Jackass: más listos que tarados

La idea partió un 29 de febraro (claro) de 2002, para un programa de la MTV. En ella, su creador Johnny Knoxville y un grupo de colaboradores-amigos partían de una base sencilla: buscar actividades de riesgo que les produjesen dolor con un único objetivo: divertir a quien lo viera. Entre ayudantes, actores, cámaras y productores no eran más de quince, la mayoría amigos. Algunos, como el propio Knoxville, eran aspirantes a actores que no habían tenido suerte en su carrera y vieron en esto una salida.

Fue un éxito y de ahí dieron el salto a la pantalla grande con recaudaciones gigantescas. La primera entrega se hizo con cinco millones de dólares y recaudó 79. Le siguieron dos secuelas y media más. La media fue confeccionada con desechos de la segunda y realizada sólo para internet. Fue debido a que, gracias al éxito conseguido, muchos de los componentes del equipo consiguieron su propio programa en diversas televisiones.

Hoy se estrena la última película, realizada en 3D. Es una buena idea porque el objetivo es que toda la mierda de perro que sacan a lo largo del metraje (que es mucha) o los sudores asquerosos que llegan a beberse, te rodee por doquier gracias a la nueva tecnología. El reto no es nimio porque en cada entrega tienen que ir más allá, buscar ideas más originales y más atrevidas, por lo que el riesgo es mayor.

Así, para el «Jackaas 3D», Knoxville se fracturó una mano, en la primera semana Bam Margera se rompió tres costillas y, en general, la mayoría del equipo tiene todos los huesos molidos y algunos algo más porque una de las ideas consistió en atar un helicóptero de aeromodelismo al pene de Chris Pontiusse y hacerlo girar mientras que el actor se balanceaba muerto de risa acompañado de todos sus compañeros.

Es normal que mientras nosotros nos reímos, ellos se forren, doloridos, pero forrados. Y más que lo van a hacer con el vídeo juego que han sacado. Allí te puedes tirar desde un acantilado, jugar al golf con granadas para romper los cristales de la casa de Margera, andar en una balsa hinchable en medio de los cocodrilos o encontrar objetos con los que uno puede golpearse.

Es decir, que de tontos lo justo y de listos mucho, sobre todo si se tiene en cuenta que la última entrega ha costado 20 millones de dólares y en menos de un mes había recaudado 87 millones, y eso sin haberse estrenado en Europa y sin televisiones ni vídeo, que es lo que más suma. Es decir, uno de los mayores negocios del siglo. Si es que uno ya no puede fiarse ni de los descerebrados, porque de eso tienen poco...