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Amy Martin vuelve a hacer caja

La mujer que facturó artículos por más de 50.000 euros a la Fundación Ideas del PSOE, haciéndo caer a la institución y a su marido, que era el director, vuelve con una novela de detectives

Amy Martin vuelve a hacer caja

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Saltó a la fama hace un año por sus desorbitados honorarios periodísticos y ahora quiere recuperar aquella efímera notoriedad persiguiendo un manuscrito de incalculable valor. Amy Martin resucita dispuesta a seguir haciendo caja. La escritora y guionista Irene Zoe Alameda, que se ocultó durante años bajo el alias de Amy Martin, ha desempolvado para la literatura el mismo personaje con el que facturó artículos por más de 50.000 euros a la Fundación Ideas del PSOE. Dinero que, tras descubrirse el pastel, tuvo que devolver religiosamente .

Alameda presentó ayer su nueva novela, que en realidad lleva ya dos meses en la librería, coincidiendo casi milimétricamente con la misma fecha en la que hace un año se empezó a cavar la tumba de aquel «think tank» creado por José Luis Rodríguez Zapatero como «laboratorio de ideas» del PSOE, ahora ya desmantelado.

Todo comenzó cundo se supo que la articulista probablemente mejor pagada del país no existía . Al día siguiente, en un giro inesperado de los acontecimientos, la mujer del entonces director de la Fundación, Carlos Mulas, confesaba ser la cronista fantasma. Mulas fue fulminantemente defenestrado de su cargo y, poco después, expulsado del PSOE.

Pero ella, haciendo de la necesidad virtud, ha decidido aprovechar el tirón de su alter ego ficticio para recubrir con una pátina de morbo su último trabajo literario, titulado «WA. Últimos días de Warla Alkman», pese a que ella insistió ayer en que Amy Martin ya salía en este libro antes de que se conociera que ambas eran la misma persona.

Una parodia de la novela negra dentro del mundo literario, según definió la propia autora, en cuya opinión estas páginas pueden hacer «gozar» tanto a los amantes de las historias de detectives como a quien esté haciendo un doctorado sobre literatura. Juega además con el conflicto de la identidad en un momento en el que mucha gente tiene una identidad pública en las redes sociales distinta a la privada.

Con la misma creatividad de la que hizo gala para escribir sobre el cine en África o la felicidad para la Fundación Ideas, Zoe Alameda cuenta la historia de un manuscrito que ha caído en manos de Amy Martin, «la autora de best-sellers más importante del momento», nombre bajo el cual se esconde Warla Alkman, una mujer completamente desconocida para todo el mundo.

Martin, que llegó a firmar artículos a 3.000 euros la pieza, es la protagonista ahora de esta novela que, según la editorial Edhasa, marca un nuevo género literario, el puramente digital, en un cóctel que mezcla el teatro dialogado y la narración de aventuras, con poesía, vídeos, imágenes, dibujos o canciones.

Ayer la autora confesó que le hubiera gustado que nunca se descubriera la verdadera identidad de Amy Martin hasta que ella la revelara en su testamento. No obstante, y en vista de que no ha sido posible, confía en que su creación se abra camino por sí misma.

Otro que puede volver por la puerta grande es Carlos Mulas, que, de confluir una serie de circunstancias, podría estar sentado dentro de unos meses en el Congreso de los Diputados. Mulas iba en la lista del PSOE por Madrid en las últimas elecciones generales y obtendría un escaño en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo si Elena Valenciano y Valeriano Gómez, por ejemplo, fueran elegidos eurodiputados en las elecciones europeas de mayo. Si llegaran a presentarse, claro. Pero esa es otra historia.

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