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Andrés García Cerdán - ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

León Molina, secretum iter

Con De vita beata nos abre las puertas de su poesía, donde haiku, poema y aforismo danzan la misma danza

León Molina, juntto a José Corredor-Matheos, de quien se confiesa hijo

POR ANDRÉS GARCÍA CERDÁN

«Entre las ruinas de la inteligencia / la víbora de la belleza» . Con esta contundencia y con esta agilidad nos abre las puertas de su poesía León Molina en De vita beata. Hablando hace unos meses con el poeta Javier Lorenzo, concluíamos que en su literatura hay una drástica línea de cambio, un punto de inflexión clarividente desde el momento en que entró en contacto con lo que él mismo llama «formatos de escritura breve». El haiku primero y el aforismo después, en convivencia fecunda, convirtieron su poema en una geografía profunda , en un espacio mínimo, secreto, que ha ido depurando intensidad, inteligencia y canción de la naturaleza en una suerte de estoicismo visionario. En la confluencia se consuma la frontera líquida entre los géneros: haiku, poema y aforismo danzan la misma danza.

«Hace mucho que no soy joven / pero todavía no soy viejo. / Sigo en el camino y todas las piedras / me llaman para sentarme a mirar». León Molina ha tomado el «secretum iter», se ha dejado llevar por la gota que exalta el río y lo reconcilia con su avenida . Esta búsqueda de lo raigal, de lo vertebral, esta consolación por la filosofía y por la luz que es su poema es algo hondo: se han adueñado de él los demonios de la mirada hedónica y la paradoja y la contemplación mística y el arrebato racional. Así, convierte el poema en piedra espiritual en la que sentarse a la caída del sol.

En el mismo sentido apuntarían su desmedida pasión por Yétar, una pequeña aldea cercana a Nerpio , en el corazón de la Sierra del Segura, donde ha encontrado refugio y cumplimiento. «Escucho mis pisadas / hablando con la senda / que ya no recuerda su inicio / y comprendo / que me he ido quedando / en el camino». Ahí lo imaginamos, en el camino siempre, atento a los brillos y a las sombras, a la sorpresa y la abundancia inesperada de los gestos. «Estás triste / me lo noto. / Te ausentas / en mí. / Ven / duéleme / contigo. / No soporto / yo solo / tu tristeza». No en vano, León Molina se confiesa hijo del poeta José Corredor-Matheos , en quien encontramos igualmente un cambio hacia el ámbar poético que captura una dichosa letanía oriental, desde Carta a Li Po . No dejaría de acordarme también de la sabia sencillez del último Antonio Machado o de la concentración existencial de Emily Dickinson.

De esta consumación, de esta madurez vital y poética de Molina dan cuenta sus dos últimos libros , ambos publicados por La Isla de Siltolá. Mapa de ningún sitio (2015) es una senda de aforismos que te ponen el corazón en la garganta y te obligan a desentrañarte tú y a batirte con tu propia imagen, con tus propias creencias. «Escribo para no olvidar que seré olvidado», nos dice. El aforismo es rebelde, visionario, ácido, panteísta, y se hinca en ti como una flecha arrojada al azar de las ideas. Una vez se clava en ti, no te abandona, sino que sigue por dentro de tu sangre, empujando las neuronas, devastando tus solideces. «El haiku es un acontecimiento modesto, como la caída de una piedra en un estanque. Algunos lo ven y, desinteresados, apartan la mirada. A su espalda las ondas se propagan en el agua».

Como un hermano gemelo , Un hombre sentado en una piedra (2016) es una colección de poemas en que se confunden, de forma magistral, la intuición y el conocimiento . El poema se ha convertido en una voz precisa, mínima, esencial, que inquiere la intimidad y la busca sobre el paisaje, en el batir de alas de un pájaro, en las grietas de la madera, en el canto del río. «Desde mi atalaya observo los pájaros. / Lejano. Solitario. Centrado en los detalles. / Observar a los pájaros / me ha enseñado a observar el mundo». León Molina se entrega en cuerpo y alma a la fugacidad incendiaria y eterna de esa polilla que deja en nosotros la verdad de las cosas y después, sin tiempo a sospecharlo siquiera, nos abandona.

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