«Los padres de Karen Quinlan siguen pidiendo la muerte piadosa de su hija»
Este titular de ABC de 1975 resume la batalla legal que mantuvieron Joseph y Julia para que retiraran el respirador artificial que mantenía con vida a su hija. Fue el primer precedente histórico de un caso de eutanasia
ISRAEL VIANA
Karen Ann Quinlan se convirtió, en 1976, en el primer icono moderno del interminable debate sobre el derecho a morir . Fue la mujer que provocó la primera controversia nacional sobre la eutanasia en los Estados Unidos, después de que el Tribunal Supremo de New Jersey, hace hoy justo 35 años, dictara sentencia a favor de sus padres ... , permitiéndoles retirar el respirador artificial que mantenía con vida a su hija, una joven de 21 años que se encontraba en «estado vegetativo irreversible».
Karen Quinlan consumió alcohol y tranquilizantes durante una fiesta
Todo comenzó el 15 de abril de 1975, durante una fiesta de un amigo en la que Karen Quinlan, que no había comido apenas nada en dos días para poder usar un vestido que se había comprado , consumió alcohol y tranquilizantes. Poco después comenzó a sentirse mareada y, más tarde, se quedó inconsciente y sin respiración. Todo ello le ocasionó un daño cerebral tan grande que se quedó en estado vegetativo sin posibilidades de recuperación .
Aquí comenzó el caso que abrió la puerta de un diálogo, aún abierto, sobre las cuestiones éticas y legales que rodean a la medicina moderna sobre su capacidad de decisión en la muerte de pacientes incurables. Sus padres, Joseph y Julia Quinlan comenzaron una larga batalla para que les fuera concedido el derecho a desconectar el respirador que mantenía con vida a Karen.
«Sus padres rezan para que muera»
La prensa de todo el mundo rápidamente se hizo eco de un caso insólito en la historia del país. « Los padres de Karen Quinlan siguen pidiendo la muerte piados de su hija » o « Sus padres rezan para que muera » fueron algunos de los titulares que ABC le dedicó al caso, al tiempo de que se hacía eco de que, tanto en el Estado de Nueva Jersey como en la mayor parte de Estados Unidos, la Ley obligaba a utilizar todos los recursos para mantener con vida a una paciente , por extremo que fuera su caso.
Los Quinlan estaban convencidos de que era «inútil» todo lo que se pudiera hacer por su hija
Los Quinlan estaban convencidos de que era «inútil» todo lo que se pudiera hacer por su hija y pidieron al hospital de Morristown , donde se encontraba, que le retiraran el respirador artificial. Su padre pidió que se le nombrara custodio de Karen , para conseguir «el determinado poder para autorizar la suspensión de todos los medios extraordinarios de mantener con vida a su hija».
Según contaba ABC, antes de llegar a este paso, la familia Quinlan, de fuerte convicción católica, había consultado a dos sacerdotes y sopesado, además, los enormes gastos del tratamiento: en los primeros 156 días que Karen estuvo en coma, sus padres se habían gastado cerca de 200.000 dólares (unos 10 millones de pesetas). Pero los responsables y médicos que la cuidaban se negaban a llevar a cabo la desconexión de Karen ante la posibilidad, más legal que moral, de que fueran acusados de homicidio . Exigían, pues, una orden del juez que les eximiera de toda culpa.
Pablo VI condena la eutanasia
La polémica creció. Sus consecuencias podían producir una conmoción profunda en la práctica de la medicina , en una época en la que se había producido muchos avances en el mantenimiento de la vida por medio artificiales. La Iglesia alzó la voz por boca del Papa Pablo VI , quien condenó la eutanasia en Roma a raíz del «caso Quinlan». Y, por si fuera poco, dos noticias nuevas añadía más leña al fuego: la primera, el doctor Kenneth C. Edelin, que poco antes había sido condenado por homicidio tras no salvar a un niño abortado y, en segundo lugar, el caso de un hombre de Texas que, después de ocho años, había despertado de su coma .
«Los motivos humanitarios no pueden justificar que se quite una vida humana»
La Corte Superior de Nueva Jersey negó el permiso a los Quinlan : «Los motivos humanitarios no pueden justificar que se quite una vida humana. El hecho de que la víctima se encuentre a las puertas de la muerte no justifica su homicidio», dijo el juez Muir. Y añadió: « La cualidad temporal más importante que tiene Karen Ann Quinlan es que está viva . Y existe todavía una esperanza de que pueda recuperarse, por muy remota que parezca».
Los padres, que mostraron una gran decepción, no se dieron por vencidos y llevaron su caso a la Corte Suprema de Nueva Jersey . Esta finalmente autorizó la decisión de los padres, en una sentencia histórica: «No tenemos duda alguna – dijo el Tribunal –, tratándose de esta triste circunstancia, de que si Karen estuviese por un momento en estado de lucidez y se diera cuenta de que volvería al estado de coma porque su enfermedad no tenía remedio, decidiría que se desconectara el uso del aparato mecánico para mantenerla con vida». Mientras, su madre aseguró: «Esta es la decisión por la que hemos estado rezando durante tanto tiempo. Es la decisión correcta».
Sin embargo, cuando se le quitó el respirador, Quinlan sorprendió al mundo, ya que continuó respirando de forma no asistida y siendo alimentada artificialmente durante nueve años más, hasta el 11 de junio de 1985, fecha en que murió por una neumonía . Un precedente que abrió la posibilidad de permitir a los familiares, en 24 Estados de Estados Unidos, decir a los médicos que no se emplearan sistemas artificiales para seguir manteniendo con vida a una persona en caso de enfermedades incurables . Pero el debate, 35 años después, no está cerrado.
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