CICLISMO
Indurain también dejaba ganar etapas... pero disimulaba mejor que Contador
El 'fair play' extremo del Tour, a debate después de las declaraciones del de Pinto
d. casado
«No he disputado la etapa y no he querido atacar llegando a meta porque Andy ha tirado todo el puerto». Eran las esclarecedoras palabras de Contador ayer, después de llegar a meta : había regalado la etapa más importante del Tour 2010 a ... su rival -pero amigo- Andy Schleck. Y por si quedaba alguna duda, un emotivo abrazo nada más cruzar la línea de meta certificaba esta cesión.
Contador, más rápido que el luxemburgués en las llegadas, hubiera podido hacerse con el triunfo sin dificultad en la cima del Tourmalet . En lugar de eso, prefirió ceder y, tal vez, evitar así los silbidos que los aficionados le habían dedicado las dos jornadas anteriores por su ataque aprovechando una avería mecánica.
La tradición de permitir al rival vencer etapas en el Tour es tan antigua como la propia carrera, pero los ciclistas intentan disimular estas concesiones mal vistas en una carrera que, hasta este año, el del «fair play», siempre se planteaba a cara de perro.
El pentacampeón Miguel Indurain , por ejemplo, era conocido por su generosidad con sus compañeros de fuga. Muchas veces llegó en cabeza a las cimas francesas y siempre permitía la victoria del rival, para ir sumando amigos en el pelotón en lugar de enemigos. Pero siempre lo disimulaba: «Ha sido más rápido», solía ser la frase del navarro al final de etapas como la de Hautacam, en 1994, cuando no aceleró en la llegada y permitió la victoria de Luc Leblanc.
Indurain nunca ganó en la montaña siendo líder
De hecho, el navarro inauguró su reinado en el Tour de Francia regalando una etapa: fue la que finalizaba en Val Louron, en 1991. Se escapó junto a Chiapucci y le permitió ganar porque la ventaja que habían alcanzado le permitía conseguir el maillot de líder. Lo mismo haría en años posteriores con Bugno o Toni Rominger. Hasta el punto de que nunca ganó una etapa de montaña vestido de amarillo.
Los aficionados españoles solían quejarse porque no peleara por cada etapa como otro de los pentacampeones de la ronda gala, Eddie Merckx , que era apodado «el caníbal» por su desmedido egoísmo en cada carrera que participaba.
Lance Arsmtrong , como Merckx, tampoco acostumbraba a regalar etapas. Pero en el año 2000 enojó a Marco Pantani al afirmar que había permitido su victoria en el Mont Ventoux. El italiano se quejó amargamente. Días después, el tejano estaba convencido «de que fue un error dejarle la victoria. Creía que tenía más clase; no fue su mejor carrera en el Ventoux». Desde entonces, fueron enemigos irreconciliables y Armstrong no ganó ninguna etapa en esa edición Tour, salvo la última contrarreloj.
Hasta Pedro Delgado se vio beneficiado por la «generosidad» de otro de los pentacampeones: en 1986, Bernard Hinault demarró en un puerto y se escapó junto al segoviano. En la línea de meta de Pau no le disputó la etapa y Delgado consiguió la victoria, a la vez que el francés se enfundaba el amarillo. Pero tampoco se abrazaron como Schleck y Contador.
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