Flotats, mentiroso compulsivo

«La obra —continúa Flotats— habla sobre si puede existir la transparencia en las relaciones de pareja, en las relaciones sociales o en la sociedad. Es también una reflexión en voz alta acerca de la posibilidad de la verdad, o la maldita mentira que está siempre. Pero en ningún momento la obra es un ejercicio moral, no juzga . Es una comedia con mucho trasfondo, la primera que ha escrito su autor, y de ella escribió la crítica de Le Figaro cuando se estrenó en París: «Posee el vértigo pirandelliano y el suspense pinteriano». Me parece una definición muy acertada.

«La verdad» transcurre en tan solo unos días. Miguel, casado con Laura, la engaña con Alicia, que es la mujer de su mejor amigo, Pablo. Es el arranque de la comedia en la que Flotats interpreta a un hombre que es «tonto porque se cree muy listo y superior; piensa que lo tiene todo controlado y es el gallo del corral . Una persona además que se acaba creyendo sus propias mentiras».

Hay otro asunto que hace particular a la obra de Zeller, según Flotats; es el tratamiento de la mujer:«hay un respeto hacia ella que no es usual en este tipo de obras sobre infidelidades. Normalmente son solo guapas, estupendas y un poco objetos en el mejor de los casos. En esta comedia las mujeres tienen cabeza , y mucha cabeza, más que los hombres. Tal vez mienten igual, pero son más inteligentes. Se acerca así a autores clásicos como Lope de Vega, cuyas mujeres son listísimas».

Después de hacer sus dos últimos montajes en teatros públicos —el Español y el Centro Dramático Nacional—, Flotats vuelve al teatro privado; son unos momentos complicados por la crisis y la subida del IVA. «Se notan mucho las condiciones y los medios. Pero ambos tienen que convivir. No puedo ni imaginarme que desaparezca el teatro público. Sería la desaparición del teatro . Creo que sigue marcando el camino que luego sigue el teatro privado. Antes eran los privados los que hacían el teatro más arriesgado, pero ahora ya no pueden».

Sobre los recortes y las consecuencias que pueda tener para el teatro, dice Flotats que «muchos productores dejarán de producir. El 13 por ciento que han aumentado los impuestos, en el caso de un espectáculo que funcione y tenga éxito, es casi siempre el mismo porcentaje que el hipotético beneficio posible. Ahora, ni siquiera abarrotando ganas dinero».

«Me duele —concluye— que un ministro crea que el teatro y el cine son mero entretenimiento. El teatro es indispensable. El teatro es provocar, es reflexión, enriquecimiento... En la primavera de Praga, cuando los tanques entraron en la ciudad, se representaba en un teatro «Las tres hermanas». El teatro vibraba por el paso de los tanques en la calle; la gente sabía lo que pasaba y les esperaba. Cuando al final del tercer acto, la actriz dijo: «¡Vámonos, Olga! ¡Vámonos a Moscú!», todo el teatro se puso en pie y se quedó cinco minutos en silencio, sin decir nada, y luego salieron poco a poco, atentos a que no hubiera peligro, pero sin decir palabra. ¡Que no me digan que el teatro no es importante! ¡Es vital!»