Cuando la Lotería de Navidad es una tortura

Su vida en estos días se convierte en un infierno por la proliferación de llamadas al juego. Son fechas de vacaciones, en las que se dispone de más tiempo y de más dinero por la extra navideña y todo junto constituye un cóctel fatal.

En torno a un 15% de las personas que se encuentran en los primeros seis meses de tratamiento recaen en su dependencia en estas fechas y en un 6-7% entre los que llevan más de un año, según los datos de la Federación Andaluza de Jugadores de Azar Rehabilitados (FAJER). Un dato que corroboran desde la Federación Española. «En todas las asociaciones españolas hay recaídas tras la Navidad», señala Gutiérrez.

Juan Luis Suárez, presidente de Fajer, cuenta la historia de un director de una entidad financiera, que llegó a la asociación en febrero de 1997.«Se había gastado entre ocho y diez millones de pesetas en la Lotería de Navidad y el Niño ». El propio Suárez, que lleva 18 años de abstinencia, reconoce que en 1992 podía llegar a gastar entre 600.000 y 700.000 pesetas en el Gordo y el Niño. « La participación es un engañabobos », subraya el presidente de la federación andaluza a quien entonces, en su trabajo en el sector de la hostelería, le ofrecían lotería de distintas asociaciones, empresas, colegios... «¿y con quién no colaboras?».

Son ejemplos reales de hace unos años, pero actualmente hay muchos que gastan entre 3.000 y 4.000 euros en Navidad. Y eso que las personas con problemas de ludopatía eligen con más frecuencia juegos en los que los resultados de su apuesta sean inmediatos, como las tragaperras o el bingo. «Cada uno tiene su juego preferido, pero el problema es el descontrol de los impulsos con cualquier juego de azar », explica Gutiérrez, que recuerda a una señora mayor de Castilla La Mancha ya fallecida que solo jugaba en Navidad, pero cada año se gastaba entre 200.000 y 300.000 pesetas. Tenía dinero, pero acabó con la pensión embargada, de alquiler...

La adicción al juego puede llevar a la ruina, a cometer delitos económicos, a la cárcel, a la violencia, incluso al suicidio. Como en otras dependencias, conduce a la destrucción de la propia persona y del entorno que la rodea. Por eso los jugadores rehabilitados hacen un serio llamamiento al Gobierno para que frene una oferta de juego que consideran excesiva y ante la que se ven completamente indefensos.

La campaña de la Lotería de Navidad resulta particularmente agresiva para ellos, y no solo por la proliferación de anuncios, que a su juicio no deberían existir, sino también por el que este año la protagonicen menores . «Si en un anuncio un niño sujetara un paquete de tabaco o una botella de alcohol, o publicitara un casino o cualquier operador de juego online todo el mundo se echaría las manos a la cabeza. ¿Por qué la lotería tiene que ser distinta?», se pregunta Gutiérrez. Hay conceptos instalados en la sociedad que, a su juicio, deberían cambiar. «No se puede seguir haciendo, con total falta de concienciación, algo mal. Se han quedado en los años 60 en el tema de la lotería», añade.

También son críticos con que sean los niños de San Ildefonso quienes repartan los premios. En esta cuestión Suárez se muestra contundente: «Que dejen de utilizar a niños como elemento de suerte . Hay tradiciones que son muy nocivas y la dirección del colegio debería pensar que se está usando a los niños como amuletos». Una mano inocente es un reclamo y los juegos de azar no son inocentes, señalan los exludópatas. Por eso piden que así como está prohibido la venta de tabaco y alcohol a menores, también lo esté la lotería y se vete la entrada de los niños en las administraciones.

Aumentar el número de décimos de la Lotería de Navidad , precisamente en año de crisis , no es el camino que debería emprender el Gobierno. En lugar de instar a la austeridad, se incita al juego y se confunde a la gente, según Juan Luis Suárez, «que debería administrarse mejor y no dejar las cosas al azar en caso de dificultad».

Ante la falta de atención por parte del Gobierno -«que no da un euro para programas de tratamiento», dice Suárez-, las asociaciones de jugadores de azar rehabilitados extreman en estos días sus llamamientos a la abstinencia incluso para los familiares de ludópatas. «Si a una persona cercana a un jugador le toca la lotería, piensa que ha cambiado su suerte y vuelve a jugar», apunta Suárez. Porque cuando toca aún es peor. A un empresario agrícola al que atendió Fajer le tocó la primitiva y a los dos años había perdido todo que tenía.

La dependencia del juego no tiene cura, pero sí rehabilitación . Es el mensaje que dan a quienes en estos días se percaten de que están gastando demasiado en lotería. «Cuando hay sospecha, es que ya hay un problema y hay que reaccionar», afirma el presidente de la federación española de jugadores de azar rehabilitados. Su consejo es simple: «ante la duda, no juegues. No pasa nada si te equivocas y no tienes el problema, pero al revés sí». Y a quienes se les hayan disparado las alarmas sobre algún conocido, que ante la mínima duda acudan a informarse en alguna asociación. «Se puede dejar de jugar y se vive de maravilla», asegura Gutiérrez, quien no recuerda «ningún minuto feliz» de su etapa de jugador. Tanto él como Juan Luis Suárez no esconden que su lucha es continua, pero «como la de cualquier persona por ser mejor».