Así fue lo mejor de la 59º edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid

Así, de lo mejor fue ver a Juan Vidal llevarse, por segunda temporada consecutiva, el premio a la mejor colección . «Diana» trajo a la pasarela a una mujer «de personalidad muy fuerte, bohemia, agresiva, chic». Para ello, el diseñador valenciano se sirvió de estampados de serpientes, superposiciones o sugerentes vestidos de noche con los que robó el aplauso de todos los asistentes y con los que cerró la presentación de unos diseños que le convirtieron en digno ganador del galardón.

Otro de los puntos a destacar de la pasada edición fue el hecho de que se pusiera de manifiesto una realidad: la pasarela EGO no es un espacio en el que sólo hay cabida para propuestas raras o descontextualizadas. Prueba de ello fueron las creaciones de las diseñadoras María Clé y Patricia Blázquez, que forman María Clé Leal. Todo fue bonito en su colección , hasta los peinados de perfectas trenzas en sus distintas modalidades que lucieron las modelos. Las composiciones eran dulces y elegantes en sus 25 diseños y hasta la puesta en escena fue admirable: la música que sonaba, en directo, procedía de una txalaparta, que iba marcando los ritmos con su ancestral voz de madera. Sin duda, de lo mejor de la pasada edición.

En la línea de las puestas en escenas admirables hay que citar sí o sí la fiesta ofrecida por Andrés Sardá made in Las Vegas . Su pasarela glitter negra, el mapa de esta ciudad con el planning del día ya hecho, modelos perfectamente ataviadas con diseños de lencería a base de colores explosivos y sugerentes: morados, fucsias, azules eléctricos y todos combinados con cristales Swarovski, más glitter o lentejuelas. Todo para lograr que Madrid se convirtera, al menos por unos minutos, en este lugar estadounidense testigo de las más originales bodas. De ahí que en el desfile viéramos a la mismísima Bimba Bosé casarse con la novia diseñada por Sardá.

Por su originalidad y todo el trabajo que hay detrás de cada una de sus prendas, Etxeberría también fue de lo mejor de la 59º edición de la antigua pasarela Cibeles. Trabajó con maestría el pitón, el astracán y el avestruz a la vez que experimentó en los cortes, yendo más allá de las pinzas y buscando volúmenes amplios, mangas japonesas y la casi ausencia de costuras. El invierno de la Europa de entreguerras fue su inspiración, alejándose de la sastrería clásica.

Por último, merece la pena recordar las maravillas que hicieron con el negro -siempre básico, elegante e impecable- Victorio & Lucchino, Miguel Palacio o Roberto Verino.