Rousseff llora al recordar compañeros muertos en dictadura

«Brasil merece la verdad, las nuevas generaciones merecen la verdad y, sobretodo, merecen la verdad factual, aquellos que perdieron amigos y parientes y que siguen sufriendo como si ellos muriesen de nuevo a cada día», concluyó la presidente ya con lágrimas, emocionada al punto de tener que interrumpir el discurso. Rousseff, que fue presa entre 1970 y 1972 y sometida a sesiones de tortura, fue aplaudida de pie durante la ceremonia.

Rousseff, la cuarta presidenta brasileña tras el retorno a la democracia, es la primera que pone el dedo en una herida abierta de la historia brasileña. Antes de ella, Fernando Henrique Cardoso y Luiz Inácio Lula da Silva , que sufrieron persecución política durante ese período, t uvieron dificultades para abordar ese tema espinado entre civiles y Fuerzas Armadas. Por eso el discurso de Rousseff mantiene aún un tono cuidadoso: «No nos mueve la revancha, el odio o el deseo de reescribir la historia de una manera distinta a la que ocurrió. Nos mueve la necesidad imperiosa de conocerla (la verdad) en su plenitud, sin ocultamientos», dijo la presidenta, acompañada por los ex presidentes Lula da Silva, Cardoso, Fernando Collor y José Sarney.

Brasil es uno de los últimos de los países de la región que inicia un proceso de investigación contra las violaciones de derechos humanos durante la dictadura. Pero a diferencia de Chile, Argentina y Uruguay, que juzgaron militares, la comisión brasileña debe apuntar los crímenes sin llevar a nadie a la prisión. El lema de esta comisión es «evitar el rencor».