Luis Medina: «De Amanda Hearst me queda una buena amistad»
El hijo de Naty Abascal repasa sus motivos para brindar en una de las fiestas del verano
M.PINA
Siempre se le conocerá como «el hijo de...», pero el menor de los vástagos de Naty Abascal , de 32 años, apunta mucho más alto. De hecho, Luis Medina pasa por ser uno de los hombres más elegantes de España . Empresario del ... mundo de la moda —regenta la agencia de comunicación Showme, que representa a firmas como Oscar de la Renta y Tiffany & Co.— y reclamo de algunas marcas de lujo, él se define como un gran anfitrión y confiesa que disfruta «cocinando para los amigos». Además, tiene una nueva afición: «Registro en el móvil nombres que me gustan para mi sobrino». Así, mientras saborea una copa de cava rosado, nos descubre su lado más íntimo.
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Formado en Estados Unidos (su perfecto inglés no le ha restado su acento sevillano), en la actualidad vive en un piso del barrio Salamanca, en Madrid, con la única compañía de su perro («tengo ayuda para que lo paseen cuando yo viajo fuera», explica). Y aunque prefiere no desvelar el destino, nos adelanta que se escapará dos semanas en agosto «a la playita, para coger color. En España, en el extranjero... el lugar no importa, pero confieso que me encantan todas las playas del sur, así como las islas y Santander». Vaya a donde vaya, siempre lo hará en compañía de amigos y admite, con humor y resignación, que a buen seguro alguien le pondrá alguna «novia» durante el viaje: «Aunque estemos en grupo, en las fotos sólo sacarán a la chica que aparezca a mi lado ».
De noviazgos
Su última relación seria ha sido con Amanda Hearst, heredera del imperio que en su día creó William Randolph Hearst . «De Amanda me queda una buena amistad, pues no pasó nada que nos hiciera perderla», afirma al tiempo que aclara: «No hay otra "niña" en mi vida». Eso sí, confiesa que está abierto a nuevas relaciones. Y es que después de que Rafael Medina sentara la cabeza junto a Laura Vecino, todas las miradas se centraron en Luis, a quien las relaciones le duran pero no le cuajan. Antes de Amanda, fue Alejandra Rojas, hija de la condesa de Montarco, quien estuvo en su vida. Su noviazgo tampoco salió bien.
Los hermanos Medina siempre figuran en la lista de los hombres mejor vestidos del país , lo que Luis se toma como «un honor y, también, una responsabilidad». Pero ser hijo de una de las mujeres más importantes en el mundo de la moda supone jugar con ventaja. Presume de mantener una gran relación con su madre («me gustaría trabajar más con ella, pero no siempre es posible», comenta) y es consciente de la importancia de Naty Abascal en la vida social internacional y de sus contactos; por eso, aunque quiera ir por libre, no duda en admitir que «cuando necesito algo, pido a mi madre que me ayude. Ella tiene una gran agenda».
A Luis Medina le parece que el español «va bien vestido. Sin embargo, reconozco que no destaca por su exquisitez y buen gusto. Resulta, simplemente, correcto».
Acostumbrado a la presencia de la prensa en su día a día, cada vez se muestra más cómodo y natural ante los micrófonos, grabadoras y cámaras que congrega a su alrededor. Incluso, cuando se le pregunta sobre sus polémicas fotos fumando dentro de un restaurante, responde con naturalidad: «El local estaba cerrado. Era de unos amigos, no estaba haciendo nada ilegal».
El nombre del padre
Ante la próxima paternidad del duque de Feria , Luis asegura tener «muchas ganas de ser tío». Y muestra la prudencia lógica a la hora de hablar del embarazo: «Todo va bien y con tranquilidad». No puede evitar una sonrisa cuando admite que Naty Abascal «está encantada» ante el hecho de ser abuela . Su hermano Rafael y su mujer, Laura Vecino, desconocen aún el sexo del bebé que llegará «casi para fin de año». Y él tiene claro que, en el caso de que sea varón, le gustaría que se llamara Rafael, «como mi padre. Es algo que siempre he dicho en casa». Y es que el brillo de su madre nunca ha podido eclipsar la ausencia de un padre que falleció hace años en penosas circunstancias.
El menor de los hijos de Naty Abascal pone fin a la conversación recordando a su hermano y su cuñada. «¿Que si tengo motivos para brindar?, sí, por ellos».
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