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Nkunda y «Terminator»: ¿Otra vez mano a mano al Este del Congo?

Las amenazas del presidente ruandés de liberar a Laurent Nkunda, ex líder del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo, acrecientan el riesgo de un nuevo estallido de violencia en la región

Nkunda y «Terminator»: ¿Otra vez mano a mano al Este del Congo? afp

EDUARDO S. MOLANO

Ruanda y República Democrática del Congo apelan de nuevo a sus monstruos. Las recientes amenazas del presidente ruandés, Paul Kagame , de liberar a Laurent Nkunda, ex líder de la milicia tutsi Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP) y quien se encuentra detenido por el Gobierno de Kigali desde 2009, acrecientan el riesgo de un nuevo estallido de violencia en la Región de los Grandes Lagos.

Formado militarmente en el Frente Patriótico Ruandés, partido tutsi en el poder, la paradójica captura de Nkunda hace tres años tan solo fue una estrategia del Gobierno de Kigali para eliminar a testigos molestos del pasado . Sin embargo, es precisamente ahora, que el mandatario ruandés se enfrenta a nuevas acusaciones de subvencionar a los rebeldes, cuando el temido “monstruo del calabozo” vuelve a ser utilizado en forma de advertencia.

Y no es un simple villano de cuento infantil. Con el apoyo explícito de Ruanda, el CNDP asola desde 1998 el Este del Congo en su afán por evitar “el genocidio que los hutus están practicando contra los tutsis en la región”. Entre sus principales “méritos” se encuentran la matanza de más de 160 civiles en un ataque registrado en 2002 en la región de Kisangani, o el reclutamiento de más de 2.500 niños soldado, algunos de ellos de apenas 12 años.

Pero la relación entre Nkunda y Kagame, pese a ser conocida por la opinión pública desde hace años, no fue denunciada por la ONU hasta 2008 . En un informe realizado por cinco observadores independientes se detallaba cómo el Gobierno de Kigali participó en “el reclutamiento de soldados, incluidos niños”, así como facilitó la provisión de “equipamientos militares a los hombres de Nkunda”. 

No en vano, la historia parece repetirse. Porque tres años después de la detención de Nkunda, las actuales amenazas del mandatario ruandés sobre su liberación confluyen con otro polémico informe, también de Naciones Unidas, que denuncia el apoyo propiciado por el ministro de Defensa del país africano, James Kaberebe, así como dos altos mandos del Ejército, a la insurgencia que opera en el Congo bajo el liderazgo de Bosco Ntaganda.

El ejemplo Ntaganda

Comandante -como Nkunda- del CNDP antes de que esta milicia se integrara en el Ejército congoleño en 2009, Ntaganda (cuyo nombre de batalla es “Terminator”) es fiel ejemplo de las alianzas pasadas entre los Gobiernos de Kigali, Kinshasa y los rebeldes.

A principios de abril, decenas de excombatientes del CNDP desertaron de las fuerzas estatales, y generaron un nuevo movimiento denominado M23 (en honor a los acuerdos del 23 de marzo de 2009).

¿El interés real de este amotinamiento? Depende del encuestado. Mientras que para el Gobierno de Kinshasa la única motivación del nuevo grupo es proteger a Ntaganda (quien cuenta con una orden de detención por parte de la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra), los rebeldes siempre han negado esta relación causa-efecto y aseguran que su huida tan solo se debe a las “inhumanas” condiciones de vida que sufrían en el Ejército, así como al impago de salarios.

Eso sí, el reciente informe de Naciones Unidas tampoco es que haya ayudado demasiado a calmar los ánimos. Según este documento, miembros del Ejército ruandés han entrado en territorio congoleño para ayudar a reforzar las posiciones de los rebeldes, mientras que Kigali ha aportado ayuda logística y ha facilitado el paso por la frontera a Ntaganda y sus combatientes .

Entretanto, el paradero de “Terminator” continúa siendo una incógnita (fuentes locales aseguran que se encuentra en el Parque Nacional de Virunga, con un pequeño grupo de combatientes). 

Quizá no suficientes. Mientras que las estimaciones más fiables calculan la fuerza de los amotinados entre los 500 y 800 miembros, el Ejército congoleño, por el contrario, ha desplegado varios miles de tropas en la zona, junto con tanques, artillería y helicópteros de ataque.

No en vano, como destacaba recientemente el analista Jason Stearns, autor de “Dancing in the glory of monsters”, a menos que el grupo rebelde sea capaz de llevar a cabo incursiones en los pueblos de los alrededores, o establecer rutas de abastecimiento a través de Ruanda, pronto podrían quedarse sin suministros.

Y qué mejor avituallamiento para la infamia rebelde que el retorno del hijo pródigo Laurent Nkunda.

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