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Ciudadanos busca el centro para erosionar al PP y frenar a Podemos

La formación de Albert Rivera asume el centro derecha como su principal caladero de votos, pero busca plantar cara a Podemos en su intención por ocupar la «centralidad del tablero» y el voto del cambio

Ciudadanos busca el centro para erosionar al PP y frenar a Podemos de san bernardo

víctor ruiz de almirón

La lógica es sencilla. Si es usted un votante frustrado del PSOE le gustaría ver en Ciudadanos a un partido de centro izquierda. Si su desencanto radica en una decepción con el PP querrá convencerse de que estamos ante una formación de centro derecha. Y si es un nuevo votante, o nunca se identificó con los dos partidos tradicionales, incluso coqueteó con la posibilidad de votar a Podemos, tal vez prefiera centrarse en su valor de «nuevo» actor frente a la vieja política. En su ambición de ocupar un centro político con extremos muy distantes, a fin de aglutinar muchas sensibilidades, Albert Rivera los quiere a todos.

Cuando todavía mirábamos a Podemos como el artífice de un cambio sin precedentes en el tablero político, Ciudadanos se ha convertido en los primeros meses de 2015 en el nuevo partido de moda. Capaz de condicionar el discurso político y sembrar preocupación entre todos sus contrincantes. En todos. Con el CIS todavía otorgándole una intención de voto testimonial, insuficiente para ser un elemento decisorio, otras encuestas sí empiezan a percibir ya a la formación como un actor relevante. Aunque lo cierto es que todavía es un rumor. Un murmullo que representa la ilusión para algunos y una amenaza para otros.

La presentación de sus propuestas económicas han arrojado luz sobre lo que Ciudadanos pretende representar. Regeneración sin ruptura y un equilibrio entre la economía de mercado y el Estado de Bienestar son las dos líneas básicas de su ideario político. Pero conforme su exposición mediática se multiplica, y sus expectativas se incrementan, crecen también los interrogantes. ¿Qué es exactamente Ciudadanos? ¿Y por qué ha generado este furor? ¿Qué supone su irrupción en un tablero político que hasta hace pocos meses considerábamos blindado a los cambios?

La primera respuesta es que Ciudadanos es un hijo de las circunstancias. De la crisis, de la desafección política. Ha sabido ocupar espacios concretos, pulsando las teclas correctas para alcanzar a un electorado huérfano. Lo hizo en su origen regional hace una década presentándose como contrapunto al nacionalismo catalán. Y lo hace ahora en el conjunto de España como nuevo referente de la regeneración democrática. «Se daban las condiciones necesarias. Existía una clara ventana de oportunidad, con la desafección política en máximos históricos», señala Lluis Orriols, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Oxford y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid. Un hartazgo que encontró en los dos partidos tradicionales el blanco de todas sus iras .

Narciso Michavila, presidente de GAD3, coincide en que «la gente está buscando su opción», y no esconde que todo el movimiento demoscópico que estamos viviendo estos meses «depende mucho de los medios de comunicación y de la televisión». Aunque no es suficiente solo con eso. «Por mucho marketing que haya, sin producto no sirve de nada». Pero sobre las cuestiones que explican el ascenso de Ciudadanos, Michavila responde con la pregunta que los ocupados en la cuestión demoscópica llevan haciéndose meses: «¿Qué va a hacer el elector del PP que no está diciendo en las encuestas que se va a quedar en casa?». Votar Ciudadanos parece, en muchos casos, la respuesta a esa pregunta. «Al PSOE no van a ir porque está muy reciente la etapa de Zapatero, es raro que se vayan a Podemos y Vox de momento no es nada. Hay un espacio bueno para Ciudadanos», apunta.

«Ningún líder nace de la nada. Un líder atractivo sin medios de comunicación no va a ninguna parte. Lo mismo sucede al contrario», señala Orriols. La confluencia de los dos factores explica el fenómeno naranja. Pero necesitamos más pistas. ¿Por qué triunfan ellos mientras otros fracasaron? «Pensábamos que IU y UPyD podían capitalizar ese descontento. Pero no lo supieron aprovechar. Eran percibidos como parte del problema». UPyD parece sin lugar a dudas el gran damnificado, previsiblemente arrasado por el aire nuevo de un partido que, paradoja, tiene su germen antes que el partido magenta. «Todo lo que está pasando está vinculado a los liderazgos. Rosa Díez no podía ser la cara si lo que se imponía era el discurso anti establishment. UPyD podía haber tenido credibilidad si ella hubiese dado un paso atrás».

¿De izquieras o de derechas?

Tras la presentación de su programa económico, el partido ha comenzado a aportar las primeras pistas sobre su ideario político, ya que hasta ahora se movían entre el discurso contra el nacionalismo catalán y las demandas de regeneración. Pero faltaban detalles. Sus primeras propuestas de corte económico ya avanzan muchas más cosas, con guiños a los dos lados del electorado y con propuestas, como el contrato único o la mochila austriaca, que hasta ahora no contaban con mucha receptividad más allá de los círculos académicos. «Si es de izquierdas o de derechas no es tan relevante para explicar su crecimiento. Lo que ha hecho es romper la lógica partidista. Pero si ves su ideario creo que es centro genuino con muchos elementos de centro izquierda», señala Orriols. Su desarrollo en Cataluña le hizo crecer de centro a derecha, mientras que en el resto de España pretende hacerlo de derecha hacia el centro. «Allí lo perciben de derechas, pero a quien más votos ha robado ha sido al PSC» .

Pero parece que a nivel nacional su principal caladero de votos está más escorado a la derecha. «Existe una gran desafección en la derecha que no estaba atendida, y eso le hace crecer por ahí. Además, con Podemos, la izquierda ya ha encontrado su elemento para expresar su desaire», apunta Lluis Orriols. «A los que va a hacer más daño es a UPyD y al PP. En la formación magenta deberían estar preocupados por su propia supervivencia. Y en el PP porque ya les ha surgido un competidor».

En ese sentido el criterio es unánime. «A quien más daño le hace es al PP claramente», apunta Michavila. Lo mismo opina José Ramón Montero, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, que incluye a la formación de Rosa Díez como gran perdedor: «Lo de UPyD ha sido una ceguera tremenda» .

Sin embargo, considera que «el dato más relevante» es que por primera vez desde 1993 el PP tendrá un competidor en su franja. «Se va a romper su monopolio en el centro derecha. Y eso debería hacerles estar preocupados por el equilibrio en toda su gama ideológica». No obstante Montero opina que Ciudadanos todavía está buscando lo que quiere ser. «Han lanzado el mensaje económico. Tienen que evitar las contradicciones ideológicas que se perciben cuando escuchas lo que dicen algunos de sus militantes. Pero mi impresión es que se puede definir como un centro derecha liberal-laico», apunta.

«Ciudadanos es una opción, al menos de momento, que puede conectar con votantes del ámbito de la izquierda, de la derecha y del centro, por lo que sus expectativas son muy buenas», señala Daniel Ureña, Socio-Director de MAS Consulting Group España.

Ciudadanos y Podemos, nueva batalla

Los dos son hijos de la desafección con los partidos tradicionales y del hartazgo con el bipartidismo. Tanto Podemos como Ciudadanos han conseguido trasladar la discusión del eje tradicional izquierda/ derecha a favor de un debate entre los nuevo y lo viejo. Algo que, en opinión de Lluis Orriols no es algo inusual. «Que los partidos nuevos quieran alejarse del eje izquierda/derecha es más viejo que el Avecrem», señala. Sus caladeros de votos parecen distintos, pero esa franja de votantes que se ha convencido de dar un escarmiento tanto al PP como al PSOE es su objetivo. Podemos pretendía capitalizar el voto del cambio, pero ahora ya tiene un rival en ese objetivo . PP contra PSOE, PSOE contra Podemos, Podemos contra PP, PP contra Ciudadanos y Ciudadanos contra Podemos. En parejas, pero todos contra todos.

El planteamiento de Albert Rivera de mantener un debate con Pablo Iglesias ejemplifica esa nueva estrategia. «A Podemos le interesa la batalla con el PP, porque contra Ciudadanos no le vale lo de la casta y está obligado a hablar de proyecto, y en eso puede salir muy mal parado», señala Lluis Orriols. El profesor de la UC3M piensa que a Rivera le puede ayudar buscar ese cara a cara. «Podemos tiene que gestionar ya una estrategia defensiva. Mientras Ciudadanos está ahora mismo en fase ofensiva». Respecto al descenso que podría experimentar Podemos , reflejado ya en algunas encuestas, Orriols estima que desde luego «crecer más es difícil», pero sí piensa que Podemos va a aguantar. No obstante, sí ve factible que Ciudadanos arrebate a Podemos ese «voto del cambio» que mucha gente quiere ejercer en las próximas elecciones.

Lo que parece es que su potencial va a hacer que muchos votantes que habían apuntado a Podemos ahora descubran que se encuentran más cómodos en Ciudadanos. Así lo cree también José Ramón Montero. «Ciudadanos es un fenómeno a la sombra de Podemos». La formación de Iglesias abrió el camino a la posibilidad de votar a nuevos partidos y ahora Ciudadanos aprovecha la mejor receptividad hacia los nuevos actores. Muchos piensan «yo me voy de mi partido pero no me voy a Podemos», señala Montero. «Si pelea contra Podemos va a ganar en visibilidad y muchos se van a dar cuenta de que el suyo realmente es Rivera»

«Ciudadanos tiene muy atado el discurso. Rivera lo está haciendo fantástico», señala Michavila. «Buscar el enfrentamiento con Podemos es muy acertado. Iglesias no quiere poner a Rivera a su altura porque por el momento está por delante y tiene las de perder. Además, creo que en un debate Rivera le ganaría. Aunque el líder de Podemos es una persona muy instruida, el presidente de Ciudadanos es mejor orador». El presidente de GAD3 es de los más contundentes respecto al futuro que le espera a la formación de Pablo Iglesias: « Va a sorprender la bajada tan rápida de Podemos . Están pinchando de forma clarísima».

