El Príncipe preside un emotivo funeral en memoria de Antonio Mingote

A las ocho de la tarde de ayer llegó S. A. R. el Príncipe de Asturias a la escalinata de la Iglesia de San Jerónimo el Real. En la cima le esperaban la viuda de Antonio Mingote, Isabel Vigiola; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y la presidenta-editora de ABC , Catalina de Luca de Tena. Don Felipe besa a Isabel y le transmite el pésame de toda la Familia Real, que sentía devoción por Antonio Mingote. Bajo la música de Marzi —«Signore delle Cime»— entran en el templo Don Felipe acompañado de Isabel Vigiola, Esperanza Aguirre y Catalina Luca de Tena. Saluda a los familiares. A la derecha, el duelo familiar, presidido por Isabel, el alma de don Antonio; el hijo del dibujante, Carlos Mingote; sus nietos Pablo y Héctor; la familia Vigiola, sus sobrinos, ahijados y la siempre fiel Carmen. Inmediatamente después su familia de ABC, a quien Mingote consagró con ejemplar fidelidad seis décadas de su vida: el presidente de Vocento, Enrique de Ybarra; la vicepresidenta Soledad Luca de Tena; el director de ABC , Bieito Rubido; y el presidente del Consejo Asesor Editorial, Santiago Castelo.

También se encontraban en la iglesia el consejero delegado de Vocento, Luis Enríquez , y la directora general de ABC, Ana Delgado , así como numerosos periodistas que han pertenecido en distintas épocas a la Redacción de ABC

En la primera fila de la izquierda se forma el duelo oficial , presidido por Don Felipe. Le acompañan Esperanza Aguirre y Catalina Luca de Tena; el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha; el director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, y el exalcalde José María Álvarez del Manzano y su mujer, Eulalia. En la segunda fila, el Jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, y el Jefe de la Casa del Príncipe, Jaime Alfonsín, junto a varios academicos. También se encontraba la escritora Natalia Figueroa y su marido el cantante Raphael , entre innúmeros asistentes.

La misa, oficiada por el párroco de San Jerónimo el Real, Julián Melero, fue concelebrada por cuatro sacerdotes. El padre Luis Lezama pronunció la homilía recordando «la mirada divina» de Antonio, que cada mañana observaba la vida y trazaba la viñeta de su ABC: «Su tremenda humanidad no le permitía ser ateo. Antonio era un don. Antonio comprendió muy bien que ser cristiano es humanizar la vida». La misa funeral terminó con el «Salve Regina», de Ángel Mingote, y «la muerte no es el final»,