Vladimir Putin y Marine Le Pen, contra la Unión Europea

Putin paga la «lealtad» de la familia Le Pen con créditos bancarios que permiten financiar el crecimiento político de la extrema derecha, con muchas ambiciones «patrióticas», municipales, regionales y estatales.

En la residencia personal de Jean-Marie Le Pen, en Saint-Cloud, se exhibe con orgullo una «obra de arte» que explica el origen último de esas relaciones entre la extrema derecha francesa y los movimientos políticos nacionalistas que hoy trabajan para Putin. En un salón de la residencia familiar, Jean-Marie Le Pen presenta a sus invitados de élite un retrato obra de un pintor ruso, Ilya Glazunov , en el que se inmortaliza al patriarca del FN disfrazado de «paracaidista heroico». Ese retrato data de 1968, cuando Glazunov conoció a Le Pen, en París, iniciando una amistad política y personal. Glazunov se hizo se hizo una reputación en su país como pintor patriótico de grandes épicas populares e históricas, con especial énfasis en el «heroísmo» de la Rusia zarista.

Glazunov hizo de «puente» entre la extrema derecha francesa y los movimientos nacionalistas rusos, algunos muy radicales. Cuando Putin «volvió» al poder supremo, en 2012, el mismo Glazunov sirvió de intermediario entre Putin y una extrema derecha francesa cuya política coincidía, punto por punto, con los principales objetivos estratégicos de Moscú.

Comenzó entonces una relación privilegiada entre Putin y la familia Le Pen, recibida en Moscú con mucho agasajo y apoyada en París con créditos bancarios consagrados a la expansión política del FN.

Marion Maréchal Le Pen (estrella ascendente del FN, nieta del patriarca) fue recibida en Moscú por los hombres de Putin el mes de diciembre de 2012. En junio de 2013 y marzo de 2014, Marine Le Pen estuvo en Moscú trabando relaciones políticas personales con la élite cercana a Putin. Jean-Marie Le Pen, por su parte, ha viajado muy frecuentemente a Moscú durante los últimos veinte años, donde ha sido recibido como un «héroe» por los círculos nacionalistas rusos. Agasajada en Moscú con mucho aparato, la familia Le Pen presta en París al presidente ruso muy leales servicios políticos y diplomáticos, que Marine Le Pen justifica con cierto candor verbal: «El Frente Nacional y Vladimir Putin defienden valores comunes», asegura.

«Valores comunes» que han favorecido la concesión de créditos bancarios excepcionales. El FN ha recibido una línea de crédito de nueve millones de euros de un banco próximo a Putin. La sociedad Cotelec –consagrada a financiar la vida política de Jean-Marie Le Pen– ha recibido otros dos millones de euros. Según el diario online Mediapart , el FN esperaría recibir entre 30 y 40 millones de euros para financiar su expansión política.

Cuando Marine Le Pen glosa con lirismo los «valores comunes» que unen al FN y Vladimir Putin, apenas maquilla un discurso político que tienen frentes mucho menos «espirituales». Aparte de su animadversión contra la UE, Marion Maréchal Le Pen, por ejemplo, defiende la salida de Francia de la Alianza Atlántica «para negociar un acuerdo de seguridad con Rusia». Posición muy apreciada por Putin, que Marine Le Pen completa justificando la anexión de Crimea y la presión militar rusa en Ucrania.