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Una educación familiar al estilo de Diana de Gales

Los Duques de Cambridge se mudarán al Palacio de Kensington para procurar una infancia normal para Jorge Alejandro

Una educación familiar al estilo de Diana de Gales afp

ana mellado

Los primeros años de vida de un Heredero al trono suelen verse condicionados por el diligente cuidado de un nutrido séquito de niñeras, institutrices y educadores que aligeran la carga de responsabilidades de los siempre ocupados papás. Durante su infancia, tanto la Reina Isabel II de Inglaterra como su hijo, el Príncipe Carlos, fueron mantenidos a una respetuosa distancia de sus padres, pasando la mayor parte del tiempo en manos de las niñeras reales encargadas de su cuidado y formación. Sin embargo, los recién estrenados papás, el Príncipe Guillermo y su esposa Catalina de Cambridge, abordarán de una manera completamente distinta la educación de su primogénito, Jorge Alejandro Luis, tercero en la línea sucesoria de los Windsor.

Los Duques de Cambridge, ambos de 31 años, son jóvenes de su época a los que no les preocupa cambiar un pañal o asumir los incesantes llantos nocturnos del bebé. Los expertos en la Casa Real Británica aseguran que el Príncipe Guillermo buscará para su hijo una niñez lo más normal posible en el seno familiar, siguiendo el estilo educativo de su madre Diana, que se negó a que sus hijos creciesen solos con las niñeras. Ya a la salida del hospital St. Mary’s en Paddington, donde Catalina dio a luz el pasado lunes, el mundo entero fue testigo del papel activo del Príncipe como padre colocando la sillita del bebé en la parte trasera del coche oficial que él mismo conducía.

Como hizo Lady Di

La época en la que los niños reales no veían apenas a sus progenitores, con quienes mantenían relaciones distantes y rígidas, parece haber quedado atrás. Guillermo y Catalina serán padres implicados, modernos y prácticos, que prescindirán en principio de la niñera.

La fallecida Lady Di cumplió un rol determinante al decidir que sus hijos debían ver y vivir el mundo tal como es, estallando la burbuja en la que suelen educarse la mayor parte de los niños de la realeza. «Lady Di actuó en consecuencia, llevando a sus hijos a ver a las personas sin techo y a lugares de entretenimiento de la plebe, como los parques de atracciones. Siempre bañaba y acostaba a sus hijos. Estoy seguro de que Guillermo y Catalina quieren lo mismo», recuerda Phil Dampier, cronista de la monarquía. A la estela que marcó Diana habría que añadir que Catalina procede de una familia burguesa en la que recibió una educación menos formal que la aristocrática. Por tanto, Catalina querría estar lo más cerca posible de su hijo, siempre contando con la ayuda de los abuelos, ávidos de echar una mano.

De hecho, durante las semanas previas y posteriores al parto, la Duquesa se trasladó a la residencia familiar de los Middleton, en el tranquilo condado de Berkshire, donde su madre, Carole, se ha convertido en su fiel consejera, orientándola en los requerimientos de los primeros días del retoño. Se desconoce con exactitud el tiempo que pasarán allí los Duques de Cambridge, ya que dentro de dos semanas el Príncipe Guillermo deberá reincorporarse a su puesto como piloto de rescate en la fuerza aérea.

Infancia en Londres

Con la llegada del otoño, es posible que los Duques se muden a su nueva residencia permanente en Londres, el apartamento 1A en el Palacio de Kensington, antigua casa de la Princesa Margaret. Se trata de una casa de cuatro pisos, con veinte habitaciones, un cuarto para el bebé, decorado por la propia Catalina, y un gran jardín privado amurallado, con mucho espacio para jugar.

Si los nuevos padres desean que su pequeño empiece su educación a temprana edad, probablemente lo matriculen en el jardín de infancia Mrs. Mynor, cerca de Notting Hill, donde la Princesa Diana envió a sus dos hijos.

A medida que Jorge Alejandro comience a dar sus primeros pasos, los Duques dispondrán de la residencia de campo Anmer Hall, una mansión de estilo georgiano de diez habitaciones, varias pistas de tenis y piscina que le regaló la Reina Isabel II a su nieto Guillermo con motivo de su cumpleaños. Esta casa, más orientada a pasar fines de semana y vacaciones alejados del bullicio de la capital, se encuentra en la finca de Sandringham, en Norfolk, a unos 150 kilómetros de Londres, y es uno de los refugios preferidos de la soberana. Actualmente la mansión se encuentra en fase de renovación, habilitándola para conferirle el mayor grado de discreción. Ya se han plantado decenas de arbustos y especies de crecimiento rápido que impedirán que la mansión y su jardín, de 24 hectáreas, se vean desde la carretera, como ocurre ahora.

Del mismo modo que el Príncipe desea seguir el estilo cercano y familiar con el que Diana les educó a él y su hermano, también tiene muy presente su intención de evitar el continuo acoso de la prensa que sufrió su madre hasta el último día, procurando la máxima privacidad para su esposa Catalina y su vástago recién llegado al mundo.

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