Singapur: un modelo para el proyecto de Adelson en Madrid
En la ciudad más segura del planeta, la llegada del complejo del juego incrementó el turismo, la economía y el empleo
carmen calvo
Han pasado ya más de tres años desde que los dos casinos de Singapur , Marina Bay , del magnate Adelson, y Sentosa, del grupo Genting de Malasia , abrieron sus puertas durante el Año Nuevo Chino de 2010 y todo indica que la ... experiencia no ha podido ser más beneficiosa para el pequeño país asiático.
Con una media de 20.000 visitas al día y una facturación de 3.500 millones de euros en 2012 , ambos casinos aportan casi un 2% al Producto Interior Bruto (PIB) y en ellos se alcanza una cifra de negocio practicamente igual a los 40 casinos de Las Vegas, aún lejos de los 24 mil millones de dólares que facturan los 30 casinos de Macau. La aprobación de los casinos generó un intenso debate en la sociedad de Singapur , país donde el juego estaba prohibido desde 1926, excepto para loterías y apuestas en las carreras de caballos. Sin embargo, en abril de 2005, el primer ministro Lee Hsien Loong anunció que permitiría la construcción de los dos casinos actuales con el fin de incentivar el turismo.
Para tratar de equilibrar el impacto negativo que el juego podría traer sobre un país cuya marca es la ausencia de corrupción, el gobierno anunció que se tomarían medidas como limitar la entrada a la población local , que debe pagar una entrada de 60 euros diarios (o un pase anual de 1.200 euros), obligar a los funcionarios públicos a declarar en el plazo de una semana si han visitado el casino o crear una lista negra de personas a las que se impide entrar en las salas de juego, por voluntad propia o a petición de su familia o empresa. En la actualidad, uno de cada tres locales tiene prohibida su entrada en los casinos, que abren las 24 horas del día.
El tabaco no fue problema
A diferencia de Macau, la meca mundial del juego, cuyos orígenes se remontan al siglo XIX, y que se convirtió en un foco para las mafias chinas desde mediados del siglo XX, Singapur mantiene su reputación de ser uno de los lugares más seguros del planeta . En 2012 apenas se cometieron 581 delitos, la cifra más baja en 30 años, en un país que ocupa una superficie similar a la provincia de Madrid y que concentra una población de algo más de 5 millones de habitantes.
Singapur es un país con leyes estrictas en lo que se refiere al tabaco, ya que está prohibido fumar incluso en espacios abiertos como paradas de autobuses, estadios, piscinas o donde haya colas de más de dos personas. Sin embargo, en los casinos de Sentosa y Marina Bay está permitido fumar en la sala principal y en las salas de juego privadas y el tabaco nunca fue un tema de debate ni entre los políticos ni entre la población.
Marina Bay, una joya
Las instalaciones donde se integra el casino de Marina Bay , del magnate Sheldon Adelson, ocupan una superficie de 560.000 metros cuadrados, de los cuales, apenas un 3% está dedicado al juego.
En el espacio hay 74.000 metros cuadrados destinados a un centro comercial con tiendas de lujo, entre las que se encuentran Loewe, Louis Vuitton, Prada o la española Zar a, un hotel de cinco estrellas , con 2.561 habitaciones, dos teatros, una pista de patinaje sobre hielo, un Museo, así como numerosos restaurantes, como el Waku Ghin, del chef australiano japonés Tetsuya Wakuda, considerado el más caro y mejor de Singapur, con un menú que ronda los 240 euros. Es en este complejo donde el malogrado chef español, Santi Santamaría, inauguró su restaurante Santi en 2010.
El edificio cuenta también con un Centro de Exposiciones y Congresos y, además, en el piso 57 se encuentra Sky Park, una de las principales atracciones turísticas de Singapur, ya que se trata de una terraza de 340 metros cuadrados, con una piscina “infinity” de 150 metros, la mayor piscina del mundo construida en las alturas. Todo ello da empleo a 50.000 personas , un 1% de la población total del país.
Diseñado por el estudio de arquitectos Moshe Safdie, la construcción del proyecto de Adelson tuvo un presupuesto inicial de 3.000 millones de euros pero sufrió diversos retrasos debido a la crisis financiera de Asia y al problema de escasez de mano de obra y materiales, lo que encareció el proyecto en un 25%.
En menos de diez años, el paisaje de Singapur ha cambiado gracias a estas torres situadas enfrente del centro financiero, el turismo se ha incrementado y los recelos que provocaba la legalización del juego han desaparecido del debate público.
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