Hazte premium Hazte premium

El controvertido y mitológico origen de la señera que reivindican los nacionalistas

Según el mito, Carlos «El Calvo» dibujó con la sangre de Wifredo «El Velloso», herido en combate, cuatro barras rojas en el escudo dorado, pronunciando las célebres palabras: «Estas serán vuestras armas, conde». El relato está copiado del origen del escudo de un linaje castellano

El controvertido y mitológico origen de la señera que reivindican los nacionalistas ABC

César Cervera

El origen de lo que hoy es la bandera oficial de la Comunidad Autónoma de Cataluña –también presente en Valencia, Aragón y Mallorca–, la señera, sigue siendo motivo de una decimonónico controversia, donde algunos nacionalistas han elevado una acreditada leyenda a la categoría de real. Según el mito, el Emperador franco Carlos «El Calvo» dibujó con la sangre de Wifredo «El Velloso» gran protagonista del relato de la Cataluña ficticia –, herido en combate, cuatro barras rojas en el escudo dorado, pronunciando las célebres palabras: «Estas serán vuestras armas, conde». El relato, sin embargo, está copiada literalmente de un pasaje de la toma de Córdoba por Fernando III , donde se dice que el Rey castellano quiso premiar la valentía de uno de los caballeros empapando los dedos en la sangre del herido y dibujando en su escudo tres franjas rojas.

Como Jordi Canal narra en su nuevo libro « Historia mínima de Cataluña » (Turner, 2015), en el origen de la señera, posiblemente en el siglo XII, «lo histórico y lo legendario se han fundido con harta frecuencia a la hora de explicar cómo y en qué momento preciso hizo su aparición este emblema». Según la versión más extendida, el Emperador Carlos «El Calvo» (en otras versiones sustituido por Luis «El Piadoso» ) concedió a su vasallo Wifredo «El Velloso» – titular de los Condados catalanes – un escudo con cuatro barras rojas por su servicio en la guerra contra los normandos. El Emperador mojó los dedos en la herida de guerra de Wilfredo y dibujó cuatro palos en el que hasta entonces había sido su blasón raso dorado. No obstante, ya el primer problema de la leyenda es que tiene lugar a finales del siglo IX , cuando en realidad los emblemas heráldicos sobre escudo aparecen en Europa a partir del siglo XII.

Wifredo «El Velloso», el epicentro del relato

La falsa idea de que Wifredo «El Velloso» fue el artífice no ya de la independencia de los condados catalanes –los cuales simplemente pasaron a manos de un mismo linaje bajo su administración– sino del nacimiento de Cataluña fue popularizada durante « la Renaixença », en el siglo XIX, por el dramaturgo Serafí Pitarra , a través de su frase « Fills de Guifré el Pilós, això vol dir catalans » («Hijos de Wifredo el Velloso, esto quiere decir catalanes»). Una lectura con más literatura que historia, como suele ocurrir con los relatos nacidos al abrigo del romanticismo, que también desempolvó la vinculación de Wifredo con el origen de la bandera de las cuatro barras rojas sobre fondo amarillo, citada por primera vez en el siglo XVI. Fue así el sacerdote y teólogo valenciano Pedro Antón Beuter el primero que dio probablemente forma a la leyenda en la « Crónica general de España, y especialmente de Aragón, Cataluña y Valencia », escrita en 1551.

El medievalista Martín de Riquer Morera apunta a que es posible que el sacerdote valenciano se inspirara en el uso de la sangre para crear escudos de armas en las aventuras de Galaad (caballero de la Mesa Redonda del Rey Arturo  y uno de los tres que alcanzaron el Grial en las leyendas artúricas) y a que, en todo caso, algunas frases están copiadas literalmente de un fragmento de « Nobiliario vero » (1492), una obra que detalla el origen de las armas heráldicas del linaje de la familia de los Córdoba .

Pocos historiadores han dado así por bueno este relato. La mayoría prefiere remitirse a la primera evidencia documental del emblema, fechada en el año 1150 (siglo XII), tras la unión de los condados catalanes con el reino vecino de Aragón. Esta primera representación muestra a Ramón Berenguer IV montado en caballo con un escudo que contiene varias rayas heráldicas , aunque existen pinturas románicas con el símbolo que podrían remontarse a un tiempo anterior.

