Yeats, un poeta de otra dimensión
Por primera vez, se traduce al castellano la poesía completa del gigantesco poeta irlandés
MANUEL DE LA FUENTE
Fue un viejo druida, conocedor de todos los recovecos del alma céltica, de las entrañas gaélicas de su tierra irlandesa. Pero fue también un sabio que habitaba mundos que existen pero que no están en éste, el planeta oscuro del esoterismo. Fue ávido lector de ... los legajos polvorientos y por ser, hasta fue cofrade de la Orden Hermética del Amanecer Dorado. Y William Butler Yeats fue, igualmente, uno de los más altos vates que ha dado (y no son pocos) la lengua de Shakespeare.
De verso poderosísimo, tanto en la ardiente intimidad de su tono lírico, como en la gran aventura de su poesía épica de sonido ancestral y aliento telúrico y milenario. No fue un hombre político, aunque creyó en la independencia de su país y escribió una hermosísima y desoladora crónica en verso sobre los sangrientos acontecimientos del Levantamiento del Domingo de Pascua, el 24 de abril de 1916. Incluso, aunque acabó muy desengañado, y que su acercamiento a la causa tuvo más que ver con su amor por la revolucionaria Maud Gonne, llegó a convertirse en senador del Estado Libre de Irlanda.
Vivió en su tierra, pero también en Londres, Italia y Francia, donde murió en 1939, dieciséis años después de que en 1924 se le concediera el Premio Nobel. Incluso, pasó dos semanas en Sevilla, curiosamente quince días antes de que tuviera lugar el homenaje a don Luis de Góngora y Argote que significó el comienzo de la aventura poética de la Generación del 27, alguno de cuyos miembros, como Cernuda y Guillén, le tuvieron en gran aprecio literario, al igual que Juan Ramón, que lo admiró intensamente, y sabido es que el de Moguer no solía prodigarse en parabienes.
Buena parte de la obra de Yeats ha sido publicada en buenas antologías y notables traducciones, pero por fin llega la «Poesía reunida» del autor de «La escalera de caracol», en cuidadísima edición y traducción de Antonio Rivero Taravillo (traductor de Keats, Shakespeare y Milton, entre otros)en la Editorial Pre-Textos. Con esta
publicación, se puede por fin tener una visión total y global de la ingente, variada y polifacética obra de unos de los más altos poetas de la literatura contemporánea.
El capitán de este proyecto, Antonio Rivero Taravillo, explica algunos de los detalles de su versión: «La dificultad radica sobre todo en dar con el tono, los tonos de Yeats. No es lo mismo traducir las baladas de sabor popular que los oscuros poemas reflexivos, o los de los ciclos cósmicos y lo visionario. Luego está el ritmo, trascendental en su obra. En cuanto a lo gaélico irlandés, es importante, pero sólo uno de los afluentes de su gran río».
En el otro lado
Por si fuera poco, Yeats también dominaba el saber esotérico. «En esto lo comparo a Pessoa —explica Rivero Taravillo—. Cuando Richard Ellmann escribió su “Yeats: el hombre y las máscaras” (libro que leyó con provecho Cernuda), bien pudo haber aplicado ese subtítulo al poeta portugués, que también tuvo sus escarceos con la Orden del manecer Dorado. Pero con Yeats todavíahay un problema mucho mayor: esa mitología se fue haciendo personal e intransferible».
Setenta años después de su muerte, ¿qué puede y debe seducir al lector actual de la poesía del irlandés? «La raíz mítica y simbólica de su obra, ese territorio abonado para la ensoñación. Pero él se basa en fuentes directas de la vieja Irlanda. Sus héroes y druidas son anteriores a las reelaboraciones de Tolkien».
No se desengañará desde luego el lector que se acerque a esta obra hercúlea, gigantescamenta hermosa y sin ninguna duda de otra dimensión, una obra que fue a más según Yeats entraba en años, porque como él mismo decía «mi musa era vieja cuando yo era joven, pero está plena de juventud cuando yo he llegado a la vejez». Una obra tocada, además, por el sabor de la deliciosa pócima gélica como escribía en ABC hace años Luis de Paola: «El celta vive en otra dimensión, en la que lo sobrenatural cohabita casi en un mismo plano con la realidad
objetiva. Otra dimensión, otro mundo, otro pueblo que, más que a esquemas históricos, responde al universo de los grandes soñadores como Yeats».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete