Hace un año, el 55.487 se vendía íntegro en la administración de loterías número 4 de Leganés, en Madrid. Era el Primer Premio del Sorteo de El Niño y Gustavo y Ángel Fernández, loteros de segunda generación, no se lo podían creer, fueron semanas de emoción.

De cara a los sorteos especiales de la Navidad, los Fernández separan un número y se destina a su venta entre los vecinos, se conoce como «el del barrio», con tan buena fortuna que en 2015 se llevó el gordo de la Lotería del Niño, 200.000 euros al décimo.

Hoy, visitamos de nuevo este local que ya ha agotado su número especial y enfrenta colas de hasta 50 personas.

Tal y como comenta Gustavo, el premio, vendido íntegramente en ventanilla y a través de algunos negocios, fue «muy repartido» en el sentido más literal: «no solo entre personas que lo necesitaban, sino que también sirvió para revitalizar la zona, la inmobiliaria ha vendido más pisos, los bares están mejor y la agencia de viajes vende más cruceros».

Los que no quisieron repetir con el siete

Pero en esta historia de Navidad, también hubo arrepentidos y enfadados, al caer el Gordo de Navidad en siete, muchos no quisieron comprar el número seleccionado por los hermanos Fernández para El Niño al tener la misma terminación.

«Muchos están agradecidos pero otros muchos están enfadados. Pero se dan cuenta de que en realidad sí les ha tocado, porque tienen a alguien cercano que sí compró».