Pero más allá de cuál fue la primera prueba documental, la disputa se enfoca en saber si las cuatro barras fueron aportadas por los Condados catalanes o por el Reino de Aragón, cuyas barras de gules en campo de oro podrían proceder de la temprana vinculación del Reino de Aragón con la Santa Sede (el Rojo y el Amarillo eran los colores pontificios en la Edad Media). Así, cabe mencionar que cuando Ramón Berenguer IV se casó con Petronila de Aragón, dando forma a la unión entre catalanes y aragoneses, no pudo titularse rey sino príncipe, puesto que esta dignidad quedaba reservada a su suegro. El hijo del matrimonio, Alfonso II , sí se tituló Rey y heredó la dignidad familiar del Reino de Aragón y sus símbolos, lo cual supondría en principio que el escudo de las cuatro barras procedía de la vía materna, la aragonesa. Con todo, muchas de las teorías que defienden que fue una aportación catalana son igual de ricas en argumentos, haciendo imposible encontrar hoy un punto de coincidencia.

Con el paso de los siglos, la señera cayó en cierto olvido, siendo rescatada como emblema catalanista en torno a 1880 y adquiriendo un tono reivindicativo entonces. En este ejercicio de arqueología de los símbolos, las cuatro barras se impusieron a otras enseñas con tanta o incluso más importancia en la historia de Cataluña. Una de estas era la bandera de San Jorge , una cruz griega roja sobre fondo blanco, que fue adoptada como propia en el pasado por las instituciones barcelonesas e incluso por la Diputación del General . En la rendición de Barcelona de 1714, Francesc de Castellví describe, en «Narraciones históricas desde el año 1700 al 1725», la entrega de las banderas al ejército de Felipe V : «Empezando por las de la Coronela y la antiquísima bandera de Santa Eulalia y acabando por la de San Jorge, que es la que representaba el Principado».

La «estelada» catalana, un fenómeno moderno

La «estelada» catalana, empleada hoy por los simpatizantes del independentismo, data de inicios del siglo XX y nació de la fusión de las cuatro barras tradicionales con un triángulo estrellado a la izquierda . Un elemento considerado inspirado en las banderas de Cuba y Puerto Rico y diseñado por Albert Ballester. Tras su estancia en Cuba y en Puerto Rico Vicenç Albert Ballester  –activista del partido Unión Catalanista y de otros movimientos e iniciativas de carácter independentista– tomó la idea de añadir un estrella a la bandera llamada a ser el icono del nacionalismo. En ese momento, con las recientes independencias de Cuba y Puerto Rico, la estrella de sus banderas era un referente de la lucha contra el Imperio español . De hecho, el documento más antiguo en el que aparece una «estelada» se titula « What says Catalonia » («Que dice Cataluña»), con fecha del 11 de septiembre de 1918, y es una carta elogiosa hacia EE.UU, considerado «el libertador de Cuba y Puerto Rico» por éstos. El texto, firmado por el Comité Pro Cataluña, fundado dos meses antes del comunicado, pide a «la victoriosa Entente, por el Derecho y la Libertad de los Pueblos, la revisión del Tratado de Utrecht. ¡Viva la Entente! ¡Gloria a Wilson! ¡Justicia! ».

Dos décadas después de su creación, la «estelada» fue declarada bandera oficial de la «República Catalana Independiente» en la « Constitución de la Habana », que se escribió y firmó en la capital de Cuba entre 15 de agosto y el 2 de octubre de 1928. Francesc Macià, por aquel entonces fundador del partido «Estat Català» y posteriormente proclamado presidente de la Generalitat, fue uno de los impulsores de esta constitución que reconocía la «estelada» de forma oficial y quien instigó para que se colgara en el balcón del Palacio de la Generalitat cuando el 14 de abril de 1931 se proclamó la República Catalana. No en vano, el estatuto de autonomía de 1979 recogió tras el franquismo que la bandera oficial de la Comunidad de Cataluña es la señera, abandonando el uso de la «estelada» a los grupos políticos secesionistas. Su popularidad, de hecho, se ha extendido solo a partir del siglo XXI.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación