Ha muerto David Foster Wallace
Si la primera generación de escritores posmodernos es la de Nabokov y la segunda la de Pynchon y Barth, entonces David Foster Wallace perteneció a la tercera generación de escritores posmodernos americanos. Su muerte prematura parece poner un final definitivo a esa época que entendió ... la escritura como un Gran Juego.
David Foster Wallace fue un escritor brillante y con destellos de genialidad, pero fue su propia brillantez, la exuberancia incontrolada de su talento, lo que le impidió quizá alcanzar la verdadera grandeza literaria a la que parecía destinado. Su colección de historias La niña del pelo raro (1989) presentaba a un autor interesante, con una voz chillona e insolente, que se proclamaba alimentado de enciclopedias, cultura pop y shows televisivos, miembro de una generación más visual que literaria, más televisiva que cinematográfica, apasionada por la vulgaridad y por la sociedad de consumo. Pero la promesa no se mantiene. Entrevistas breves con hombres repulsivos (1999) es una colección mucho más oscura, estropeada por la verbosidad y el exceso de contención.
En el centro de su obra está la gigantesca La broma infinita (1996) de más de mil páginas, un comentario brutal y brillante de nuestra sociedad bajo la forma de una fantasía futurista de un mundo lleno de drogas, alucinaciones audiovisuales y empresas multinacionales que son las que detentan el poder. La broma infinita sustituye las virtudes tradicionales de la prosa literaria por la fabulosa acumulación de información y el fascinante amontonamiento de datos. Es una de las grandes novelas de fines del siglo XX y un hito dentro de la evolución del lenguaje literario y de lo que corrientemente entendemos por literatura, cuya verdadera importancia es posible que tardemos todavía años en descubrir.
Quizá sea Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer (1997), una colección de ensayos y extensos reportajes, el libro más clásico y memorable de David Foster Wallace. Sin duda es su libro más legible, y uno de esos de lectura obligada para los que desean comprender el mundo en que vivimos.
Andrés
Ibáñez
Escritor y
crítico
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