LA DOLCE VITA
Coincidiendo con el 50 aniversario de la película de Fellini, una exposición recuerda la edad dorada de Roma como epicentro del cine internacional
VERÓNICA BECERRIL
Roma está celebrando este año el 50 aniversario de «La Dolce Vita», la película de Federico Fellini símbolo del periodo dorado de la ciudad. Para rendir homenaje a esos años de glamour en los que la Ciudad Eterna se encontraba entre las metas preferidas de ... los famosos, se acaba de inaugurar en el Museo dei Fori Imperiali en el Mercado de Trajano la exposición fotográfica «La Dolce Vita. 1950-1960 Estrellas y celebridades en los años 50 italianos».
A través de un centenar de páginas de periódicos de la época e imágenes pertenecientes al archivo del Instituto Luce, la institución creada en 1924 para la difusión del cine, el visitante viajará en el tiempo hasta ese periódo histórico en el que Roma era la cuna del cine mundial.
La capital italiana se convirtió en la década de los 50 en el escenario de grandes eventos históricos, como la boda en 1949 entre Linda Christian y Tyrone Power, o la elección de los estudios de Cinecittà de Roma como escenario para rodar «Quo Vadis». Éstas serán precisamente algunas de las imágenes que los amantes del séptimo arte y del glamour podrán ver en esta nueva exposición que se prolongará hasta el 14 de noviembre.
Vida mundana
Roma de hecho vive con nostalgia ese periódico en el que era el escenario de la vida mundana de la época. Tras el final del segundo conflicto bélico el mundo buscaba diversión, y Roma en ese momento ofrecía locales de moda, grandes producciones de cine, moda, y la belleza de sus calles como escenario.
Corría el año 1949 cuando en el rodaje de «Stromboli» Ingrid Bergman y Roberto Rossellini se enamoraron. Ya en los años 50, Via Veneto se convirtió en el punto de encuentro de artistas, cantantes, vividores, y paparazzi. Maria Callas, Anita Ekberg, Sophia Loren, y Pier Paolo Pasolini se dejaban fotografiar en los locales de moda de la lujosa avenida que hoy en día ha perdido ese glamour que le dio la fama. Poco queda del histórico Caffe de Paris, del
Caffe Strega tan amado por Gassman, o del Harry’s Bar y de la discoteca Jackie O’ donde bailaban Grace Kelly y Marcello Mastroianni.
La exposición fotográfica dedicada a la Dolce Vita recorre alguno de estos momentos inolvidables, como cuando en 1955 Lucia Bosé se enamoró del torero Luis Miguel Dominguín, o cuando Vittorio Gassman se divorció de su segunda mujer Shelley Winters e inició un romance con Anna Maria Ferrero. Pero también se evoca la historia de la época a través de imágenes del enlace televisivo en directo entre Grace Kelly y Raniero de Monaco en 1956. Y mientras unos se declaraban amor eterno, otros rompían sus uniones, como María Callas que en ese periodo dejó a su marido Battista Meneghini, por el armador griego Aristóteles Onassis.
Todo estaba permitido dentro de unas normas no escritas. Todo el mundo quería saber qué pasaba, pero sólo los paparazzi con contactos tenían la información. Una realidad que hoy se repite pero sin ese toque de glamour que coronó a Roma como capital del cine, comentaron recientemente algunos de los periodistas de la época.
A través de las imágenes de «La Dolce Vita. 1950-1960 Estrellas y celebridades en los años 50 italianos», se descubre el mito de esos personajes en una Italia en la que la mitad de la población hablaba sólo dialecto y donde seis millones de personas eran analfabetas. Pero donde se vendían más discos, con más de 18 millones de ventas sólo en 1958, y donde la gente acudía casi diariamente al cine, mientras otros preferían bailar rock’n roll.
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