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El escondite de Agatha Christie

El escondite de Agatha Christie

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«No queremos laboristas en el condado de Devon. El socialismo es la ruina». El cartel aparece al margen de la autopista camino de la ciudad-balneario de Torquay y deja poco lugar a dudas. Se trata de un testigo de la pasada campaña electoral, ... ganada por los tories de David Cameron, que de manera harto sospechosa no ha sido retirado: a la vista de los resultados locales, se tomarán todavía un tiempo en hacerlo. El mensaje conservador subraya al visitante el carácter tozudamente inglés de la región, poseedora de una fórmula infalible en tiempos de frenética globalización: paisajes verdes de ensueño; vida comunitaria y familiar; vestigios heroicos del imperio; tradición artesanal renovada; escenarios de la vida y las obras de Agatha Christie. ¿Se puede pedir más, en especial ahora que en Gran Bretaña se come bien (casi) en cualquier parte? En esta esquina suroeste de las Islas Británicas, formada por los condados de Devon y Cornualles, todo obedece a un medido costumbrismo. El idioma suena (y se entiende) como inglés «verdadero»: nada que ver con el «globish», el dialecto global que practican quienes creen dominar la lengua de Shakespeare porque usan -no es broma- 1.500 palabras. El té perfumado se sirve en riguroso servicio de porcelana: los vasos de papel son inconcebibles. El tiempo fluye despacio y todo parece «de verdad». No existen parques temáticos. Nadie pretende perpetrar un rascacielos horrible en mitad de un idílico y armonioso entorno paisajístico, porque queda «moderno». Saben bien en qué consiste el turismo de calidad, pues la costa de la «Riviera inglesa» constituyó uno de los primeros emplazamientos turísticos del mundo desde el siglo XIX, cuando el ferrocarril «Great Western» facilitó el acceso a los veraneantes. Para el viajero documentado o el turista curioso el itinerario vinculado a Agatha Christie, con ocasión del 120 aniversario de su nacimiento, que se cumple el próximo 15 de septiembre, constituye un auténtico disfrute. La casa donde nació en Torquay en 1890 Agatha Mary Clarissa Miller, hija menor de un estadounidense rico y vividor y de una aristócrata inglesa, se hallaba en Barton Road. La leyenda señala que era una niña tan brillante que se educó en casa con preceptores privados, pero entonces era lo usual en su entorno social. Lo que no era tan común fue su precocidad. A los once años publicó en un periódico local un poema sobre los tranvías eléctricos. A los 16 había escrito varias historias cortas y a los 21 tenía lista su primera novela, «El misterioso asunto de Styles», editada en 1920. En su ciudad natal conoció a su primer marido, el teniente infiel Archibald Christie, de quien conservaría el apellido, en un práctico intento de no olvidar jamás los excesos de confianza que la habían conducido al divorcio y la depresión. Durante la primera guerra mundial él sirvió en Francia, mientras Agatha se graduaba como farmacéutica y adquiría una sabiduría sobre plantas y venenos que luego plasmaría en sus novelas.

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