traineras
Dopaje en alta mar
El tránsito de ex médicos del ciclismo a las traineras ha terminado en la fiscalía con acusaciones de trampa
JOSÉ CARLOS J. CARABIAS
Cuenta la leyenda que un remero tiene que respirar y recibir agua al llegar a la meta. Pulmones abiertos y líquido frío para una devoción costumbrista convertida con el paso de los siglos en deporte y folclore, mitad y mitad, a partes iguales: las regatas ... de traineras. Adscritas desde tiempo inmemorial al norte de España, al fiero Cantábrico de mareas fuelle y playas bravas, las gentes de las traineras procesan desde hace meses un problema gangrenoso que les resultaba desconocido: el dopaje. La Fiscalía de Vizcaya acusa a la mejor escudería de alta mar, Urdaibai, de prácticas sospechosas con la química de por medio. Y el asunto se tramita ya en los juzgados. Cinco personas relacionadas con Urdaibai están implicadas. En el rlato de los hechos aparece un viejo conocido de los mundos subterráneos del dopaje, el médico extremeño Marcos Maynar.
La historia se remonta al 12 de septiembre de 2010. San Sebastián se engalanó, como todos los años, para disfrutar de una de las pruebas deportivas con mayor arraigo en la ciudad, La Concha. Aquel día fue como todos los primeros domingos de septiembre desde hace 131 años, cuando unas cuantas barcas de pescadores se desafiaron entre sí para resolver una duda metódica: dirimir en la bahía cuál era la embarcación más rápida. Una apuesta entre marineros que desembocó con los siglos en un evento deportivo, cultural y social.
El pasado 12 de septiembre había más de 100.000 personas atentas a las evoluciones de las barcazas en un paisaje que emite mensajes del mar hacia la ciudad. La parte vieja de San Sebastián se llena de cuadrillas de amigos que desayunan a primera hora y siguen de fiesta hasta el almuerzo, compuesto por caldo, merluza rebozada y sidra según establecen los cánones.
El 12 de septiembe ganó Urdaibai, pero explotó su principal adversario, Kaiku. Se hartó José Luis Korta, remero olímpico en Moscú 1980, patrón de equipo, preparador físico y showman televisivo en el País Vasco... De naturaleza extrovertida, dijo: «Esto no hubiese pasado un control de la UCI en un Tour de Francia». Y añadió en el encendido de la mecha: «Todo el mundo sabe qué gente ha llegado al remo. Y a la larga saldrá. Yo sobro».
La gente que llegó a las traineras y que, según Korta, ha alterado las competiciones son médicos. La vieja historia de una hipocresía. ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿El ansia de ganar de deportistas, presidentes, entrenadores y aficionados que miran para otro lado o la pista del dinero que siguen profesionales del juramento hipocrático que han hecho fortunas arriesgando con la salud de los demás?
Korta dio el nombre de Marcos Maynar como médico de Urdaibai. Denunció el caso a la Agencia Española Antidopaje (AEA) que preside Javier Martín del Burgo, y desde ahí se trasladó el caso a la Fiscalía de Vizcaya, que después de un año de investigaciones y pesquisas policiales ha implicado a cinco personas. Urdaibai ganó la Liga de traineras y la Bandera de la Concha, pero el rastro de los investigadores condujo hasta la farmacia y el tráfico químico en internet: efedrina, broncodilatadores, anabolizantes...
La hipocresía del dopaje
«Los médicos van donde hay gente que quiere pagarles», comenta una voz conocedora del caso que prefiere el anonimato, ahora que han entrado los juzgados en el tema. «Un remero puede cobrar entre 300 euros mensuales, el que menos, y 3.000, el que más. No son profesionales y no se mueven grandes cantidades, pero sí hay premios suculentos, que se reparten entre todos. Las Diputaciones están detrás de las traineras».
Marcos Maynar arrastra una trayectoria sin parangón en el deporte. El lado oscurso, la versión B de la estrella mediática Eufemiano Fuentes. Adherido a una sorprendente impunidad, sus tentáculos siguen activos. Empezó a saberse de él como aliado de Sabino Padilla. Maynar elaboró un informe en 2002 en el que argumentaba que Carlos Gurpegui, el futbolista del Athletic que dio positivo y fue sancionado dos años, producía nandrolona de forma natural. Hace siete años se conoció la detención de Maynar en la Operación Gamma. La policía descubrió anabolizantes en su domicilio particular. Salió indeme al alegar que los utilizaba para sus investigaciones como profesor titular de Fisiología del Ejercicio en la Universidad de Extremadura.
En 2008 murió el ciclista portugués Bruno Neves. A consecuencia de la investigación, que decretó fallecimiento por paro cardiaco sin más cuentas, la policía portuguesa registró las dependencias de su equipo, el LA (antiguo Maia), y se incautó de hormona de crecimiento, EPO, bolsas de sangre y material para transfusiones. «Me sorprende. No sé nada», se defendió Maynar. La Federación portuguesa de ciclismo inhabilitó al médico por diez años para ejercer su profesión en este país, que aún no dispone de una ley antidopaje con consecuencias penales. La vertiginosa carrera de Maynar se cerró en Portugal con una acusación de 16 delitos relacionados con el dopaje (ocho por administración y ocho por manipulación).
Ofertas por mail
Las últimas noticias sobre él vinieron de Alemania. La cadena ADR contó que había enviado un mail a varios equipos ciclistas para ofrecer sus servicios. Marcos Maynar confirmó la llamada, pero no el objetivo. Dijo que quería ayudar a detener a los tramposos...
«Antes no quería saber ni su nombre, ahora para mí no existe. Hay médicos y médicos. Tendrán carrera, pero entiendo que el médico es para curar y hay otros que igual no lo hacen...», comenta José Luis Korta.
Un mínimo rastreo por el mundo de las traineras desemboca en viejos médicos conocidos del mundo del ciclismo. Según cuentan las gentes del Cantábrico y según la chanza que antiguamente reinaba en el ciclismo y que consistía en adivinar quién era el médico de cada corredor, Jesús Losa, Iñaki Arratíbel, Alberto Beltrán o Marcos Maynar se han involucrado en labores de asesoramiento en la liga de traineras en la que compiten doce equipos: Urdaibai, Orio, San Juan, Castro, Pedreña, Astillero, Pereira, San Pedro, Hondarribia, Kaiku, Zumaia y Camargo.
El asunto funciona como sobreentendido desde hace tiempo en los balcones privados del ciclismo. Desde que saltó la Operación Puerto (2006) y el gobierno instauró un año después la primera ley antidopaje en españa, muchos negocios médicos, y no obligatoriamente los anteriormente citados, se habían desplazado a Portugal en un avistamiento que recuerda a los antiguos y románticos bandoleros. Bastaba con cruzar la frontera para situarse a un lado o a otro de la ley. Numerosas voces conocedoras del dopaje aseguran haber visto, cual aparición celestial, al «grupo de trabajo» de Eufemiano Fuentes en las lindes portuguesas, lejos de las normativas antidopaje españolas a las que ahora se enfrenta en la Operación Galgo.
El presidente de la Federación Vizcaína ha dimitido a consecuencia del cisma de las traineras, Korta no se apea de sus acusaciones y las gentes del puerto asisten atónitos a una marea que no conocían.
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