Sudán se encomienda a China
Una semana después de que se aprobara la independencia de Sudán del Sur, el Gobierno norteño de Jartum se ve abocado a renegociar sus acuerdos comerciales
EDUARDO S. MOLANO
Generado un nuevo país, toca ahora repartir sus recursos. Solo una semana después la aprobación, por cerca de un 99%, del plebiscito de independencia de Sudán del Sur (cuya implantación está prevista para el próximo 9 de julio), el Gobierno norteño de Jartum se ... ve abocado, a marchas forzadas, a renegociar sus acuerdos comerciales. Un doble juego en el que debe resultar clave su aliado histórico: China. Y lo cierto, es que no parece que vaya a darle la espalda.
Ya el pasado martes, el consorcio China Communications Construction anunció que emprenderá la construcción del nuevo aeropuerto de la capital sudanesa, Jartum, tras haber obtenido un contrato valorado en 900 millones de euros.
«Después de que este proyecto se haya completado, aumentará en gran medida el grado de internacionalización de la capital, así como el impacto que China tiene en el mercado de Sudán», aseguró la compañía en un comunicado.
Sin embargo, el faraónico proyecto tan solo subraya la estrecha relación entre Pekín y Jartum ligada, no siempre, a la buena praxis.
Incumplimiento del embargo de armas
El pasado mes de noviembre, Naciones Unidas denunció en un informe -elaborado por un panel de expertos de la organización- que el Gobierno de Omar al Bashir, con la ayuda de China, habría incumplido, de forma ostensible y en la última década, el embargo armamentístico que pesa sobre la región de Darfur, al oeste del país.
La investigación documenta cómo la mayoría de los 18 casquillos hallados en los lugares en los que se produjeron ataques contra las fuerzas de paz de la ONU y la Unión Africana fueron fabricados en terreno asiático, aunque exime -curiosamente- de conocimiento al régimen chino.
Pero al margen de miserias, y con la construcción de un país en ciernes, la actitud de Pekín con respecto al nuevo Gobierno del Sur será, no obstante, la que marque el devenir económico de Jartum en la próxima década.
Como reconoce a ABC Zhang Jun , cónsul chino de Comercio para el sur de Sudán, «el petróleo sigue siendo la columna vertebral de la economía, tanto en el norte y el sur», por lo que espera que la separación de ambos Estados «no afecte a la producción de crudo».
En la actualidad, Sudán es el tercer mayor exportador de crudo del África subsahariana , con una producción cercana a los cerca de 480.000 barriles diarios.
Y pese a encontrarse casi el 75% de las reservas en territorio sur sudanés, los acuerdos de paz de 2005 estipulan que ambas regiones se dividan los ingresos del petróleo a partes iguales.
Aunque esta circunstancia no siempre ocurra. Según Global Witness” -organización especializada en recursos naturales-, desde 2007, el Gobierno de Jartum y la empresa petrolera estatal china CNPC, quien se beneficia del 60% del crudo extraído en la región, ofrecen cifras «falsas» sobre sus extracciones.
Ya durante el plebiscito de enero, el ministro de Asuntos Exteriores de Sudán del Sur, Deng Alor Kuol aseguraba a este diario que el Gobierno chino «mintió» sobre la capacidad real de sus reservas, por lo que tocaba «renegociar los términos del acuerdo».
Pero ante un Estado carente, incluso, de base política (Sudán del Sur ya ha anunciado que debe emprender la construcción de una nueva capital ante la falta de infraestructuras de la actual, Juba), Jartum dispondrá, a buen seguro, del primer derecho a réplica. Al menos, de momento.
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