Ximo Tur, el pianista frustrado
El alcalde de Calp tiene fama de ser un político poco convencional. Con el «caso Brugal» ha dado buena muestra
DAVID MARTÍNEZ
El alcalde de Calp, Ximo Tur (Bloc), se ha ganado a pulso la fama de ser un político poco convencional. Quizá porque, como él mismo explica, es consciente de que «fuera de la política hay mucha vida, y yo fuera de la política me lo ... paso muy bien». No se trata solo de su peculiar carácter o de que su militancia en un partido minoritario le permita una mayor libertad de acción que a los alcaldes populares o socialistas —«yo también observo la disciplina de partido, pero es una disciplina muy particular», resume—: Tur acaba de dar una poco habitual lección de coherencia a cuenta del «caso Brugal».
A pesar de que necesita el respaldo del PP para gobernar, no le ha temblado el pulso a la hora de destituir a tres ediles populares salpicados por el caso, aunque no imputados. «Desde la presunción de inocencia», matiza. «El problema es que los grandes partidos no tienen espejo donde mirarse, así que no se preocupan por su imagen, ni por la del Ayuntamiento». Así que Tur optó por tomar, con el respaldo de la ejecutiva nacional del Bloc, las medidas que echaba en falta en sus compañeros de gobierno.
¿Espera que su decisión le acarree algún problema hasta el final del mandato? Por lo pronto, explica con humor, «el que ve sobre la mesa» (llena de expedientes); «ahora gestiono tres concejalías aparte de la Alcaldía». Agunas tan importantes como Hacienda o Turismo. Más allá de la cuestión ética, o estética, el alcalde calpino no teme las consecuencias de su decisión: «si pierdo una votación en el Pleno, será democráticamente y como consecuencia de la expresión de la voluntad popular».
«110 papeletas de 100»
A pesar de su buen humor, Tur no oculta su preocupación por el impacto del «caso Brugal» en la imagen de Calp y su influencia en lo que resta de mandato. «Los ciudadanos están decepcionados y enfadados, y con razón; yo mismo me echo las manos a la cabeza».
A pesar de que «algunos días me piden la dimisión y pienso para mi que ganas no me faltan», Tur se ve como candidato en 2011. «Depende del partido, pero si fuera una rifa con cien papeletas, podríamos decir que yo tengo ciento diez». Lo que ya no tiene tan claro es que pueda seguir como alcalde, dado que depende de pactos postelectorales. «En una elección directa no sería nunca alcalde, pero me beneficié del sistema creado por PP y PSOE», explica. Como alternativa, propone «que haya dos urnas, una con votos a favor y otra en contra del candidato». De esta forma, está seguro de que tendría el mejor resultado.
El papel de un alcalde
Tur explica con orgullo que ser alcalde «es un honor», porque «la administración local es la única que funciona realmente». Para los ayuntamientos, argumenta, «los problemas son problemas», mientras para otras administraciones «son papeles». ¿Un ejemplo? «Donde yo veo una carretera que necesita arreglarse —como la entrada a Calp en la N-332—, ellos ven un plano».
Con todo, no le preocupa su futuro político —lleva doce años como edil, cuatro en Pego y ocho en Calp—. «Yo en realidad soy abogado, pero porque no se tocar el piano. Si no, sería pianista».
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