«Las operaciones inmobiliarias se pagaban con el dinero de la droga»
ABC desvela las confesiones de los «arrepentidos» que relatan cómo llegó y cómo actúa la Camorra en España
PABLO MUÑOZ/CRUZ MORCILLO
La Camorra, una de las mayores multinacionales del crimen, se asentó en España a finales de los 80. Dos de sus clanes más poderosos, el de los Nuvoletta y el de los Polverino, este surgido en el seno del anterior, abrieron sucursal en España, en ... especial en Tenerife. Ahora la Fiscalía Anticorrupción acaba de presentar el escrito de acusación contra 22 de sus miembros, entre ellos el capo Giuseppe Polverino, detenido por la Guardia Civil el 6 de marzo de 2012 en Jerez. Les acusa de asociación ilícita, blanqueo y tenencia ilícita de armas. La investigación, en la que la Policía ha jugado también un papel clave, ha contado con un arma letal: la declaración de «arrepentidos». A través de ellos se ha podido conocer cómo llegó y cómo actúa esta mafia en España. ABC ha tenido acceso a sus testimonios.
«Las inversiones en España comenzaron en 1990 -relataba el 21 de noviembre de 2011 un «pentito» (arrepentido, en italiano) que había ocupado puestos de responsabilidad en los dos clanes)-. De hecho, algunos miembros del entonces clan de los Nuvoletta (...) decidieron aprovechar las oportunidades de inversión en Tenerife que habían sido planteadas por Pietro Nocera y Giuseppe Felaco. Estos últimos eran miembros del clan de los Polverino (Felaco, ya fallecido, su jefe máximo) y nos hicieron la propuesta de invertir algunas ganancias ilícitas (...) en Tenerife. Se trataba de realizar inversiones inmobiliarias, en concreto en la construcción de apartahoteles dotados de todas las comodidades. Para decidir si se hacían y cómo efectuar estas inversiones se realizaron varias reuniones en las que participaron Giuseppe Polverino, Armando Orlando (jefe del grupo del mismo nombre, que actuaba a la sombra de los Nuvoletta) Pietro Noccera, Giuseppe Felaco y yo mismo, entre otros».
«En España e Italia»
Añadió que «el capital que se invertía en Tenerife procedía sustancialmente de las parcelaciones ilegales y la posterior construcción de auténticos centros residenciales que el clan realizaba en nuestro territorio (se refiere a Marano, en Nápoles)».
El 3 de noviembre de 2010, otro «arrepentido» se había referido a esta última cuestión: «La operatividad del clan Nuvoletta, sobre todo en los 80, se extendía tanto por el territorio español como por el italiano, ya que, en España, estaban los que se encargaban del aprovisionamiento de la droga y en Italia se comercializaba y se realizaban todas las actividades ilícitas como extorsión, usura (...) A pesar de que los Polverino tenían una gran actividad con el tráfico de droga en España, no habían logrado introducirse en el sector de las inversiones en dicho país. En aquel momento (hasta 2000), solo el clan Nuvoletta había logrado crear un espacio operativo-empresarial (...) Los Polverino empezaron sistemáticamente a amenazar a miembros de otros grupos mafiosos ya instalados en España para hacerse un espacio propio».
El primero de los «pentiti» citados descubrió además a los investigadores el modus operandi de la Camorra en nuestro país: «El clan Polverino tenía el monopolio de la importación de hachís desde España, gestionando principalmente el mercado de Marano y Quarto, pero también en otras regiones de Italia. El dinero para financiar el tráfico de droga se llevaba materialmente a España a bordo de coches conducidos por miembros del clan dentro de los correspondientes compartimentos. Se metían billetes de 500 euros en bolsas al vacío por un total que variaba entre el millón y medio y los dos millones. En relación con el capital utilizado en las inversiones empresariales, este llegaba de una forma parecida, a bordo de coches. Dicho dinero se invertía tanto en Cataluña como en Tenerife y nunca llegaba a través de transferencias bancarias».
Aún hay más: el 22 de enero de 2010 un tercer «arrepentido», que tenía un papel clave en la organización criminal, siguió proporcionado detalles de las actividades de narcotráfico de la Camorra en nuestro país: «Desde aquel momento, o sea, desde principios de los 90, el clan Polverino tenía el monopolio de la importación de hachís desde España. Tanto era así, que los otros grupos criminales, aunque potentes, me compraban el hachís precisamente a mí mientras éramos nosotros quienes gestionábamos las entregas (...) En aquel entonces revendíamos el hachís a los otros clanes a 5.000.000 de liras el kilo, duplicando nuestra inversión».
Inversiones
Tres días más tarde, el «pentito» daba más detalles: «Giuseppe Polverino se rodeó de personajes hábiles en el campo del empresariado a través de los que invertir las grandes sumas de dinero derivados del tráfico de drogas y de las extorsiones».
Este mismo individuo, cuyo testimonio es uno de los más relevantes con los que cuenta la Fiscalía Anticorrupción, añade: «Al principio, las inversiones de Giuseppe Felaco se efectuaban por cuenta del clan Nuvoletta, pero a partir de 2006 todas sus inversiones eran de Giuseppe Polverino, que lo seguía todo a través de Raffaele Spasiano (uno de sus hombres de confianza). Felaco aconsejaba personalmente a Polverino acerca del tipo de inversiones que había que realizar en Canarias. Felaco participaba en la inversión con una cuota propia y una ganancia porcentual. El dinero que hacía falta para las inversiones, si la cifra se podía justificar, se transfería por cuenta bancaria -del orden de 5.000 a 7.000 euros al día hasta llegar a la suma debida-, pero si la cantidad era muy importante y había urgencia se enviaba a bordo de vehículos en los correspondientes escondites conducidos por personas de confianza. Escuché que Felaco controlaba una entidad bancaria en Canarias, pero no sé cual».
Partidas de póquer
En cuanto a la vida diaria de los mimiembros del clan en España, las investigaciones revelaron que los cabecillas a menudo están ocupados con interminables partidas de póquer en las que se apuestan cifras mareantes. A algunos, como a Liugi Felaco, hijo de Giuseppe y mano derecha de su padre, se le despreciaba por su afición al alcohol y a las drogas. Y por supuesto, de cara al exterior no hacían ostentación de dinero para no ser tan visibles.
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