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Los escarabajos de Yellowstone dejan sin alimento a los osos

Los parques nacionales de Yellowstone y de las Montañas Rocosas se encuentran en alerta por una plaga de insectos que amenaza el modus vivendi de los osos, salmones y pájaros carpinteros

Los escarabajos de Yellowstone dejan sin alimento a los osos

NATURAL

El escarabajo descortezador (bark beetle, en inglés) apenas mide lo que un grano de arroz, pero ya ha arrasado una quinta parte de los bosques del Oeste de los Estados Unidos. Los científicos hablan de una «infestación sin precedentes» y la atribuyen a los efectos del cambio climático.

Dos de los ecosistemas más valiosos, los parques nacionales de Yellowstone y de las Montañas Rocosas, se encuentran en alerta.

El escarabajo descortezador no es una especie nueva ni invasora.

«Los más de 20 grados bajo cero que solían alcanzarse en estos bosques en los meses de invierno destruían cada año a la mayoría de los insectos , pero estas temperaturas no se han vuelto a dar en la última década», apunta a Efe Peter Kolb, entomómologo y profesor de Gestión Forestal de la Universidad de Montana. La escasez de agua que experimenta la zona debilita a los pinos, además.

El único respiro que ha tenido la plaga en los últimos cinco años ocurrió en el verano de 2009.

Del latín «asesino»

Su modus operandi es sencillo: buscan un pino robusto, de entre 80 y 100 años y de unos 17 centímetros de diámetro, se instalan en él, asimilan sus nutrientes y desplegan sus larvas, que, en primavera, tras un periodo de hibernación, se suman al «banquete».

Dos años tardan en acabar con un pino. Setenta años pasan hasta que otro ejemplar alcanza la envergadura del caído . El nombre del insecto descortezador proviene del latín dendroctonus, que significa «escarabajo asesino».

El primer síntoma es que las hojas pasan de verdes a amarillas y de amarillas a rojas y marrones. A modo de defensa la corteza despliega grumos de resina, de modo que un árbol enfermo se asemeja a una gran vela derritiéndose.

Los guardabosques rocían los pinos con un pulverizador que contiene feromonas del propio escarabajo para hacer creer a otros que el pino «ya está pillado».

CO2 y muebles

Las consecuencias de la epidemia son múltiples y «dramáticas», asegura Peter Kolb. Los pinos que mueren y los terrenos que ocupaban se convierten en foco de incendios. El turismo también se ve afectado por la caída de árboles de tal volumen y altura en carreteras, campings, senderos, zonas de recreo o tendidos eléctricos.

Los osos de Yellowstone se están quedando sin alimento durante el otoño. Los pájaros carpinteros también sufren, según los responsables del parque. Y los salmones ven como la nieve que dejan de captar los pinos se derrite y llega a sus ríos.

Pero la mayor amenaza a largo plazo tienen que ver con el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero. En los últimos 20 años la plaga de escarabajos ha provocado la emisión de un millón de toneladas de dióxido de carbono en la Columbia Británica , el equivalente a la suma de emisiones del sector del transporte en Canadá en cinco años.

Rociar un solo pino de pulverizador cuesta entre 10 y 20 dólares. Por ello, alguno de los estados «víctima» están construyendo plantas de biomasa para dar salida a los pinos muertos y talando árboles en proceso de defunción para aprovechar la todavía calidad de su madera en la fabricación de muebles.

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