«Kinze de Cuchilleros», el hombre de las cien mil barbas de Madrid
Rafael López lleva 50 años dominando el oficio de esta barbería madrileña, una peluquería con 114 años de historia
Regina Rivera
Madrid, 1964. Rayas rojas y blancas en paralelo indican que has llegado a Cuchilleros, 15, la barbería Coello. «Pedro, ven aquí que te afeita el chaval. Si está preparado nos lo vamos a quedar». Una butaca Asta, roja y acolchada, invita a relajarse. Un paño ... caliente en la cara abre los poros mientras un joven de apenas 19 años saca una navaja recién esterilizada. Madrid, 2014. Rayas rojas y blancas en paralelo indican que has llegado a Cuchilleros, 15, la barbería el Kinze de Cuchilleros. Rafael López, de 69 años, recibe a los clientes.
La llegada de López a la barbería no fue intencionada. Reconoce que fue mal estudiante de pequeño y que, como castigo, su padre lo puso a trabajar los tres meses de verano en una peluquería. Allí descubrió que el oficio le gustaba. Lamentablemente, la pasión no da de comer y cuando se terminaron las vacaciones el dueño del establecimiento le dijo bien claro a su padre: «Yo puedo enseñar al chaval, pero ganar dinero no va a ganar un duro». Así fue cómo este andaluz, con 19 años, hizo las maletas y se compró un billete dirección Barcelona.
«El próximo siete de junio llevaré 50 años detrás de esta butaca»Eran los años 60. En aquel entonces los trenes no eran tan rápidos ni pasaban con tanta frecuencia como ahora. Esa mañana de junio, Rafael López aterrizó en Madrid por la mañana y su tren destino Barcelona no salía hasta las diez de la noche. «Dejé las cosas en una consigna y me fui a dar una vuelta». Ese paseo le llevaría a bajar por la calle Cuchilleros en el barrio de las Letras, hasta llegar al número 15. Las mismas franjas blancas y rojas que saludan al cliente hoy atrajeron su mirada. «Entré a ver si necesitaban peluqueros y me dijeron que sí». Algo debió hacer bien en ese primer afeitado porque su futuro jefe le pidió que volviese al día siguiente.
«El próximo siete de junio llevaré 50 años detrás de esta butaca», afirma. Más de cien mil barbas habrán pasado por sus manos y López afeita cada una de ellas con el mismo entusiasmo que hace medio siglo. «Es una profesión que te tiene que gustar. Si no, mal peluquero eres».
114 años y cuatro generaciones
Antes de que López llegase a la barbería Kinze de Cuchilleros, como se llama actualmente, el local ya llevaba dejando impecable el vello facial de los hombres madrileños desde el 2 de enero de 1900. El primer dueño, Eladio Gurumeta, «un hombre de Burgos», trasladó la peluquería que abrió a mediados del siglo XIX en la Plaza Mayor.
Cuando él falleció, Fernando Coello tomó las riendas y renombró el local en honor a su apellido. Bajo el nuevo nombre comenzó a trabajar Rafael López. Allí haría buenas migas con el hijo del dueño, Guillermo Coello. Ambos decidieron hacer una apuesta a futuro y en el año 65 adquirieron el local por cinco millones de pesetas. «Los clientes nos decían: “¡Estáis locos! Hay sitios en esta misma calle que valen dos millones”». Ahora, 114 años después de que Gurumeta inaugurase la peluquería, López regenta la peluquería con el hijo de Guillermo. Cuatro generaciones de barbería al estilo «de siempre».
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