARC y el Gobierno colombiano

Y esta semana, después de unas negociaciones ultrasecretas que llevaron más de seis meses y que tuvieron como escenario La Habana (Cuba), una decena de negociadores de ambas partes empezarán una ronda de diálogo en Oslo (Noruega).

El objetivo es poner fin a un conflicto que ya dura más de cuarenta años. Pero la justicia con las víctimas y los campesinos también tendrá que ser tenida muy en cuenta. Y el historial delictivo de las FARC hace aparecer importantes escollos, como el robo de tierras a los campesinos durante décadas y la justicia y reparación debida a las víctimas.

Y es que se había extendido la falsa idea de que fueron los narcotraficantes y los paramilitares de extrema derecha los que robaron las tierras a los campesinos. Pero resulta que ahora se descubre que las FARC, que tanto han presumido de luchar por una distribución equitativa de tierras entre pobres y ricos , son acusadas de actuar como grandes usurpadores y ladrones de propiedades agrícolas. Un conflicto que se convertirá en un punto central en el nuevo diálogo de paz establecido.

Según el director de la Unidad de Restitución de Tierras, Ricardo Sabogal, hasta la fecha se han presentado 21.000 reclamaciones por un total de 1.700.000 hectáreas usurpadas. Un 38 por ciento de las tierras reclamadas por las víctimas de la violencia que se vieron obligadas a abandonar sus hogares fueron robadas por la guerrilla. Se está trabajando ya con el Ejército para que las víctimas regresen a los predios ocupados por las FARC, asegura Sabogal.

En el proceso de negociación que comienza el próximo miércoles en Oslo, las FARC y el Gobierno toman como punto de partida el documento bautizado como «Agenda Marco» para poner fin al conflicto. A partir de ese documento se busca encontrar mecanismos de participación política para la guerrilla, acabar con el narcotráfico, buscar justicia y reparación a las víctimas del conflicto y poner en marcha una política de desarrollo agrario integral.

Tan cerrado es el silencio en torno a las negociaciones, que las comisiones de paz del Congreso colombiano pidieron al Gobierno autorización para discutir directamente con las regiones asuntos como la política agraria del Estado y la participación electoral de los guerrilleros que dejen las armas con el fin de «descentralizar esos temas fundamentales para la paz y comenzar a promocionar la activación del marco que judicializará a los futuros desmovilizados».

Los medios de comunicación tampoco han podido informar de primera mano. Lo único que se sabe, según informó el portal de internet La Silla Vacía , es que el próximo 18 de octubre ambas partes acordarán los horarios de los encuentros en Cuba y otros detalles logísticos. Por ejemplo, qué horarios tendrán las reuniones, cuándo descansarán o qué harán durante la época navideña. El día 18 asimismo habrá dos ruedas de Prensa en las que se espera que se diga cuándo empieza el diálogo en Cuba.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos , no quiere perder el tiempo en caso de que el proceso no produzca resultados rápidos. Cuando el 4 de septiembre Santos rompió su silencio, anunció que si la negociación no avanza, se pondrá fin a la misma. En el Acuerdo Marco está previsto «garantizar la efectividad del proceso y concluir el trabajo sobre los puntos de la agenda de manera expedita y en el menor tiempo posible». Con otra puntualización: las «conversaciones serán directas e ininterrumpidas», es decir, sin intermediarios, lo que de plano descarta que participen directamente en el diálogo personas diferentes a los negociadores escogidos por el Gobierno y los presentados por las FARC.

Esa claridad en su hoja de ruta en un asunto al que todo el pueblo colombiano quiere poner fin, hizo que con sólo anunciar las negociaciones, la popularidad de Santos subiera 13 puntos, hasta un 80% de aprobación.

Un tercer punto destacable tiene que ver con el equipo negociador del Gobierno, encabezado por el comisionado para la paz Sergio Jaramillo . Se trata de un funcionario con antecedentes sólidos y de los más cercanos a Santos. Jaramillo es un verdadero alfil en esta ronda, es uno de los que más conoce la estrategia de la guerra y, al mismo tiempo, los mecanismos para hacer la paz. Graduado en Filosofía por la Universidad de Toronto y en Filología por la Universidad de Oxford, tiene un máster en Filosofía por la Universidad de Cambridge y fue candidato a doctor en Griego en la Universidad de Heidelberg en Alemania.

Esa formación ha hecho que tenga muy claras las pautas. Durante la primera fase , el equipo negociador se encargará de lograr que las FARC tomen la decisión de acordar en un documento público que dejarán las armas y que no buscarán sus objetivos por la vía armada. Y como los negociadores definieron estos diálogos como «un proceso integral y simultáneo», esto implica un alto el fuego bilateral y definitivo, el abandono de las armas, la implementación de la política de desarrollo rural y de los mecanismos de participación política. Pero eso vendrá en la segunda fase.