«A Podemos le va a pasar factura tensar tanto la cuerda. Pretender la centralidad para gobernar cuando sus orígenes están claramente en la izquierda». Ni es creíble, ni fácilmente manejable. «El desgaste viene de querer contentar a todo el mundo. La sensación es que Podemos está bajando de forma acelerada y Ciudadanos subiendo mucho».

Lo mismo opina Daniel Ureña: «Albert Rivera y Ciudadanos están viviendo un momento de auge que hace que los medios de comunicación tengan mucho interés en contar con ellos . Deberían aprovecharlo para marcar distancias frente a los otros candidatos. En este sentido, el plantear un debate con Pablo Iglesias, que era el favorito de muchos medios hasta hace bien poco, les beneficia». Podemos pretendió copar la centralidad política, y cuando muchos votantes se sintieron representados o afines a ese escenario surge un actor que representa como más credibilidad el centro genuino. «Es muy complicado que Podemos cope el centro porque sus dirigentes, su discurso y sus propuestas están más cerca de la extrema izquierda que del centro», señala Ureña.

Un liderazgo muy marcado

Pocos dudan de que Albert Rivera es el principal activo de Ciudadanos. Él y su fraternal ligazón con los medios de comunicación, especialmente con la televisión. Un extremo que puede pasar factura si comienza a relacionarse el partido con una estructura de hiperliderazgo. «Su imagen joven, fresca y dinámica, junto con su gran capacidad de comunicación son una parte fundamental del auge de Ciudadanos», señala Daniel Ureña. Estamos en unos momentos en los que los líderes importan más que los partidos , lo que hace que la gente preste más atención a las personas que a las siglas. Puede ser un arma de doble filo en el sentido de que necesitan contar con buenos cuadros y buenos candidatos allá donde se presenten. No pueden sostenerse únicamente en la figura principal. «Deben trabajar en construir una estructura que sea coherente con su discurso, con gente nueva, sin conexiones política previas y con perfiles del ámbito profesional», apunta Ureña.

Desde 2006 han ido subiendo poco a poco con un discurso que al principio les costaba introducir en los medios, pero paso a paso lo están consiguiendo. Han sabido posicionarse como una tercera vía frente a los partidos tradicionales. Han aprovechado muy bien su exposición mediática y los medios han facilitado especialmente en los últimos meses esta presencia.

Esa falta de cuadros es el hándicap de todo partido nuevo. « Los candidatos para Madrid son buenos , cumplen con ese perfil de juventud y de ser profesionales independientes. Pero su problema va a ser las candidaturas en sitios pequeños, pueden contar con gente que viene de otros partidos y que ha estado toda la vida en política y entonces el mensaje de novedad se quebraría», apunta el presidente de GAD3. «Puede ser un partido que sirva para limpiar, pero si no logra institucionalizar, Ciudadanos puede ser flor de una década». La pregunta sigue siendo la misma: ¿Qué hay detrás de Albert Rivera?

El gran escollo de la barrera electoral

Aunque se suele mencionar a la fórmula D’Hondt como el elemento que corrige la proporcionalidad, esta función corresponde a las circunscripciones. De cara a las elecciones generales, estas se determinan por las provincias, más Ceuta y Melilla. Cada una reparte un número de diputados en función de la población. Y aquellos que reparten menos escaños ponen más difícil el acceso al partido que quede tercero o cuarto, aunque tenga un porcentaje de voto que en las circunscripciones grandes le habría otorgado un buen puñado de diputados. En esta entrevista el profesor Pablo Simón explicaba , entre muchas otras cosas, que las circunscripciones que reparten menos de siete escaños son las que experimentan esta realidad.

Actualmente hay 35 circunscripciones que reparten menos de siete escaños, y que en total suman 147 diputados, el 42% del Congreso. Algo que dificulta, y en algunos casos imposibilita, que el partido que quede tercero o cuarto en una circunscripción pueda ver traducidos sus votos en escaños. Esa es la tesitura en la que se encuentra Ciudadanos, y que es sin duda su gran reto. Si no lo supera podría convertirse en un partido con buenos resultados en las circunscripciones grandes pero sin la traducción en escaños que le permitirían ser decisivo a la hora de formar Gobierno en un Parlamento fragmentado y en el que ningún partido estará cerca de la mayoría absoluta.

José Ramón Montero alerta sobre las encuestas: «Más de un 30% de la gente todavía no ha decidido su voto. En un escenario de tanta volatilidad eso hace las encuestas menos fiables», y corrobora ese factor electoral que es a día de hoy el gran hándicap de la formación: «Ciudadanos es pequeño y su porcentaje de escaños puede ser bastante inferior al de votos»

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