siria
El posible embarazo de Asma al Assad, otro «casus belli»
El cuarto hijo de los Assad habría sido concebido en uno de los meses más sangrientos de la guerra
francisco de andrés
De ser cierta la información del diario prosirio libanés «Al Akhbar», la mujer de Bashar al Assad, Asma, está embarazada de su cuarto hijo y podría dar a luz en marzo. Pese al ambiguo desmentido de la oficina de prensa de la Presidencia siria, los ... medios internacionales han dado crédito a la noticia por varios motivos. En noviembre del año pasado, el portal árabe de noticias «Al Bawaba», anunciaba ya que Asma al Assad estaba embarazada de cinco meses. Por otro lado, no hay noticias de la primera dama siria desde hace muchos meses. Ni noticias —al margen de los rumores de que habría huido de Damasco, junto a otros miembros de la familia presidencial—, ni por supuesto imágenes.
La información del feliz acontecimiento es para muchos una bomba. Si los rebeldes no se hubieran levantado en armas hace 22 meses para hacer caer por la fuerza la dictadura de los Assad, ahora tendrían otra razón poderosa para hacerlo.
La explicación es sencilla. Dado que en noviembre Asma estaba encinta de cinco meses, el menor de los Assad habría sido concebido en julio de 2012, un mes especialmente sangriento en la crónica de la guerra civil siria.
Una propuesta «indecente»
En un entorno de muerte, la posibilidad de que la primera dama y su marido, el «tirano sanguinario de Damasco», se dispongan a alumbrar a su cuarto hijo parece una proposición indecente. Hay precedentes del caso. La revista «Vogue» se sintió en su día en la obligación de retirar de su web un artículo sobre Asma al Assad, aparecido en marzo de 2011, debido a la presión de la opinión pública que la consideraba ya como «apestada».
Miles de lectores e internatuas consideron escandaloso que la revista hablase de la pasión de la primera dama siria por los zapatos de Christian Louboutin y los trapitos de Louis Vuitton, cuando el país comenzaba a desangrarse en una guerra sectaria y fratricida. La autora del reportaje, la famosa periodista «fashion» Joan Juliet Buck tituló su trabajo «Una rosa en el desierto». Buck perdió su empleo en «Vogue». Meses más tarde afirmó en un artículo publicado en «Newsweek» que en realidad Asma al Assad es «la primera dama del infierno».
Ranking de famosas
La presión para eliminar a Asma al Assad de la lista de mujeres influyentes y glamurosas de Oriente va a subir enteros. Ya cayeron del papel couché la esposa del egipcio Hosni Mubarak y la expeluquera snob tunecina Leila ben Alí, rival de Imelda Marcos en coleccionismo de zapatos y joyas. A diferencia de algunas de las que encabezan hoy el ranking como la jequesa de Qatar o la princesa saudí Amira al Taweel, Asma al Assad derrocha naturalidad y una sobria elegancia a la occidental que tiene por nacimiento. En su caso eso la convierte en imperdonable.
Asma nació en Londres hace 37 años en el seno de una familia procedente de Siria. Su padre había emigrado al Reino Unido para trabajar como cardiólogo. Su madre ejerció durante un tiempo la diplomacia. Asma estudió en un colegio privado de niñas, y se graduó en el exclusivo King’s College de Londres en ciencias informáticas y en literatura francesa.
En Londres conoció a su marido, cuando Baschar estudiaba oftalmología. Asma comenzó a trabajar en el Deutsche Bank y después en la banca Morgan, antes de trasladarse definitivamente a Damasco en el año 2000 para casarse con Bashar al Assad.
Pasaporte británico
Durante mucho tiempo, antes de que se desencadenase la guerra civil, Asma fue aupada a la fama por quienes veían en su preparación un ariete para romper los muros de la dictadura de los Assad, un foco de luz en las tinieblas de un régimen sórdido y opaco. La «decepción» ante el silencio de la primera dama durante los casi dos años de guerra civil es lógica en quienes vieron ese matrimonio casi como un acto contra natura, una opción fría de Asma para llegar al patrimonio del poder y la fama.
Los pocos comentarios oficiales de Asma en los últimos meses han sido breves y mordaces hacia sus críticos. En agosto del año pasado, las esposas de los embajadores ante la ONU del Reino Unido y Alemania pidieron en público que Asma levantara su voz en favor de la paz, y mediara para que su marido cesara la represión del movimiento rebelde en Siria.
En realidad, lo que muchos piden a Asma es un gesto «fuerte»: que rompa con su marido y huya de Siria, con o sin sus hijos. La Unión Europea le ha puesto las cosas un poco más difíciles, al incluirla en la lista de personalidades sirias que no pueden viajar a la UE. El caso es que Asma tiene pasaporte británico, y podría refugiarse en Londres. De momento la respuesta es el cuarto hijo, que podría ver la luz a finales de marzo.
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