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Alfonso Díez: «Molesta que digan que nos separamos»

El duque de Alba entrega el premio en la final del torneo de polo de Sotogrande y habla de su relación con la duquesa de Alba

Alfonso Díez: «Molesta que digan que nos separamos» abc

Beatriz Córtazar

Si hay algo que une a los duques de Alba especialmente, además de su pasión por el cine es su sentido del humor. Una pareja que se ríe es una pareja con futuro. Del resto te acabas cansando, de las risas nunca. Por eso escuchar a Alfonso Díez hablar de su esposa , la duquesa de Alba es entender por qué su historia ha convencido hasta a sus detractores. Alfonso estuvo muy simpático durante su estancia en Sotogrande, donde acudió a entregar el trofeo al mejor jugador del Torneo Internacional Land Rover de Polo .

Antes de acudir a ese encuentro estuvo en la Finca Cortesín, donde almorzó con el presidente de Jaguar Land Rover Iberia, Luis Antonio Ruíz y otros invitados. Relajado, y junto a Fernando Martínez de Irujo y sus amigos Diego Nogueras y su esposa Mari Cruz , el duque contó algunas anécdotas de su vida actual y su necesidad de estar siempre activo. Recordó que sigue con una excedencia de su trabajo como funcionario pero que en Sevilla no para quieto. Está volcado en el gallinero que montó en el palacio de Dueñas y suele acudir al gimnasio Pineda a entrenar, algo que hace desde que era un adolescente.

A sus 62 años la verdad es que está en forma. A los duques les han molestado los rumores que este verano se empeñaban en separarles, y otras historias, que alucina porque no saben de dónde surgen. «Como cuando dijeron que estaba comiendo en vacaciones con mi hermano Pedro, justo a quien no he visto. Estuve con mi hermano enfermo de una parálisis cerebral y con otra hermana», aclara. Aunque en un principio pensó alquilar su piso de Madrid , hoy lo tiene para su uso cuando viaja solo a la capital. «Me gusta atender mi casa, hacer mis gestiones, me siento muy cómodo ahí», comenta.

Este año la duquesa no ha pisado su casa de Marbella , la misma que ha dejado en herencia a su hijo Fernando . Es él justamente quien más siente que su madre no vaya por Marbella donde considera que tiene todo muy cómodo para pasar unas vacaciones tranquilas. Cayetana prefiere san Sebastián e Ibiza , y de ahí que haya limitado su recorrido por razones obvias tras su operación de fémur. Hablando de los coches de los Alba es el duque quien comenta divertido cómo a su esposa le encantaba conducir un Seiscientos blanco en los años 70, y cómo cuenta feliz que la gente por la calle la llamaba «Laurita» al confundirla con Laura Valenzuela . «En esos años tenían un aire», asegura el duque, quien no puede esconder que se lo pasa genial con las ocurrencias de la duquesa. El próximo 5 de octubre celebran su segundo aniversario de boda y ya están pensando qué se van a regalar.

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