«Al final solo quedará la marca Stieg Larsson»
Eva Gabrielsson, pareja del autor sueco, publica «Millennium, Stieg y yo» y advierte del uso y abuso que se está haciendo de la imagen del escritor
DAVID MORÁN
El día que Stieg Larsson se desplomó dejando huérfana e inconclusa una de las más exitosas sagas de novela negra de las últimas décadas, su compañera Eva Gabrielsson se impuso una meta: sobrevivir un año. "Hoy la palabra que trazo con serenidad es vivir", ... escribe ahora en "Millennium, Stieg y yo" (Destino; Columna), libro de memorias y recuerdos en el que la compañera y confidente del autor de "Los hombres que no amaban a las mujeres" abre unas cuantas ventanas al pasado para poder cruzar definitivamente el umbral del presente.
«Tienen suerte de que Stieg haya muerto, porque habría sido un gran obstáculo para sus negocios»
Y aunque en ese vivir juegue un papel primordial seguir batallando con la familia del escritor sueco por conseguir la gestión del derecho moral de su obra —recordemos que al no estar oficialmente casados, Gabrielsson fue despojada de cualquier derecho sobre la obra escritor sueco—, la compañera de Larsson sí que parece haber descartado la idea de terminar el cuarto volumen de la saga Millennium, el que Larsson dejó inconcluso y que, según explica Gabrielsson en el libro, "apenas consta de doscientas páginas".
"Me ofrecí a terminar el cuarto libro y entregárselo a la familia, pero ahora me doy cuenta de que no fue buen idea. Me habría convertido en la escritora fantasma de los libros de Stieg Larsson, y detrás de mí hubiesen llegado otros escritores fantasma —explica Gabrielsson, de paso por Barcelona para presentar "Millennium, Stieg y yo"—. El éxito hubiese llevado a la familia a querer más y más y al final de Steig solo quedaría su nombre, algo que sería una pesadilla para cualquier escritor".
La pesadilla, de hecho, ya ha comenzado. O eso es lo que cree Gabrielsson, para quien el uso el uso y abuso que se está haciendo del escritor sueco solo contribuye a ensombrecer su esencia. "A medida que la imagen de Stieg se va explotando su esencia se diluye. Al final sólo quedará el nombre, la marca Larsson", advierte antes de lanzar un nuevo órdago a la familia de escritor. "Tienen suerte de que Stieg haya muerto, porque habría sido un gran obstáculo para sus negocios. Ahora sin embargo, tienen una autopista libre de obstáculos" , sentencia.
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