La ayuda de Dizzy Gillespie
Los últimos años de su vida transcurrieron en medio de un infierno más apacible gracias a la ayuda brindada por Dizzy Gillespie para su recuperación. Él fue el instigador de su lento regreso a los escenarios. Trabajó para la CTI estadounidense, volvió a reunirse con Gerry Mulligan y viajó de nuevo a Europa. Era como si su popularidad no hubiera descendido jamás. Se sucedieron actuaciones al lado de Tony Williams y Michael Brecker, Doug Raney, Ron Carter, Niels-Henning Orsted-Pedersen, Keith Jarrett, Philip Catherine, Archie Shepp y Enrico Rava. Incluso, el realizador cinematográfico Bruce Weber dirigió un magnífico documental sobre su vida, del que nos queda su espléndida banda sonora, «Let´s get lost».
De poco sirvió el esfuerzo, sin embargo. Este hombre, que amó mucho a las mujeres, aficionado a las bebidas blancas, a las sustancias químicas y, también, uno de los máximos responsables del «hecho diferencial» que supuso la irrupción del estilo «cool» en la Costa Oeste, murió cuando el 13 de mayo de 1988, cayó fortuitamente por la ventana del hotel en el que se alojaba en Amsterdam. Ahora tendría 74 años.
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