El día que las españolas tuvieron voz... y voto
El 1 de octubre de 1931 el Gobierno republicano español reconoce el derecho de voto a las mujeres mayores de 45 años
PATRICIA MORALES
Casi ochenta años han pasado desde aquel 1 de octubre de 1931. El Gobierno republicano español, en el poder desde el 14 de abril de ese año, tras la dictadura de Primo de Rivera, reconocía el derecho de sufragio a las mujeres después de ... años y años de intensa lucha . Tras un intenso debate en las Cortes Constituyentes, se aprobó finalmente la controvertida modificación que permitía votar a las mujeres, quienes, hasta esa fecha, lo tenían vetado.
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La principal protagonista del acalorado debate que se vivió en el país fue Clara Campoamor . La sumisión de las mujeres a los hombres era un tema tabú, sin embargo, la diputada defendía con uñas y dientes los derechos de sus compañeras, que aspiraban a tener los mismos que los varones. Los diputados opinaban libremente de las virtudes o desgracias de las mujeres, asegurando que «el histerismo impide votar a la mujer hasta la época menopáusica ». Campoamor, indignada, opinaba que el argumento de este diputado se trataba de «una broma más».
«Las mujeres no pueden ser representantes de otras mujeres»
«A los cuarenta años, todas son beatas», confirmaba otro diputado. Al final, la enmienda que intentaba aprobar el voto femenino rezaba así: «Los ciudadanos varones desde los veintitrés años y las hembras desde los cuarenta y cinco tendrán los mismos derechos electorales», conforme determinaban las leyes.
Ganó el sí por 161 votos a favor frente a 121 votos en contra, por lo que las mujeres pudieron cumplir uno de los objetivos por el que tantos años llevaban luchando. «¿Si todos somos iguales, por qué negar el derecho a la mujer?», se preguntaba Campoamor entre aplausos. Los socialistas eran proclives a reconocer los derechos que están en voluntad de todos. «¿Quién ha pensado en que la mujer pueda prestar el servicio militar?», preguntaba un diputado, sin percatarse de que muchos años después tal servicio militar dejaría de ser obligatorio.
El temor de aquellos recelosos de aprobar una enmienda que reconociera el derecho de la mujer a votar en unas elecciones o a representar a los ciudadanos no era otro que las mujeres fueran capaces de provocar reacciones encontradas con los varones. Defendían el peligro que el voto femenino representaba para la República.
Cinco años después, tras las elecciones de 1936 y el golpe de Estado por parte de Franco, las mujeres (y el resto de españoles) perdían el derecho al voto que tanto le costó ganar.
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