La violencia se hace endémica en Sudáfrica
De la colonización al apartheid, de la lucha de razas a la guerra contra el crimen, la violencia es el único lenguaje que todos los sudafricanos entienden
jaime velázquez
El 21 de marzo de 1960 la Policía sudafricana abrió fuego contra una manifestación de trabajadores en la localidad de Shaperville matando a 69 personas. Sudáfrica estableció aquella fecha como su Día Nacional de los Derechos Humanos para recordar las atrocidades de un régimen, el ... apartheid, que sometió brutalmente a la población negra durante cuatro décadas.
Medio siglo después, el país conmemoró esta semana uno de los episodios más sangrientos de su historia, la matanza de Shaperville, marcado por esa misma violencia que aún trata de desterrar tras casi veinte años de democracia.
La muerte bajo custodia del taxista Mido Macía, que fue arrastrado desde un furgón policial tras resistirse al arresto, y el supuesto asesinato de la modelo Reeva Steenkamp por los disparos de su novio Oscar Pistorius, han puesto de manifiesto en las últimas semanas que Sudáfrica está todavía lejos de superar su legado.
Hace menos de un año, 34 mineros fueron acribillados por la Policía durante una huelga en la localidad de Marikana; un escenario demasiado parecido al de Shaperville, solo que en esta ocasión los agentes pertenecían a un Gobierno elegido democráticamente.
La historia de Sudáfrica es una historia de violencia; es el lenguaje que hablaron los colonos europeos con los pueblos africanos en su lucha por el territorio, en la esclavitud, el que utilizó el régimen supremacista blanco del apartheid y el que aplicaron los activistas negros para imponerse a las facciones adversarias en su batalla contra el sistema.
«En Sudáfrica hemos aceptado que la violencia es la manera de resolver los conflictos», explica Garteh Newham, investigador en el Instituto de Estudios de Seguridad (ISS) de Johannesburgo.
Pero la cultura de la violencia tiene sus raíces más allá del apartheid, afirma Newham. «Es la forma en que tratamos a nuestros hijos; muchos piensan que el castigo es la mejor forma de imponer disciplina, pero cuando sean adultos, estarán más acostumbrados a la violencia y más dispuestos a utilizarla».
Adictos a las armas
El régimen racista, impuesto por la minoría blanca sudafricana hasta 1994, añadió a la mezcla explosiva la diseminación de las armas de fuego. Mientras los descendientes de europeos acumulaban pistolas y escopetas para la autodefensa, los activistas del Congreso Nacional Africano (CNA) repartían armamento para su lucha contra el Gobierno.
En la actualidad existen en Sudáfrica 2,9 millones de pistolas registradas para 1,5 millones de personas, y se calcula que el número de armas ilegales asciende a 3 millones de unidades, según la organización Gunpolicy.org.
La mezcla de armas y violencia resulta en una tasa de criminalidad 4,5 veces mayor que la media mundial, con 42 asesinatos al día, 192.651 agresiones graves y 16.766 atracos en complejos residenciales al año, según los datos de 2012.
Quizá por eso muchos sudafricanos vieron normal que el atleta parlímpico Oscar Pistorius, acusado del asesinato de su novia en la víspera de San Valentín, tuviera un arma en casa. Muchos creyeron su versión de que la confundió con un intruso en su domicilio, e incluso justificaron que abriera fuego contra el supuesto ladrón a través de la puerta del cuarto de baño.
«Un hombre negro en Sudáfrica tiene 17 veces más posibilidades de ser asesinado que su conciudadano blanco; sin embargo, son éstos últimos los más obsesionados con la seguridad. Formaba parte del discurso del apartheid, infundir el miedo hacia la población africana», afirma el investigador del ISS.
Brutalidad policial
La cultura de la violencia está también arraigada en la Policía, explica Garteh Newham. «Los agentes consideran que esta es la única forma de imponer la ley, mediante el uso de la fuerza y el miedo». La represión policial del régimen del apartheid ha sido reemplazada por la lucha contra el crimen, pero con similares métodos.
«En la matanza de mineros de Marikana vimos cómo se utilizaban fuerzas de élite para reprimir una manifestación, igual que hacía el apartheid. En Shaperville la lucha era racial, y ahora es una lucha de clases, causada por la pobreza y las desigualdades».
La muerte del taxista mozambiqueño Mido Macia el pasado 27 de febrero, por la que han sido detenidos nueve policías, es el último episodio de los recurrentes abusos de poder las fuerzas de seguridad.
Macia fue arrastrado por un furgón policial durante 500 metros y murió desangrado tras ser supuestamente torturado durante dos horas en los calabozos de la comisaría de Daveyton (Johannesburgo).
«Disparan a la gente por cualquier motivo. Los policías se creen inmunes y consideran que nunca serán castigados. Los casos de tortura en las comisarías están generalizados, y todos tenemos que ser conscientes de ello», explica Peter Jordi, abogado y profesor de la Universidad de WITS, que trabaja desde 1986 en casos de violencia policial.
«He visto casos en los que la Policía ha torturado a detenidos en público, y en algunas ocasiones han permitido que otros ciudadanos participen en las palizas. Algunas torturas incluyen derramar plástico fundido sobre los cuerpos de los detenidos».
La extrema violencia de los agentes se debe también a una falta de formación de los agentes; desde 2002 se han incorporado 70.000 efectivos, y su paso por la academia se ha reducido de dos a un año, asegura Garteh Newham.
Las consignas de «disparar a matar» por parte del Gobierno sudafricano han contribuido también a la sensación de impunidad de los agentes. «Solo ahora se están dando cuenta del problema y no hablan de simplemente de manzanas podridas, y eso se debe a la indignación de la población».
Pese a todo, Newham considera que Sudáfrica camina en la buena dirección. Los asesinatos se han reducido en un 40% y el crimen en un 20% con respecto a los primeros años de democracia. «En estos momentos hay 500 agentes imputados en procesos judiciales por abusos; esa es la gran diferencia con el apartheid».
La violencia se hace endémica en Sudáfrica
Noticias relacionadas
- El estado de salud de Mandela mejora en su tercer día hospitalizado por una infección pulmonar
- Sudáfrica no logra desterrar la violencia
- Los cadáveres en el armario del apartheid persiguen a Winnie Mandela
- Signos de maltrato en el cuerpo del taxista muerto en Sudáfrica tras ser detenido
- Ocho policías suspendidos tras la muerte de un mozambiqueño arrestado en Sudáfrica
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete